Grupos criminales ejercen
coerción sobre los carniceros en un mercado al oeste de México para que les compren carne a precios
inflados, y asesinan a quienes no obedezcan, encontró un nuevo informe, que
ilustra una de las muchas maneras como el crimen predatorio pone trabas a la
actividad económica en Latinoamérica.
Los grupos criminales
abastecen la mayor parte de los 60.000 kilos de carne que se vende semanalmente
en un mercado de la ciudad de Chilpancingo, Guerrero, informó El Universal. Los grupos criminales
compran el kilo de carne a 50 pesos mexicanos, y lo venden a los carniceros del
mercado por 60 pesos, lo cual les reporta ganancias de 600.000 pesos mexicanos
(alrededor de US$32.000) por semana.
Uno de los carniceros
declaró a El Universal que los competidores ofrecen precios más bajos que los
grupos criminales, pero que comprar a un competidor conlleva el riesgo de
represalias violentas. Cuatro carniceros cayeron muertos solo en 2016, según El
Universal. Dos proveedores que trabajaban en el mercado también resultaron
muertos en el último año.
La mayoría de los
proveedores cierra sus negocios hacia las 4 p.m, antes de que oscurezca.
Normalmente abrían hasta las 8 p.m, informó El Universal, pero temen más
ataques, y pocos clientes se aventuran a ir de compras en la noche.
Análisis de InSight Crime
Esta fractura del mercado
es común en gran parte de la región. En 2013, el entonces secretario de salud
de México Mercedes Juan López, reveló que el
crimen le cuesta al país hasta 15 por ciento de su PIB anual; en Honduras, esa cifra se estimó en 10 por ciento en 2012. El
Banco Mundial ha identificado los altos índices de violencia como uno de los principales riesgos del crecimiento económico en
la región.
Por supuesto, la
actividad criminal organizada también puede estimular el crecimiento. Cada año
se blanquean en México varios miles de millones de dólares por
medio de empresas legítimas, lo que da pie a la inversión y la actividad
económica. Panamá también se ha beneficiado económicamente con las laxas regulaciones
bancarias que por años permitieron a los narcotraficantes colombianos guardar
en secreto sus ganancias ilícitas.
Pero la actividad
criminal predatoria perjudica las economías, y la extorsión es la reina. Una agremiación en El Salvador estimó que en promedio cada
semana cierran dos microempresas por causa de la extorsión, a
la que el Grupo Internacional de Crisis llamó recientemente la “fuerza vital” de las pandillas callejeras del
país. Un reportaje publicado en 2015 por el diario hondureño La Prensa halló
que El Salvador, Honduras y Guatemala, los países del Triángulo Norte,
pagan más de US$660 millones al año en extorsiones.
Pero el uso y la amenaza
de la violencia no es prerrequisito para su efecto lesivo en la economía. El contrabando es una actividad que mueve miles de millones de dólares al año en
países desde Guatemala hasta Paraguay. Y a comienzos de este año,
organismos de control en Brasil afirmaron que el contrabando le costó al país la pasmosa suma de
US$41 mil millones en pérdidas por ingresos fiscales y pérdidas del sector
privado en 2016.
Fuente.-
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