El 11 de diciembre de 2006, el Presidente Felipe Calderón Hinojosa inició la guerra contra el narcotráfico. El objetivo: liberar a Michoacán de los poderes fácticos. El Gobierno incluyó al Ejército en lo que se supondría sería la declive del crimen en la zona. Cuatro mil 260 elementos castrenses, 46 aeronaves y 246 vehículos intervinieron la entidad. Diez años después, en el país operan nueve cárteles del crimen organizado y 37 células delictivas. El número de víctimas pone en vilo la estrategia de seguridad que tanto Calderón Hinojosa como el Presidente Enrique Peña Nieto decidieron extender. En los últimos 10 años, la violencia se ha traducido en 186 mil muertos, según las cifras oficiales.
PRIMERA PARTE
En una década México superó la cifra de homicidios de conflictos armados registrados en América Latina que han tenido una duración de hasta medio siglo. Esto es la guerra. Los muertos no hablan, pero su silencio apunta a las autoridades.
“Uno siempre sabe cuando comienza una guerra, pero no cuando acaba”, dijo Guillermo Garduño Valero, profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), quien se ha especializado en el fenómeno del tráfico de drogas.
No es claro cuántos muertos ha dejado la guerra contra el crimen organizado que inició el Partido Acción Nacional (PAN), pero sí que no hay vuelta atrás. “Hubo un momento en el que se podía negociar [con los capos], ahora ya no quedan actores visibles”, agrega.
En 2012, el Secretario de Defensa de los Estados Unidos, Leon Edward Panetta, dijo que 150 mil mexicanos fueron asesinados en el sexenio calderonista, con base en supuesta información otorgada por las autoridades mexicanas.
Otras cifras, más conservadoras, de la organización italiana Líberia, refieren que son 116 mil mexicanos los que perdieron la vida durante el segundo sexenio del PAN.
Por su parte, los datos oficiales detallan un alza en los homicidios.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) contabiliza 186 mil 297 asesinados entre diciembre del 2006 y diciembre del 2015. Calderón registró en su Gobierno 122 mil 462 asesinatos; Peña Nieto lleva 63 mil 835 (en tres años; 2013, 2014 y 2015).
Lo que sería igual a la cantidad de personas que se necesitan para llenar al mismo tiempo los estadios: Azteca, Azul y Ciudad Universitaria.
El conteo del Inegi es el más confiable del país. Retoma los datos del Registro Civil y los Servicios Médicos Forenses, los cuales especifican la causa de cualquier defunción.
Por su parte, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) contabiliza 184 mil 682 carpetas por homicidio doloso, entre 2013 y octubre de 2016. Según esos datos, el sexenio de Calderón sumó 104 mil 794 carpetas, y Peña, en tres años y diez meses de Gobierno, 68 mil 82.
En cuanto a los desparecidos: el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas, (RNPED) reporta 28 mil 937 personas que han sido desaparecidas en el fuero común del 2007 a octubre de este año. Más 966 personas en el fuero federal en el mismo periodo. Una suma de 29 mil 903.
VARADOS EN EL TIEMPO
A pesar de que la guerra contra el narcotráfico movilizó a las fuerzas armadas hacia las labores de seguridad en las calles, los índices de violencia no son mejores que 10 años atrás.
El 2007 cerró con una tasa de averiguaciones previas por homicidio doloso de 9.34 por cada 100 mil habitantes, según el SESNSP.
Después de una década, y un largo recorrido de acciones de combate, no ha vuelto a haber una tasa menor a la del 2007.
A 11 meses del presente año, la tasa de homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes registra 13.95.
El panorama de aquel entonces y el actual no se explican sin los altibajos de inseguridad.
El 2011 presentó la mayor tasa de homicidio doloso dentro de los diez años de la guerra contra el narcotráfico, con 19.75 por cada 100 mil habitantes.
10 AÑOS DE REACOMODOS DEL CRIMEN
Cuando Felipe Calderón Hinojosa llegó a la Presidencia el mapa del narcotráfico era otro.
Un informe de la Procuraduría General de la República (PGR), del último trimestre de ese año, refiere que en el país había siete grandes cárteles.
Entre ellos, el Cártel de Sinaloa de Joaquín “El Chapo” Guzmán, el Cártel de Tijuana de los hermanos Arellano Félix, el Cártel del Golfo de Osiel Cárdenas, el Cártel de Juárez de los hermanos Carrillo Fuentes, el Cártel de Colima de los hermanos Amezcua Contreras, el Cártel de Pedro Díaz Parada “el oaxaqueño” y el Cártel Milenio.
“Tendríamos que considerar la importancia que tenían hace 10 años ciertas figuras como serían, primero, ‘El Chapo’ Guzmán, quien dominaba toda la escena”, dijo Guillermo Garduño Valero, profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
En agosto de 2006, la revista Proceso expuso que los cárteles del Golfo, Sinaloa y Milenio tenían presencia en Apatzingán, Michoacán.
