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miércoles, 2 de enero de 2019

ESCLARECER EJECUCIONES "IMPUNES" DEMORARIA 124 AÑOS y "NO HAN EMPEZADO"...las nuevas rebasan a las "viejas" y nuevas se vuelven viejas.

Hace años que Laura dejó de contar muertos. “Ya los dejamos pasar”, según dice. Es solo otro más.

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Laura es policía de investigación en la Fiscalía de Homicidios de Nuevo León. Su misión, se supone, es recabar las pruebas que permitan esclarecer un crimen y detener al culpable. Es una detective.
“Pero he llegado a tener cinco homicidios por día y la investigación requiere tiempo, así que se van quedando”.
Ella nunca tuvo capacitación sobre cómo indagar un asesinato. Ni siquiera necesitó años de experiencia o algún estudio especial, como se pide en Estados Unidos o Canadá. “Basta con que ahí te pongan, como pasó conmigo”, reconoce.
Ella gasta buena parte de su semana en escribir “memos” para que le compren gasolina o una refacción para su patrulla o en buscar militares para que le vendan municiones que sobren de algún decomiso. También va a Office Depot a comprar hojas, plumas o papel carbón que necesita para escribir sus informes o quizá toner para la impresora. “No siempre hay recurso para comprarlo así que también ahí andamos mendigando toner para poder imprimir o agitándolo a ver si sale algo”.
Y en medio de todo esto, intenta atender tanto los casos que se le acumulan como los nuevos homicidios que le asignan.
“No se archivan ni se cierran (los casos), pero no hay ninguna diligencia. Solo el informe de los hechos y la identificación del muerto… y así se quedan”, reconoce Laura.
No por nada esclarecer un homicidio en México es una excepción y no la regla. En Nuevo León, la tierra de Laura, como sucede en otros 26 estados, 9 de cada 10 crímenes quedan impunes.
Laura (alias para proteger su identidad) dice que no recuerda los homicidios que le han asignado y que quedaron impunes. Las estadísticas pueden ayudarle: según los datos oficiales, si contamos los 6.237 homicidios pendientes de resolver en Nuevo León, ocurridos entre 2010 y 2016, y los juntamos con los 98 policías de investigación adscritos a homicidios, veríamos que a cada uno le tocarían 64 homicidios por investigar.
En Guerrero, con el mismo ejercicio, a cada uno de los policías de homicidios le tocaría investigar más de 1.000 homicidios que siguen impunes.
El promedio nacional es de 102 crímenes sin respuesta para cada policía de investigación.
Solo de 2010 a 2016 fueron asesinadas 154.557 personas en México y en 94,8 por ciento de esos casos no hay un culpable sentenciado, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
En 27 de 32 estados el porcentaje de casos que no terminan con un responsable sentenciado supera 90 por ciento. Solo se “salvan” Jalisco con 88.9 por ciento de casos no resueltos, Ciudad de México con 76,5 por ciento y Yucatán con 56.6 por ciento, entre otros estados.
Esto significa que nuestro país tiene una tasa de 5 sentencias por cada 100 víctimas de homicidio, cuando en el continente americano la tasa promedio es de 24 por cada 100 víctimas. En Asia son 48 y en Europa 81, según datos de la ONU.
Y estos números no se justifican por falta de dinero. En México, el presupuesto para seguridad interna ha aumentado un promedio de $2.000 millones cada año. De 2008 a 2015 pasó de $27.000 a $43.000 millones.
Entrevistas con más de 60 funcionarios de una decena de estados y con víctimas y abogados, además de una revisión de los equipos con que cuentan los peritos, las herramientas de la policía, diversos procesos penales, expedientes y recomendaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, desnudan las causas que dan como resultado estos niveles de impunidad.
Hay lugares, por ejemplo, donde el dinero no llega y faltan desde ambulancias forenses para trasladar cuerpos, hasta morgues y laboratorios para estudiarlos. En otros sitios el dinero llega, pero se desperdicia en comprar equipos que no se utilizan.
La capacitación de policías y agentes también es prácticamente nula. En casi 95 por ciento de los municipios se carece de una fuerza policial capacitada aunque sea para resguardar la escena del crimen, según la información de INEGI.
Y hay más problemas. Los fiscales y policías entrevistados revelan que no existe un protocolo homologado obligatorio que diga cómo investigar un homicidio y la mitad de los estados no tiene fiscalías especializadas que lo hagan.
Peor: hay casos que sí se investigan, pero donde no importa buscar la verdad, sino detener a quien sea, aunque no sea culpable. Lo resultados se miden por detenidos y eso lleva a que encarcelen inocentes.

