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Si bien el inducido debate por parte de panistas y perredistas sobre el irresponsable manejo de la deuda pública por parte de la actual administración federal dominó la discusión presupuestal 2017, lo cierto es que el mismo ayudó también al Legislativo a incluir primero en la misma, y a ocultar después, una (nada despreciable) cantidad para financiar lo que coloquialmente identificamos ahora como moches, recursos a ejercer a disposición por los diputados de todas las fuerzas políticas.
Hablamos, para dejarlo claro, de algo así como 33 mil 600 millones de pesos que, no habiendo sido incluidos en la propuesta (con un recorte por 239 mil 700 millones) que el gobierno federal, la Secretaría de Hacienda (ahora) de José Antonio Meade Kuribreña en particular, entregó para su consideración al Congreso, fueron adicionados por los diputados, vía un agregado que, así como destinó recursos para Pemex, los gobiernos estatales y el pago de la deuda, dotó de fondos al polémico Ramo 23, que sirve para financiar programas carentes de reglas de operación y se asigna discrecionalmente a diputados federales para su libérrimo ejercicio.
Son, para poner nombre y apellido a los mismos, esos miles de millones de pesos provenientes del erario —“de los impuestos pagados originalmente por todos y cada uno de los mexicanos”, diría el panista senador Ernesto Cordero Arroyo— que, repartidos vía cuotas a los diferentes partidos y a sus diputados, durante la pasada Legislatura, hicieran famosos integrantes de la fracción blanquiazul, encabezada en su momento por el tristemente célebre guanajuatense Luis Alberto Villarreal, el mismo que, desde esa posición, protagonizó el ruidoso escándalo de los llamados disputables.
A diputados, 33 mil mdp en moches: Ernesto Cordero
A la vista la compleja realidad económica del país, caracterizada por bajo crecimiento y escasez de recursos, más dólar caro y otras linduras que, a nivel presupuestal, insistamos, obligó a cancelar la dotación de financiamiento a programas sociales sensibles, la reactivación del mecanismo que nos ocupa y que no hace más que poner a los partidos, a sus legisladores y dirigentes, en posición de distribuir recursos, no parece la mejor de las decisiones…
Menos aun, valga enfatizar, cuando, a la vista nuevos comicios a nivel estatal —en Coahuila, Nayarit y el estratégico Estado de México, ahora— que acabarán influyendo en el ánimo del electorado y más, en las militancias partidistas, en la toma de decisiones de cara a las presidenciales de 2018.
¿En verdad existe, cree usted, algún dirigente partidista y/o aspirante a la nominación que, teniendo la posibilidad y los recursos para favorecer a su favorito y/o su personal propósito, no lo haga?
Es pregunta, que conste…
fuente.- Twitter: @EnriqueArandaP
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