Una avioneta estrellada en las afueras de la capital colombiana tenía el mismo número de matrícula que un narcoavión incautado en Honduras hace una década, un caso probable de matrícula clonada.El accidente ocurrido el 22 de septiembre, poco después de que la avioneta despegara del pequeño aeropuerto de Guaymaral al norte de Bogotá, de inmediato levantó sospechas, luego de que dos de los ocupantes de la nave huyeran del lugar antes de que llegaran las autoridades, según informó El Tiempo.
El diario también señala que el número de matrícula de la avioneta —HK4669G— era el mismo número de una avioneta colombiana que se estrelló en La Mosquitia en Honduras en noviembre de 2010. Esa avioneta llevaba 500 kilos de cocaína a bordo, según una nota del medio de comunicación hondureño Proceso Digital.
De inmediato surgieron especulaciones de que las naves fueran la misma. Pero los funcionarios del gobierno hondureño refutaron la afirmación mediante un comunicado, y declararon que la avioneta confiscada en 2010 era un bimotor Piper Seneca, mientras que la avioneta estrellada en Bogotá era un Cessna 208.
En enero de 2013, las fuerzas armadas del país tomaron control del aeromotor, y desde entonces se ha mantenido en una base aérea hondureña, según los funcionarios.
En sus comunicados de prensa, la Aeronáutica Civil colombiana también afirmó que la aeronave accidentada en Bogotá era un avión de carga Cessna 208 monomotor, estaba inscrita en el Registro Aeronáutico Nacional colombiano desde 2009, tenía vigente el certificado de carencia de informes por tráfico de estupefacientes y contaba con su certificado de aeronavegabilidad al día.
Análisis de InSight Crime
Para evadir a las autoridades, los traficantes suelen usar matrículas fraudulentas y alterar los números de la cola para disfrazar las narcoavionetas. Según una fuente del sector de la aviación en Colombia, que habló con InSight Crime bajo condición de anonimato por la sensibilidad del tema, los aviones de Colombia y Honduras son diferentes, pero tienen números de matrícula idénticos, lo que hacía plausible que se clonara el registro.
Esa práctica se conoce como “gemelear” los registros, y consiste en copiar la matrícula de una aeronave registrada y ponerla en un avión destinado al tráfico de drogas, ya sea pintando el número de matrícula directamente en el fuselaje o a través de una calcomanía.
El mismo registro puede usarse en diferentes tipos de aeronaves o en aviones del mismo modelo. De esa forma, cuando se saca uno de circulación —ya sea porque fue incautado o destruido— los otros pueden seguir volando con el mismo número de matrícula.
Esta modalidad ha sido utilizada por los traficantes colombianos desde los años 90, y se ha identificado en países como Bolivia y Paraguay.
El tráfico de estupefacientes por medio de avionetas sigue siendo uno de los métodos preferidos en la región. Guatemala ha visto un incremento del número de narcovuelos, y en Honduras se ha observado una erupción de pistas de aterrizaje clandestinas.
Para estos vuelos se usan por lo general aeronaves Cessna, capaces de cargar hasta 700 kilos y recorrer distancias de hasta 1000 kilómetros en un solo trayecto, además de aviones Beech de doble turbohélice, comunes en el mercado de usados, según un informe de Forbes.
También se han usado aviones a chorro para el tráfico, aunque son más raros. En julio, un avión a chorro Hawker 700 lleno de cocaína
aterrizó en una carretera del estado de Quintana Roo, al sur de México.
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