Girar una “ficha roja” de Interpol para la captura de un delincuente, generalmente se convertía en una cacería impresionante. El gobierno de Miguel de la Madrid, emitió una contra el que fue el jefe de la policía del DF con José López Portillo, Arturo Durazo, y se cumplió en 3 meses.
En ese mismo sexenio se buscó por todo el mundo al narcotraficante Rafael Caro Quintero y fue detenido en Costa Rica. Ernesto Zedillo emitió otra con el banquero Carlos Cabal Peniche y lo atraparon en Australia.
Estos son sólo algunos ejemplos de esa petición internacional para detener a un “presunto delincuente” y en esos casos fueron exitosos. Sin embargo, con algunos políticos que no han caído en la desgracia de pelearse con el poder, como son los casos de Javier Duarte de Ochoa y César Duarte, exgobernadores de Veracruz y Chihuahua, así como del que fuera dueño de la empresa financiera Ficrea, Rafael Olvera Amezcua, no pasa absolutamente nada, así como Martín Díaz Álvarez, socio de Amado Yáñez en Oceanografía, fue detenido en Miami. Los dos últimos, en el actual sexenio.
En todos los casos, los motivos de la persecución es el dinero “mal habido” por cientos de millones de pesos, la “ficha roja” de Interpol, fue efectiva y contundente. Lograron la captura. Asimismo, en todos los casos son “toneladas” de billetes robados o defraudados, según acusaciones de autoridades locales en los casos de los exgobernadores y de la Secretaría de Hacienda.
Los dos “Duarte”, a pesar de dejar una estela de huellas de su camino, no han sido capturados. Ambos se mantienen prófugos y, por si fuera poco, convierten a la justicia mexicana en el “hazmerreir” de la sociedad que ve la impunidad como el mayor insulto.
Esto nos hace sospechas que la “ficha roja” de Interpol, podría estar manejada por “consigna” política y la decisión de los gobernantes en turno. Por lo menos, la duda se arraiga.
fuente.-Victor Sanchez
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