Empieza a tomar forma la estructura opositora, en el PAN, contra Ricardo Anaya Cortés.
El primer golpe cimbró la sesión de la Comisión Permanente del CEN el miércoles y obligó a la creación de una Comisión de Intermediación, encabezada por Santiago Creel, con la esperanza de que se debiliten los indignados, reclamantes del uso abusivo de la estructura del partido y tiempos oficiales de radio y televisión para construir su imagen de candidato presidencial.
Los adversarios de Anaya ven un símil con la estrategia del priísta Roberto Madrazo Pintado en la elección presidencial del 2006, que provocó la formación del TUCOM, el grupo maquillado con las siglas Todos Unidos con México, que en realidad escondía Todos Unidos Contra Madrazo, formado por Enrique Jackson, Arturo Montiel, Tomás Yarrington, Natividad González Parás y otros.
Ricardo Anaya no puede mover su narrativa; cualquier balbuceo que ventile su aspiración presidencial será el asidero para el asalto al CEN, con el objetivo de quitarle el control del partido. A partir del 2006, Felipe Calderón Hinojosa fue muy cuidadoso de mantener a dos incondicionales al frente: Germán Martínez Cázares y César Nava Vázquez, acusado este último de corrupción en Pemex, denunciado por la petrolera, con información suficiente para sacarlo de la escena política, y utilizó a Gustavo Madero Muñoz para sacar a Santiago Creel de la coordinación de los senadores del PAN, siendo presidente de la Mesa Directiva.
Anaya tiene los polos del Congreso con Marko Cortés Mendoza y Fernando Herrera Ávila, dos alfiles que llamaron a cerrar filas en torno al líder, pero adolece de una gran debilidad en el PAN de la CDMX, una cantera natural que perdió potencia como nunca, con números históricamente malos en la elección del 5 de junio que contrastan con la victoria en siete estados, que conformarán un grupo de 10 gobernadores bien identificados con Acción Nacional, del cual, al menos la mitad, no responden a Ricardo, aun cuando la propaganda en los spots presuma de ese “triunfo histórico”.
Detrás de los indignados está Felipe Calderón, que repite los pasos de 11 años atrás, con la diferencia que, en el 2005, Vicente Fox Quesada tenía las riendas del país y del partido, esto es, las delegaciones de las dependencias federales, más los comités estatales y municipales del PAN, a favor de Santiago Creel Miranda, su “delfín” derrotado en la interna.
Necesita tiempo y el grupo de choque de los 18 que suscribieron las dos cartas contra el líder del partido; en el 2005, el ariete fue protagonizado por el gobernador de Jalisco, Francisco Javier Ramírez Acuña, premiado con la Secretaría de Gobernación en el 2006 y prematuramente despedido en un arranque de los muchos que forman la historia del michoacano. Ahora, Felipe logró que la Comisión Permanente del PAN acordara una comisión de diálogo con los 18 abajo firmantes.
El cimiento de Margarita Zavala es Felipe, y es mucho más pieza que los que lo rodean, inclusive Ernesto Cordero, Gustavo Madero, Roberto Gil Zuarth, Alberto Cárdenas, Alejandro González Alcocer, Manuel Gómez Morín, etcétera, y los neocalderonistas, más los que entran, salen y regresan al son de sus intereses, y tiene razón Margarita: No es Felipe, pero sin él no estaría a la cabeza de las encuestas ni favorecida por la razón que le da el tiempo en este transitar de cuatro penosos años del sexenio de Peña Nieto.
El tuit de la cuenta @FelipeCalderon bastó para ver la cabeza de la hidra detrás de los levantados. El ex presidente está dedicado a una simuladora postura, a asuntos internacionales sobre ecología sustentable y contra el régimen de Nicolás Maduro, que le hizo un favor al proscribirlo de Venezuela.
Calderón trata de encajonar a Ricardo en el CEN, hacerlo alejado de la militancia y aferrado a la estructura de comités estatales y municipales, no todos; esa es la primera debilidad. En la naturaleza opositora del PAN, Anaya es el oficialista y el gandalla; los calderonistas los levantados y libertadores, tal como reventaron el oficialismo de Fox y Creel.
Margarita es la cara amable que NO firmó las cartas ni se incluye en el grupo de los 18; los gobernadores afines al calderonismo serán la primera división que entrará en acción al despunte del 2017.
Ricardo tiene el control, pero la única virtud de su dream team la concentra él y repite la soberbia que dañó al calderonismo en Los Pinos y que ahora se piensa superada; una prueba de ello es la impensable escena de Felipe en el mitin de Javier Corral Jurado en Chihuahua, acérrimos enemigos, detractores el uno del otro, que fundieron el pasado en un abrazo.
Hablé con José Luis Luege Tamargo; me dice que en el PAN son momentos de definiciones y que es necesario que Ricardo Anaya Cortés diga si va o no va; que creen en su palabra, pero que debe definirse, como lo han hecho Margarita Zavala Gómez del Campo y Rafael Moreno Valle, pero, además, hay algunos gobernadores que terminan, que pueden ser buenos candidatos; uno de ellos es el de Guanajuato, Miguel Márquez Márquez.
Luege afirma tener evidencias, datos muy duros y testimonios de militantes, de que los comités estatales y municipales del PAN están en abierta precampaña presidencial a favor del presidente del partido.
Acción Nacional está en grave riesgo de ruptura; el Comité Ejecutivo Nacional se transformó en un bunker artillado y control de mando de los comités para propósitos de promover la imagen de Anaya Cortés. Sentencia Luege: “El presidente del PAN debe ser quien conduce la organización, quien garantice la unidad del partido y establezca las reglas claras de competencia… además, los estatutos contemplan que pueden definirse aspiraciones un año antes, y estamos en muy buen momento, con buenos precandidatos, y el PAN tiene una oportunidad histórica”.
Noviembre y diciembre serán de definiciones; los calderonistas y otros adversarios de Anaya Cortés pretenden arrancar el 2017 con garantías reales de piso parejo o será la escisión que tanto esperan Enrique Ochoa Reza y Andrés Manuel López Obrador.
Fuente.-twitter: @hugopaez
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