El miedo viene de la oscuridad. De no ver. De no entender. De imaginar que esa oscuridad está habitada por monstruos. Y vaya que llevamos semanas alimentando el temor por lo que hará el próximo gobierno en materia de seguridad. Esto sin consulta previa. Y ahora, para pone.
Es decir, sin el apoyo de la visualización de una realidad que hemos padecido.
¿Hacia dónde vamos? ¿Hacia dónde nos va a conducir el gobierno encabezado por López Obrador en el tema de seguridad?
Porque la suma de declaraciones, muchas contradictorias a fondo, es para enloquecer a cualquiera.
Baste referirnos al papel de las Fuerzas Armadas, tema tan delicado como brutalmente manoseado en estas semanas, que ha ido de regresarlos a los cuarteles a encabezar el combate a los criminales… pero sin armas. Lo que tiene perplejos a cientos de miles de mexicanos. ¿Criminales tan violentos van a ser “sometidos” por militares convertidos en policías, pero desarmados? Una ecuación no encuentra su cuadratura.
Luego viene lo de la desaparición del Ejército, o de las Fuerzas Armadas… para convertirlos en “Guardia Nacional”… Ejercicio imposible, porque los militares están educados, formados, convencidos de ser soldados. No policías. Nunca policías. Ni le entienden ni saben ni quieren.
¿De qué manera creen que pueden eliminar, borrar de su mente, de su forma de entender la vida, 20 o 40 años de formación castrense? E incluso si pudiesen convencerlos, es obvio que serían muy malos policías, de mal modo, y con una peligrosa e inmensa frustración.
¿Van a cambiar la esencia de las Fuerzas Armadas para convertirlas, contra su propia naturaleza, en un “ejército de paz”? Se antoja una hazaña imposible.
¿Y la Guardia Nacional? ¿Quién, con qué poder, bajo qué subordinación, a quién va a hacer responsable? ¿Los soldados convertidos en miembros de esa “Guardia Nacional” contra su voluntad, van a obedecer a un civil que tal vez ni siquiera entienda los protocolos que para ellos son importantes?
Luego lo de los sueldos. Y los aviones que piensan vender, incluyendo según dicen hasta los de la Fuerza Aérea, con lo que automáticamente desaparecería ésta. Y también tenemos el anuncio de una “Fiscalía para la Paz”, o para las víctimas que entraría en permanente conflicto con el verdadero Fiscal y con el subsecretario de Segob.
¿Seguimos? O mejor nos quedamos con el miedo como tal. ¿Cuántos grupos criminales tenemos, con qué armamento cuentan, dónde y cómo se desempeñan, de qué manera vamos a convencerlos de que se sometan frente a exsoldados vestidos de policías, pero desarmados?
¿O no va a ser así? ¿Es que alguna ya entendió qué va a suceder con el tema de la seguridad el próximo sexenio?
¿Por qué se cancelaron los foros al respecto, es que no se pueden ni escuchar las voces de las víctimas?
Y como si todo esto fuese poco, las declaraciones del General Cienfuegos a favor de legalizar el cultivo de amapola vienen a poner más ruido en este maremágnum sin calificativo…
fuente.-Isabel Arvide
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