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lunes, 10 de noviembre de 2025

«71 DENUNCIAS y CERO SENTENCIAS»: «CASO de EX-GOBERNADOR de VERACRUZ CLARIFICA que la JUSTICIA NO es CIEGA NOMAS es TUERTA»…hay quienes enfrentan al sistema como un boxeador sin guantes, y hay quienes tienen al juez de sparring.


Hay saldos que apestan a impunidad, y el del ex-gobernador de. Veracruz , Javier Duarte es un perfume de esos que marean: 62 mil millones malversados y 71 denuncias que flotan como fantasmas en algún archivo empolvado.

Más de 62 mil millones de pesos de fondos federales destinados a acciones de salud, educación, seguridad, obras, asistencia social y desastres naturales, fueron malversados en el estado de Veracruz durante la gestión del ex gobernador Javier Duarte de Ochoa.

Se trata, de acuerdo con cifras de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), del mayor caso de manejo irregular de recursos federales del que haya registro a la fecha. El monto supera a los malos manejos de cualquier otro gobierno estatal, y también a otros casos de alto impacto como Segalmex o la Estafa Maestra.

Sin embargo, pese a que la ASF presentó 71 denuncias ante la Fiscalía General de la República (FGR) por estos hechos y a que ha transcurrido casi una década de que concluyó dicho gobierno, sigue sin haber sentencias en firme en contra de alguno de los responsables, y no se ha podido reparar el daño ocasionado a las finanzas públicas del país y del estado.»…MILENIO/

Lo más irónico es que el caso, lejos de ser un espectáculo de justicia, se parece más a una tragicomedia nacional: el exgobernador convertido en símbolo de cómo la justicia mexicana es una telaraña que solo atrapa moscas mientras los pájaros, gordos y cómodos, se sacuden el polvo y siguen volando.

Nos repiten hasta el cansancio que todos somos iguales ante la ley. Falso. Hay quienes enfrentan al sistema como un boxeador sin guantes, y hay quienes tienen al juez de sparring. En el país de las dos pesas y las dos medidas, la balanza de la justicia no se inclina: se vende, se negocia o se adorna con cintas burocráticas. Porque aquí, los expedientes se cierran más fácilmente que las heridas que deja la corrupción.

El saldo de Duarte, como tantos otros, no es solo económico: es moral. Es el recordatorio de que la impunidad no se castiga; se recicla. Y mientras los millones se esfuman entre siglas y despachos, el ciudadano común sigue aprendiendo a convivir con la certeza de que la justicia no es ciega… solo tuerta, y mirando hacia el lado del poder.

Con informacion: MILENIO/

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