En la zona operaba Nazario Moreno, quien fue abatido por las autoridades en 2014, quien diez años atrás había formado una célula llamada la Empresa, al servicio del Cártel del Golfo, que cobraba cuotas al resto de traficantes que operaban en la zona.
En Veracruz y Tamaulipas, el Cártel del Golfo, de Osiel Cárdenas, dominaba, y su brazo armado Los Zetas, conformado por ex militares mexicanos y kaibiles guatemaltecos, se convertían en un problema de seguridad nacional.
En el norte, en Tijuana, el Cártel de Tijuana controlaba el tráfico de mariguana, heroína y metanfetaminas; pese a que el líder criminal Javier Arellano-Félix fue capturado en agosto del 2006.
Mientras tanto, a principios del año electoral en el que el PAN volvió a ganar la Presidencia del país, el Cártel de Sinaloa, del ahora preso Joaquín Guzmán Loera, mantenía presuntas disputas con el Cártel del Golfo en Acapulco y Monterrey.
“El Chapo” Guzmán operaba en 17 estados, y era a través de Ignacio Coronel Villarreal, que controlaban principalmente las costas de Quintana Roo y Yucatán.
De acuerdo con la PGR, en 2006 fueron detenidas 12 mil 195 personas por mantener vínculos con estas organizaciones; el 98 por ciento eran colaboradores o distribuidores del narcomenudeo.
Diez años de guerra después, información de la PGR entregada a este medio refiere que en el país operan 9 cárteles y 37 células delictivas.
En abril del año pasado el Departamento del Tesoro de Estados Unidos anunció que incluyó en su “lista negra” de organizaciones criminales al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), junto con Los Cuinis.
“En años recientes, hemos visto una tendencia al alza en la erosión de los carteles históricamente poderosos así como a la emergencia de nuevas organizaciones como la CJNG y Los Cuinis”, explicó John E. Smith, director interino de la Oficina de Control de Activos Financieros del Tesoro.
Garduño explicó que la desaparición de algunos cárteles y la disminución del poder de otros no significó el fin de la presencia del narcotráfico en las zonas que operaban.
“Hubo una necesaria reconfiguración en estos últimos diez años de los liderazgos. Pero las organizaciones persisten porque los intereses [el mercado de oferta y demanda] articulados sobre narcóticos a nivel mundial prevalecen”, añadió el catedrático.
Genaro García Luna, titular de la extinta Secretaría de Seguridad Pública, dio a conocer en 2010 que el mercado de las drogas estaba valorado en 60 mil millones de dólares anuales.
Una cifra alta en comparación con estimaciones hechas por la DEA (siglas en inglés para la Administración para el Control de Drogas). En 2009 valoró este mercado entre 18 y 39 mil millones de dólares.
FALTA DE CAPACITACIÓN
El director del Observatorio Nacional Ciudadano (ONC), Francisco Rivas Rodríguez, explicó que hubo un avance disparejo entre las medidas para hacer frente al narcotráfico en el ámbito federal, y aquellas tomadas en el estatal.
Pese a que el 1 de junio de 2009 una Ley transformó a la Policía Federal Preventiva en Policía Federal -cuya creación le aportó facultades de investigación preventiva y de colaboración con la PGR-estas medidas no se acuerparon en los estados.
Rivas explicó que con la llegada de Calderón al Gobierno, él echa a andar una policía que cumpla con los requisitos para el combate contra el narcotráfico, sin embargo, cuestionó: “¿Cuál ha sido el problema?, una década después seguimos careciendo de estos policías en lo local”.
Con el Presidente Enrique Peña Nieto la Secretaría de Seguridad Pública fue disuelta, y sus responsabilidades asumidas por la Secretaría de Gobernación (Segob). Sin embargo, las estrategias han carecido de efectividad.
Entre enero y octubre de 2016, los homicidios aumentaron 21 por ciento con relación al mismo periodo del año pasado.
El pasado 30 de agosto, el Presidente Enrique Peña Nieto anunció que 50 municipios que concentran el 42 por ciento de los homicidios dolosos serían reforzados.
“Es totalmente más de lo mismo, ¿por qué? Porque es darle recursos a entidades que no cumplen; es aumentar la presencia de fuerzas federales en lo local. No se diferencia en nada de lo que ya se ha hecho. Probablemente sí disminuya los homicidios, pero no los problemas de fondo”, dijo Rivas.
En el presente año a la dependencia le fueron asignados 67 mil 472 millones de pesos en el Presupuesto de Egresos de la Federación, de los cuales 5 mil 952 millones fueron destinados a subsidios en materia de seguridad pública.