Las fallas en el proceso de investigación

En México, el proceso para investigar un homicidio involucra a los policías preventivos, de investigación, peritos y agentes del ministerio público.
En el caso de los fiscales, los datos oficiales dicen que si dividiéramos los asesinatos sin respuesta de 2010 a 2016 y el número de fiscales de homicidios en el país, a cada uno le tocarían 227 casos en promedio. Y si consideramos que cada agente del ministerio público consigue resolver apenas 1.8 casos al año, como arroja el cruce de los datos de INEGI con el estado de fuerza reportado en cada entidad, se necesitarían 124 años para acabar con el rezago.
Pero ese es solo un promedio nacional.
En Guerrero, una de las entidades con mayores tasas de homicidio, cada agente tendría en promedio 906 casos pendientes.
Otro promedio nacional: cada fiscal de homicidios en México tiene menos de dos policías de investigación para ayudar a investigar.
¿Ayudaría a dichos fiscales tener más detectives para resolver con mayor rapidez los casos? Laura dice que sí, sobretodo si se toma en cuenta que, por ejemplo, en Nuevo León hay 1.600 policías de investigación pero menos de 100 dedicados a homicidio. Y eso sin contar —según Laura— los que están asignados como escoltas de mandos y funcionarios.
Samuel Castillejos, exfiscal de Oaxaca, dice que en su estado han llegado a tener 300 órdenes de aprehensión por casos de homicidio no ejecutadas porque no hay quién lo haga.
¿Cuánto ganan quienes tienen la responsabilidad de esclarecer homicidios? Para los agentes del MP, el salario promedio en el país es de $22.000.
Los policías de investigación tienen un salario promedio, en 20 estados revisados, de $13.963 (US$979).
Comparado con otros países tenemos detectives mal pagados. En Brasil, por ejemplo, los agentes ganan más del doble que los mexicanos (US$2.285 al mes por US$979 que perciben en nuestro país) y en Estados Unidos ganan nueve veces más (US$8.650).
Un dato no menor: Laura aclara que, aunque en Nuevo León el sueldo del policía —$21 mil— es mayor a otros estados, tienen que poner de su bolsa para compensar carencias que enfrentan como falta de balas o de gasolina para sus autos.
El fiscal mexiquense Gutiérrez González calcula que varios de sus compañeros gastan hasta la mitad de su salario en transporte o gasolina para sus autos y en otras carencias materiales que tienen en sus agencias.
Pero si ésta es la situación de los fiscales, los policías preventivos están peor.
Ellos no investigan los homicidios, pero sí tienen una función considerada vital para la resolución de un caso, según el Código Nacional Penal: resguardar la escena de un crimen para que la evidencia no se pierda.
Y de esos policías nos faltan, al menos, el doble. Según el informe Modelo Óptimo de la Función Policial, México debería tener una tasa de 1.8 policías estatales por 100.000 habitantes para estar al nivel de promedios internacionales, pero apenas tiene 0.8.
En promedio, México tiene ocho policías preventivos para reaccionar por cada homicidio y cuidar el lugar de la evidencia, pero hay contrastes: en Yucatán —el estado con menor impunidad— tienen un promedio de 81 policías para reaccionar por cada homicidio, mientras que en Colima o Guerrero hay dos.
Bernardo León Olea, jefe de la policía de Morelia, dice que reclutar nuevos policías no es sencillo y una de las razones es el sueldo. Datos de INEGI señalan que 40 por ciento de los policías ganan entre $5.000 y $10.000.
Pero en realidad uno de cada cinco policías municipales en el país ganan menos de $5.000 mensuales. Hay 4.900 policías municipales que no perciben siquiera un sueldo fijo.
¿Y la capacitación? De acuerdo con la Secretaría de Gobernación todos los policías locales recibieron un taller de 40 horas para saber cómo resguardar la escena de un crimen, pero esto contrasta con los datos oficiales de INEGI, que revelan que solo 135 de los 2.463 municipios del país cuentan con una policía local con las capacidades suficientes para “preservar el lugar de los hechos”.
Una jueza en Nuevo León, entrevistada para este reportaje, cuenta que de los casos que ha recibido en los últimos dos años, 70 por ciento se caen en la fase inicial —ni siquiera llegan al juicio— por errores cometidos en la escena del crimen que deberían haber resguardado los policías.

Ni peritos, ni morgues

En la investigación de un homicidio el rol de los peritos es clave, explica Héctor Hawley, perito criminalista de Ciudad Juárez. “Nuestro trabajo es establecer la verdad histórica científica de un hecho. Se trata de buscar la relación que existe entre la escena del crimen, el agresor y la víctima con evidencias”.
El problema es que no hay peritos suficientes.
Tuxtepec, la segunda ciudad más poblada de Oaxaca, es un ejemplo. El cuerpo de la señora Avelina García estuvo dos horas tendido en el suelo de un bar sin que se pudiera hacer nada, porque solo hay dos peritos en criminalística, uno de ellos que en realidad estudió arquitectura. Y ambos en ese momento estaban en otra emergencia en una localidad contigua.
Además, el cuerpo lo tendría que haber recogido un perito en medicina de campo, que es el experto indicado para analizar su posición y características. Pero no hay en Tuxtepec, por lo que el levantamiento del cadáver lo hacen los empleados de la funeraria Triunfo, sin trajes especiales o botas para no contaminar la escena, y sin bolsas especiales para preservar el cuerpo y protegerse también ellos.
El cadáver de Avelina García fue llevado al panteón municipal porque en Tuxtepec tampoco hay una morgue para la necropsia de los cuerpos.
Sergio Palacios, coordinador de balística forense de Guadalajara, asegura que requieren el “doble de plazas”.
Según los datos oficiales, mientras Ciudad de México tiene un promedio de 9 homicidios nuevos por año por cada perito criminalista y 23 casos nuevos por perito químico, en Guerrero el promedio es de 51 homicidios por criminalista y 115 casos por perito químico.
“Mi agencia no tiene un médico legista, no tiene un perito en criminalística, no tiene instalaciones para poder atender a una mujer lesionada, carecemos de absolutamente todo. Ahí, en esa agencia, yo soy agente del MP, y el que recoge la basura. No hay nadie más que yo”, dice Gabriel Gutiérrez, el agente del MP mexiquense.
fuente.-




1 comentario:

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