En Reynosa hubo una batalla, bastante fuerte, con la consecuente quema de comercios y vehículos, con muchas horas entre disparos, con un riesgo inmenso para población, la semana pasada. Y el boletín dijo, como si fuese algo a festejar, que se había “abatido”, es decir matado, asesinado, masacrado, como se quiere utilizar el lenguaje, a dos jefes criminales.
Con esta información, para cualquiera que tenga dudas, quedó aclarado que la misión de la SEMAR es, justamente, “abatir” a criminales al costo que sea. No detener sino abatir.
Esto implica disparar contra civiles.
No importa que digan, siempre, siempre se dice lo mismo, que fueron ellos, los marinos quienes fueron atacados y tuvieron que “repeler” el ataque, no es justificación suficiente, no lo ha sido, no lo será. Hay un tema legal pendiente para todos, con mayor razón porque no han conseguido que se dictada una Ley que los proteja de estos ataques contra civiles.
Quienes lo hacen son marinos que obedecen órdenes superiores.
Alguien, un jefe, da la orden de disparar a matar… perdón de “repeler ataques hasta abatir. Los presuntos criminales, eso dicen las leyes criminales que son presuntos, que un juez debe dictaminar si son culpables o no, son vistos como enemigos.
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Después de esto circulo el mensaje, básicamente entre los mismos marinos, que habría un ataque en su contra. Tal parece, no podemos confirmarlo, que sus mismos jefes hicieron (vaya que no entienden) circular por WhatsApp que estuviesen alertas, que venían sicarios y criminales a matarlos, a dispararles, a atacarlos.
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O sea, lenguaje militar, que sus enemigos venían a atacarlos.
En ese estado de ánimo, supongo que algunos verdaderamente asustados, un marino que iba “patrullando” la ciudad de Reynosa, escuchó un ruido raro… como un disparo… nótese la paranoia, como disparo… y de inmediato disparó contra el chofer de un vehículo, un civil, obvio…
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Que había cometido el pecado mayor, inmenso, de creer que existe el libre paso por nuestro país. Es decir, que era libre de transitar por las calles de Reynosa, donde pese al ataque sufrido y al ataque que esperaban no hubo una orden de “Estado de Excepción” para que, justo, ningún ciudadano hiciera su vida común, para que ningún ciudadano tuviese libertades respetadas en la Constitución.
Este ciudadano tuvo la mala suerte de manejar un coche viejo, que tiene un mofle que hace ruido… Por eso se equivocó el marino y lo “abatió”. Iba con su esposa, no podía pensarse que era un sicario, el disparo fue un reflejo de un soldado en una guerra.
Bueno, en los hechos le disparó a la cabeza, está muy grave, lo llevaron a una clínica privada según la información, los marinos, y todo indica que va a morir. Esto a las 11 de la mañana, según la información. La víctima se llama: Alejandro Sánchez Menchaca, según la información publicada.
No era de noche. Era una avenida principal. Era, sobre todo, el miedo, el estado de extrema atención que le habían ordenado. Un error en una guerra… pero resulta que no estamos en guerra.
¿A quién le van a imponer una inmensa responsabilidad? Al marino que disparó.
Pero quién, en verdad tienen la culpa-responsabilidad de este error… Porque lo que condicionó que disparara fue una realidad adversa, estar en medio de una guerra que no se ha admitido como tal, y estar alerta por orden superior.
Quienes mandan no van a la cárcel. Ni los jefes militares-marinos, ni los políticos que hacen y deciden cómo debe hacerse la guerra.
Aquí tenemos dos víctimas más, un civil que no debe, no puede ser contabilizado como una “baja casual”, y un militar que simplemente obedece órdenes.
¿Cuántos más? ¿Quién va a proteger a la familia del marino que disparó?
Fuente.-Isabel Arvide
@isabelarvide
(Imágenes/Internet)
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