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En noviembre pasado, tras la detención en Estados Unidos del empresario Luis Carlos Castillo, acusado de lavado de dinero y fraude bancario en ese país, además de haber pagado “sobornos” millonarios a varios gobernadores mexicanos a cambio de contratos de pavimentación carretera “inflados” y a “sobreprecios”, le dijimos en este espacio que tras la caída de este millonario constructor, muchos políticos en México iban a salir “quemados” si el llamado Dragón, como apodan a Castillo, comenzaba a escupir fuego y a hablar a las autoridades estadounidenses sobre las redes de corrupción millonaria que tejió en México con varios gobernadores del PRI y del PAN.
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Y, tras convertirse en “testigo protegido” para el Departamento de Justicia de EU, para evitar una sentencia de 20 años de cárcel, el Dragón escupió. Y entre los nombres que acusó este empresario carretero —en sus primeras declaraciones oficiales, desclasificadas y obtenidas por los periodistas Francisco Pazos y María Idalia Gómez, y publicadas en el semanario Eje Central de Raymundo Riva Palacio— están los de los priístas Humberto Moreira, ex gobernador de Coahuila y actual candidato a diputado local por el Partido Joven, junto a su sucesor interino Jorge Torres López; Eugenio Hernández, ex gobernador de Tamaulipas, junto con el hoy preso en Italia, Tomás Yarrington; y Armando Reynoso Femat, ex gobernador panista de Aguascalientes. A todos ellos dice haberles pagado, a cambio de contratos carreteros “inflados”, sobornos millonarios que él mismo les ayudaba a “lavar” en bancos estadounidenses a través de empresas fantasma.
También aparece mencionado en esas indagatorias, por el empresario coahuilense Guillermo Flores Cordero, lavador de dinero para Eugenio Hernández, el hoy presidente Enrique Peña Nieto, como “amigo” del Dragón, cuando fue gobernador del Edomex.
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“El empresario Guillermo Flores Cordero aseguró en su testimonio que la influencia de Castillo Cervantes se fortalecía por la amistad que tenía con los ex gobernadores Humberto Moreira y Eugenio Hernández, e incluso con el presidente Enrique Peña Nieto, cuando éste fue gobernador del Estado de México”, señala la investigación de Pazos y María Idalia para Eje Central.
En las SERPIENTES Y ESCALERAS del 11 de noviembre pasado le comentamos de una reunión en McAllen, Texas, en la residencia de El Dragón en esa ciudad, realizada a finales de agosto de 2010 y a la que asistieron varios gobernadores priístas de aquella época. Entre los mandatarios que acudieron a aquel encuentro con el empresario Castillo Cervantes, hoy “testigo protegido”, estaban varios de sus amigos que hoy está denunciando en la Corte Federal de Corpus Christi: Humberto Moreira, Eugenio Hernández, Armando Reynoso Femat, y Enrique Peña Nieto, entre otros. Y en aquel encuentro, le dijimos, se selló el llamado “Pacto de McAllen”, según el cual los mandatarios asistentes se comprometían, junto con el empresario anfitrión, a apoyar la candidatura del mexiquense Peña Nieto.
Moreira, ¿la primera víctima? Justo cuando se conocía el contenido de las primeras declaraciones de El Dragón Castillo como testigo protegido en EU, el PRI nacional, a través de su Comisión de Justicia Partidaria, decidió de manera sorpresiva la expulsión de sus filas del ex gobernador de Coahuila, Humberto Moreira Valdéz, quien fuera también ex dirigente nacional de ese partido entre 2010 y 2012. El motivo oficial de quitarle su militancia a Moreira fue que había sido postulado como candidato del Partido Joven a diputado local en su estado, con lo cual violó los estatutos priístas. Pero la premura por apurar la expulsión de su ex líder nacional más bien parecía responder al escándalo que se viene sobre Humberto Moreira y hasta una posible orden de aprehensión por los señalamientos que le hace Castillo Cervantes, quien afirma haberle pagado 40 mdp, entre diciembre de 2007 y enero de 2008, como sobornos a cambio de contratos con sobreprecios que recibió el empresario para pavimentar carreteras de Coahuila.
Moreira es uno de los principales mencionados en las declaraciones de Castillo Cervantes, quien dice haber conocido al ex gobernador en 2008 y haber comenzado con él las relaciones de intercambio de contratos inflados a cambio de sobornos, que después se repetirían en otras entidades como Tamaulipas y Aguascalientes. El Dragón asegura que él llevó personalmente en aquellas fechas 80 millones a Coahuila en su avión y se los entregó al entonces secretario de Hacienda de Moreira, Jorge Torres López, quien después sería su sucesor, y a Héctor Javier Villareal, que después sería el titular de Finanzas de Torres López. De esos 80 millones, 40 millones le fueron llevados “en sacos de tela” a Moreira en su residencia de Saltillo, por Torres López y Villarreal, según relató este último en un testimonio en Estados Unidos. Los otros 40 millones, fueron repartidos a funcionarios de Moreira que los invirtieron en Las Bahamas para lavarlos.
