Durante casi tres meses, un jurado de Nueva York ha escuchado a 54 personas prestar testimonio contra el capo mexicano El Chapo Guzmán. También ha oído su voz en conversaciones telefónicas con socios y amantes, y leído mensajes de texto y cartas suyas que lo incriminan.
El juicio, que está en su recta final, ha ofrecido un fascinante viaje al interior de uno de los mayores y más violentos carteles de la droga, un drama con un casting impresionante: sus verdaderos protagonistas, la mayoría encarcelados en Estados Unidos.
A continuación, un resumen de la evidencia más dañina para Joaquín El Chapo Guzmán, de 61 años, exjefe del cartel de Sinaloa, acusado de traficar más de 155 toneladas de cocaína, heroína, metanfetaminas y marihuana a Estados Unidos durante un cuarto de siglo. Según exnarcos, todo bajo la vista gorda de policías, militares y altos funcionarios mexicanos, incluidos presidentes.
Si El Chapo es hallado culpable, posiblemente pasará el resto de su vida tras las rejas.
Grabaciones
Gracias a la colaboración del joven colombiano Christian Rodríguez, jefe de comunicaciones de El Chapo, el gobierno estadounidense interceptó hasta 200 conversaciones del capo con socios, sicarios y oficiales mexicanos corruptos. El jurado pudo escuchar, por ejemplo, a El Chapo negociando en 2010 con un integrante de la guerrilla colombiana de las FARC el envío de seis toneladas de cocaína de Ecuador a México.
Espionaje
Con la ayuda de Rodríguez, el gobierno interceptó mensajes de texto cifrados entre El Chapo y sus allegados, enviados por Blackberries a través de los cuales el capo espiaba a sus socios y mujeres. El jurado leyó varios, incluido uno en el cual discute con su amante y socia “la Fiera” la creación de dos compañías en Alemania y Ecuador para exportar droga a “Europa, Canadá, Australia y también a Estados Unidos”, así como la compra de 700 kg de cocaína en Belice de una pureza de 95-97%.
El traficante en EU
Pedro Flores, un traficante de Chicago, contó que él y su hermano mellizo Margarito recibieron 38 toneladas de cocaína El Chapo y del Mayo Zambada de 2005 a 2008, que vendieron en Estados Unidos por 800 millones de dólares, así como 200 kg de heroína por unos 10 millones.
Tras comenzar a cooperar con el gobierno, grabaron a escondidas decenas de conversaciones con El Chapo, incluida una de 2008 en la cual Pedro negocia con el capo el precio de 20 kilos de heroína.
El contador
El contador de El Chapo y jefe del cartel de Sinaloa en Ciudad de México, Jesús “Rey” Zambada, hermano del colíder del cartel de Sinaloa Ismael “Mayo” Zambada, contó al jurado cómo El Chapo compraba cocaína colombiana a 3 mil dólares el kilo y la vendía en Nueva York a 35 mil. “El 100%” de la droga -entre 80 y 100 toneladas anuales- se enviaba a Estados Unidos, aseguró.
El gerente
El expiloto y exgerente de El Chapo Miguel Ángel “Gordo” Martínez contó que el capo recibía “casi cada mes” hasta tres aviones llenos de dinero de la venta de drogas en Estados Unidos, cada uno con hasta 10 millones de dólares.
También contó cómo El Chapo se asociaba con colombianos para financiar cargamentos de hasta 14 toneladas de cocaína en barcos atuneros y mercantes que se encontraban en aguas internacionales con embarcaciones del mexicano. Dijo que entre 1990 y 1993 importaron entre 25 y 30 toneladas de cocaína por año.
Los proveedores colombianos
Uno de los mayores proveedores colombianos de cocaína del Chapo, Juan Carlos “Chupeta” Ramírez, exlíder del cartel del Norte del Valle, contó cómo con la ayuda del Chapo pudo exportar más de 400 toneladas de cocaína a Estados Unidos desde 1989 hasta 2007.
El Chupeta contó que, en su primera cita, acordaron el envío a Sinaloa de cinco aviones suyos con unos 4 mil kg. Para trasladar la droga de México a Estados Unidos, el Chapo cobraba al Chupeta en cocaína, quedándose con un 40%.
Tras el arresto del Chupeta, el Chapo pasó a trabajar con el cartel colombiano de los Cifuentes. Comenzaron con vuelos de 400 kg de cocaína, pero terminaron con envíos mayores en barcos, desde Ecuador a Sinaloa, por el Pacífico, facilitados por las FARC, contó al jurado el exlíder del cartel Jorge Cifuentes.
El sicario
Un exsicario del Chapo, Isaías Valdez Ríos, alias “Memín”, aseguró que vio al propio Chapo torturar y ejecutar a tres narcos rivales. A uno de ellos lo enterraron vivo después de que el Chapo le disparó, a otros dos los molió a palos antes de ejecutarlos y lanzarlos a una hoguera.
Aunque el Chapo no está acusado de asesinato, este macabro testimonio -el más gráfico de todo el juicio- puede sellar su suerte.
Varios testigos dijeron también que vieron a El Chapo ordenar secuestros y asesinatos de rivales y policías que no se corrompían. Contaron que el Chapo era protegido constantemente por hasta un centenar de sicarios que llevaban pistolas, rifles AK47, AR15 y M16, bazucas, granadas y lanzacohetes.
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