Organizaciones colombianas y cárteles mexicanos como los de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación y de los Beltrán Leyvahan ampliado sus redes en los aeropuertos del país para el trasiego de droga y dinero, en acciones que involucran a personal de plataforma, pilotos, elementos de seguridad privada, aduanas, sobrecargos, y en los que también han estado inmiscuidos policías federales.
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Un reporte de la Policía Federal confirma que si bien hay aseguramientos, estos son sólo una pequeña muestra de lo que en realidad se mueve en los vuelos comerciales y en las terminales aéreas.
Reconocieron que lo que han asegurado, en muchas ocasiones son distractores para que pasen cargamentos más grandes. El centro de operación por excelencia para los cárteles de la droga es el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
Para ello, explicaron que las organizaciones criminales han utilizado un sistema de cooptación de mulas entre los mismos pasajeros, pero además en estos movimientos está involucrado personal que labora en las terminales aéreas.
La operación de los cárteles de la droga en esos centros de transportación lleva más de 20 años. Los detenidos han utilizado las aerolíneas Copa Airlines, Iberia, Volaris, Air France, Aeroméxico y Mexicana de Aviación.
De acuerdo con información de la Policía Federal y de la Procuraduría General de la República (PGR), los vuelos provienen principalmente de Perú, Panamá, Colombia, Estados Unidos, Costa Rica, El Salvador y España.
De este modo, el AICM se convierte en el punto de los grupos del narcotráfico para triangular el trasiego de drogas de Centro y Sudamérica hacia Estados Unidos o el continente europeo, principalmente de sustancias como cocaína, heroína, cristal, efedrina, fentanilo y seudoefedrina.
De 2007 a principios de 2016 se realizaron por lo menos 256 aseguramientos de droga en el aeropuerto capitalino.
En el primero de esos años (2007) fueron realizadas 25 operaciones; 46 en 2008, 31 en 2009, 26 en 2010, 25 en 2011, 25 en 2012, 32 en 2013, 33 en 2014, 11 en 2015 y dos en 2016.
Dolor que delata
Abordó el avión en el aeropuerto de Panamá con destino a la Ciudad de México. Todo iba bien hasta que comenzó a sentir un malestar ya en territorio mexicano. Se notaba nervioso, sudaba, no aguantó más el dolor y pidió auxilio a elementos de la Policía Federal; tuvo que confesar que en su estómago traía 41 cápsulas de látex con droga en su interior.
Un mes después, otra mula lo intentó. Ahora era una mujer que había ingerido 22 salchichas rellenas de enervantes, pero el dolor la delató antes de lograr su objetivo.
Así y de otras innovadoras formas es como los cárteles de la droga continúan operando en las terminales aéreas del país.
En agosto de 2016, la Procuraduría General de la República aseguró en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México 100 cartuchos útiles de uso antiaéreo procedente de Estados Unidos, que venían ocultos en cajas de carcasa de autoestéreos.
La carpeta de investigación se abrió luego de saber que, de acuerdo con la guía de embarque, tenían como destino el estado de Michoacán. Meses antes se interceptó un cargamento proveniente de Alemania que contenía dos miras telescópicas de alta precisión, su destino final era Pungarabato, un municipio de Guerrero.
Las líneas de investigación de la Procuraduría General de la República y de la propia Policía Federal apuntan también a elementos de esa dependencia involucrados en las redes que operan para los cárteles de la droga en los aeropuertos del país.
En la averiguación previa AP/970/D/2005, abierta por la procuraduría federal, se confirmó que existía un vínculo entre empleados del AICM con miembros del Cártel de Sinaloa, que en ese año era la organización con mayor control del lugar.
No sólo en la capital
La División de Inteligencia de la Policía Federal realizó una investigación durante un año. En julio de 2012 identificó que parte de su personal adscrito al aeropuerto de la Ciudad de México operaban para el crimen organizado; un año antes se identificó una célula de los Beltrán Leyva dedicada a reclutar mulas para transportar dinero en efectivo con destino final a Colombia.
Los aseguramientos de sustancias prohibidas también se han registrado en otras terminales aéreas del país.
En marzo de 2016, en el Aeropuerto Internacional de Cancún, Quintana Roo, fue detenida una mujer con tres kilogramos de cocaína oculta en un doble fondo de su equipaje.
Apenas el mes pasado, la Policía Federal detuvo a una mujer en la terminal de Guadalajara, Jalisco, quien había ingerido 22 cápsulas con droga. En octubre, en el mismo aeropuerto otra persona fue detenida con 41 cápsulas en su interior.
Para le trasiego de droga también emplean otras formas: en el Aeropuerto Internacional de Tijuana, Baja California, fueron aseguradas dos cruces de madera y yeso en cuyo interior estaban ocultos nueve kilogramos de cristal.
En agosto, en el Aeropuerto de Mérida, Yucatán, elementos de la Policía Federal —apoyados por binomios caninos— detectaron una caja con 25 boquillas para cigarros electrónicos con extracto de aceite de cannabis.
Una mula fue ubicada en la terminal Internacional de Tijuana con un kilo de droga sintética adherida entre sus piernas. Ese mismo mes, en julio de 2017, la Policía Federal detuvo a un pasajero procedente de Panamá, en el aeropuerto de Cancún, ya que en su maleta transportaba cocaína.
Las líneas de investigación de la Policía Federal y de la PGR continúan abiertas y, aunque han realizado distintos aseguramientos, los cargamentos de droga siguen pasando por los aeropuertos mexicanos.
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