En el país donde los milagros de la vida real buscan superar los de la Virgen de Guadalupe, reaparece una figura mitológica del narco primitivo: Ernesto Fonseca Carrillo, alias “Don Neto”. A sus 95 años, el hombre que inspiró corridos, expedientes y pesadillas en la DEA, decidió que ya pagó sus culpas… y que ahora regresen la lana, por favor, y sin hacer tanto trámite.
El veterano capo, que sobrevivió a presidentes, pandemias y modas electorales, cumplió su condena el 5 de abril pasado y, con una longevidad digna de comercial de vitaminas, presentó una demanda de amparo para que la Fiscalía General de la República le devuelva el dinero que le aseguraron allá por 1985, cuando todavía se usaban las libretas de ahorro y los bancos daban dulces en ventanilla.
La jueza Gabriela Sandoval, con la calma de quien ya ha visto todo, le dijo básicamente que esperara su turno, que primero resuelva su queja anterior y luego hablamos del asunto. Pero “Don Neto”, testarudo como sólo un nonagenario con expediente criminal puede serlo, impugnó el desechamiento porque —faltaba más— quiere que un Tribunal Colegiado le abra la puerta al dinero de sus cuentas del Jurásico financiero mexicano.
El problema es que no se acuerda cuánto tenía. No dice si eran pesos, dólares o aquel viejo billete de mil con Morelos en blanco y negro. Solo exige que la Comisión Nacional Bancaria y de Valores “haga el debido cálculo”. Dicho en cristiano: que revisen los números y le transfieran lo que le toque, porque los intereses de cuatro décadas ya deben alcanzar al menos para comprar medio Atizapán,lugar donde radica.
Recordemos que este prócer del negocio ilícito fue detenido en Puerto Vallarta en abril de 1985, cuando Michael Jackson estrenaba “We Are the World” y nadie sabía usar un cajero automático. Pasó por los penales más pesados del país, del Altiplano al Reclusorio Norte, y en 2016 consiguió el ansiado beneficio de prisión domiciliaria, en una casita modesta de Valle Escondido, allá donde los vecinos saludan sin mirar.
Ahora, libre y aparentemente con buena memoria para recordar agravios (aunque no saldos bancarios), Don Neto nos regala esta joya de realismo mágico judicial: el capo casi centenario exigiendo que la burocracia mexicana haga cuentas retroactivas de sus ahorros de 1985.
México mágico, pues. Donde los muertos reviven, los expedientes caminan solos y los capos piden devoluciones bancarias con la misma formalidad con que uno pide factura en el Oxxo.
Con informacion: ELNORTE/

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