El mismo modus operandi continuaría entre el empresario Castillo y el gobernador Torres López cuando éste sustituyó a Humberto Moreira al ser nombrado dirigente nacional del PRI, apoyado por el entonces gobernador y precandidato presidencial, Enrique Peña Nieto, el 4 de marzo de 2011. Todo el dinero que Castillo les pagaba a los dos gobernadores de Coahuila era movido a través de complejas redes financieras en cuentas de bancos de México que luego eran movidos, a través de empresas fantasma y prestanombres, a bancos como el International Bank y posteriormente a JP Morgan Chase Bank en Estados Unidos.
Eugenio, ¿siguiente en ser detenido? Ayer se dio a conocer la intención del ex gobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández, de solicitar un amparo federal ante una posible orden de aprehensión. Y es que Hernández sabe que podría ser solicitada su detención en cualquier momento en México por la orden que ya le giraron en la Corte Federal de Texas, en donde su nombre también aparece mencionado en las declaraciones de Luis Carlos Castillo Cervantes, además de otras acusaciones que se le formulan por delitos relacionados al lavado de dinero en bancos estadounidenses.
Y es que según las 79 páginas desclasificadas de las declaraciones del Dragón que obtuvo Eje Central, el mismo esquema implementado por el empresario con Moreira en Coahuila, también lo utilizó Eugenio Hernández en Tamaulipas. Castillo dice haber obtenido del gobernador tamaulipeco también varios contratos carreteros inflados y haberle pagado igual sobornos millonarios que después Hernández lavaba a través de empresas fantasma constituidas en Estados Unidos y de prestanombres a los que se transferían no sólo los recursos obtenidos, sino también dinero que, afirma el empresario, era sacado del erario de Tamaulipas. Castillo operaba en favor de Eugenio para abrir cuentas en el International Bank a nombre, entre otros, de Óscar Gómez Guerra, cuñado del ex mandatario tamaulipeco. Ahí se lavaban tanto los sobornos como otros 30 millones de pesos que Hernández obtenía mediante “esquemas fraudulentos”, según el testimonio del Dragón.
Es en el caso de Tamaulipas donde también aparece el empresario coahuilense Guillermo Flores Cordero, quien entre 2009 y 2013 ayudó a lavar recursos públicos del gobierno de Tamaulipas a través de cuentas a nombre de él y su esposa en el International Bank y en el Welss Fargo Bank. Cordero fue arrestado en 2013 acusado de lavado de dinero y ha sido uno de los declarantes que han acusado directamente al ex gobernador Hernández de las operaciones financieras ilícitas para “limpiar” el dinero que recibía de Castillo y también el desvío de recursos públicos. Es Flores Cordero quien menciona la relación de amistad que El Dragón tenía con varios gobernadores, y la influencia que eso le daba para hacer sus negocios ilícitos y ayudarlos en el lavado de sobornos. Y entre los amigos de Luis Carlos Castillo Cervantes, Flores menciona por su nombre a Enrique Peña Nieto, en la época en que fue gobernador del Estado de México.
La pregunta hoy es cuánto tiempo va a pasar para que toda esa red de corrupción puesta al descubierto por Castillo Cervantes en Estados Unidos, en declaraciones oficiales como “testigo protegido” de aquel país, comience a traducirse en órdenes de aprehensión y solicitudes de extradición contra los gobernadores priístas que aparecen directamente involucrados. ¿A cuántos más tendrá que expulsar el PRI si este escándalo sigue creciendo, mientras el PAN ya se deslindó estos días de Reynoso Femat, a quien ellos postularon como gobernador, bajo el argumento de que “trabajó para el PRI”? ¿Qué tan alto alcanzarán las repercusiones del testimonio de Castillo y el modelo de corrupción que le permitió enriquecerse a él pero también a varios gobernadores a los que invitó a su casa de McAllen, hoy por cierto ya decomisada, en agosto de 2010? ¿Aportó recursos financieros Castillo a la campaña presidencial de Peña Nieto a la que él mismo se comprometió apoyar en aquel pacto firmado en su mansión de 5 millones de dólares?
Tal como se lo dijimos desde noviembre de 2016: “Si el Dragón sopla en Texas, sus llamaradas van a alcanzar a varios políticos importantes en México”. Y ese Dragón ya escupió fuego, ¿cuántos ex gobernadores priístas más van a salir quemados?
Fuente.-Salvador Garcia Soto
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