En tanto que para este año el presupuesto será de 58 mil 159 millones y el subsidio de 5 mil millones de pesos.
“La estrategia contra el narco fue de ataque frontal pero el crimen muta”, dijo Luis Apertti, integrante de la mesa de seguridad y justicia en la zona metropolitana de Tampico, Tamaulipas.
El especialista refiere que en el caso de Tamaulipas el cometimiento de delitos pasó de extorsiones y secuestros a robos y delitos patrimoniales. Mas el control de las plazas y el trasiego de drogas sigue.
“Yo creo que ha habido un retraso importante en la respuesta del Gobierno estatal para atender este fenómeno. No tenemos ni el número de los elementos, ni las calificaciones”, explicó.
ADICCIÓN EN MÉXICO
No toda la droga se va hacia Estados Unidos. En julio del año pasado el Instituto Mexicano del Seguro Social otorgó 50 mil consultas para atender casos de adicción, en los que se incluyen el alcohol y el cigarrillo.
“Sí ya hay un mercado mexicano esa es una de las cosas que tenemos que contemplar. Existe la propensión. Como también la lógica del mercado, si hay demanda hay que crear entonces una oferta. Y ahí entra otro factor, la inducción”, dijo Garduño.
En el 2011 la Encuesta Nacional de Adicciones estimó que una población de 500 mil consumidores de drogas.
Mas este año el titular del Consejo Nacional contra las Adicciones Manuel Mondragón dijo durante la presentación de una encuesta sobre estudiantes adictos que en México había 713 mil 963 menores de edad con necesidad de algún tratamiento.
De acuerdo con una presentación pública del doctor Rafael Camacho Solís, ex director del Instituto para la Atención y Prevención de las Adicciones, por cada dólar que se invierte en usuarios de drogas, se gastan 100 en la guerra contra el narcotráfico.
Asimismo, un informe del 2013 hecho por la organización Crisis Group titulado “El desafío de Peña Nieto: los cárteles criminales y el Estado de Derecho en México”, advierte que en muchos casos, la venta callejera de drogas está directamente vinculada a los cárteles.
“Añadiendo una nueva dimensión a las guerras por el control de territorio”, cita el trabajo.
LOS REYES DE EU
El 80 por ciento de la droga que entra a los Estados Unidos lo hace a través de México, de acuerdo con el estudio “El Problema de Drogas en las Américas: Estudios”, de la Organización de Estados Americanos.
La influencia de los cárteles se ha instalado en las grandes ciudades de los Estados Unidos, de acuerdo con la DEA y las Fuerzas en Contra del Crimen Organizado (OCDETF, por sus siglás en inglés).
Mientras el Cártel de Sinaloa tiene vínculos en la costa Este y Oeste, a su vez el Cártel del Golfo, principalmente, en Texas; el Cártel de Juárez en Nuevo México y Texas; los Caballeros Templarios en Oregón; así como los Zetas en Winsconsin, Texas y Maryland.
Por su parte, el Cártel Jalisco Nueva Generación la tiene en Nevada, California y Mississippi.
“El narcotráfico está enlazado a una demanda mundial. Y estamos teniendo sencillamente el primer mercado consumidor del mundo a la par. Qué hubiera pasado si no hubiera ni un gramo de opio, cocaína, heroína, en Estados Unidos, o Europa; la gente hubiera caído en menos de 24 hora en un estado de ansiedad”, dijo Garduño.
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“Uno siempre sabe cuando comienza una guerra, pero no cuando acaba”, dijo Guillermo Garduño Valero, profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), quien se ha especializado en el fenómeno del tráfico de drogas.
“Tendríamos que considerar la importancia que tenían hace 10 años ciertas figuras como serían, primero, ‘El Chapo’ Guzmán, quien dominaba toda la escena”, dijo Guillermo Garduño Valero, profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
“En años recientes, hemos visto una tendencia al alza en la erosión de los carteles históricamente poderosos así como a la emergencia de nuevas organizaciones como la CJNG y Los Cuinis”, explicó John E. Smith, director interino de la Oficina de Control de Activos Financieros del Tesoro.
“Hubo una necesaria reconfiguración en estos últimos diez años de los liderazgos. Pero las organizaciones persisten porque los intereses [el mercado de oferta y demanda] articulados sobre narcóticos a nivel mundial prevalecen”, añadió el catedrático.
“Es totalmente más de lo mismo, ¿por qué? Porque es darle recursos a entidades que no cumplen; es aumentar la presencia de fuerzas federales en lo local. No se diferencia en nada de lo que ya se ha hecho. Probablemente sí disminuya los homicidios, pero no los problemas de fondo”, dijo Rivas.
“La estrategia contra el narco fue de ataque frontal pero el crimen muta”, dijo Luis Apertti, integrante de la mesa de seguridad y justicia en la zona metropolitana de Tampico, Tamaulipas.
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