En Reynosa, el dolor tiene nombre y rostro: el de las familias que han perdido a sus seres queridos, el de las madres, hermanos e hijos de integrantes del exitoso “GRUPO MUSICAL FUGITIVO”, el de los niños que han aprendido a temer el sonido de la noche y que no solo han padecido la brutalidad del Cártel del Golfo que comandan ex-militares, sino también la traición de quienes, desde el poder, debieron protegerlos, pero eligieron servir a intereses criminales.
Hoy la pregunta no es solo para los criminales de siempre, ese es el rol de su vida criminal,sino para los hampones con cara de Gobierno: los humanistas que visten traje,los ex-azules que sirvieron al CDV y ya saben que ya se van,los que firman órdenes a la carta , los que negocian en la penumbra de las oficinas oficiales y ya abiertamente con descaro.
¿Cómo amanecio el gobernador Américo Villarreal? ¿Cómo logra dormir después de consentir, permitir y pactar con el Cártel del Golfo, mientras Reynosa sangraba?
¿Qué siente el fiscal Irving Barrios Mojica al mirar a los ojos a las víctimas, sabiendo que su firma fue cómplice?
¿Qué peso llevara de por vida Olegario Contreras, comisario general de investigación, cuando detuvo algunos inocentes de relleno para encubrir a los verdaderos culpables y proteger al cártel, no para hacer justicia ?
Las familias de Reynosa no lo olvidaran nunca. Ellas no pueden dormir. Cada noche es una vigilia, cada día era una búsqueda, cada comida un recordatorio de la ausencia y la injusticia.
¿Cómo pueden estos funcionarios politica y criminalmente organizados llevar alimento a la mesa de su casa, sabiendo que está manchado por el dinero del crimen?
¿Cómo pueden mirar a sus hijos, algunos ya grandes,tal vez muy tarde para enseñarles el valor de la honestidad, cuando han sido serviles en vez de servir a ciudadanos ?
No es solo una pregunta retórica. Es un llamado a la conciencia, a la vergüenza, a la humanidad que parece haberse perdido entre expedientes, acuerdos y silencios comprados. Porque la verdadera condición criminal no solo se mide por el número de víctimas, sino por la capacidad de quienes debieron protegerlas y eligieron traicionarlas,a veces por dinero,otras veces por votos,algunas mas solo por instinto criminal,pero siempre,porque no parecen funcionarios metidos al crimn, sino criminales metidos a funcionarios.
Hoy, Reynosa despierta otra vez con el corazón roto, pero con la esperanza de que algún día la justicia alcance también a los hampones del gobierno.,como ya los ha alcanzado y los va seguir alcanzando,aque sea del otro lado del Río
¿Cómo amanecieron ustedes? ¿Cómo se siente cargar con esa culpa? ¿O acaso ya no sienten nada?,seguramente no porque tienen anestesiada la empatía.
Ningun insulto,ninguna ofensa a quienes nos ofenden
La palabra “hampón” proviene del sustantivo hampa, que designa al conjunto de maleantes, especialmente aquellos organizados en bandas con normas propias de conducta. Etimológicamente, hampaes de origen incierto, aunque algunas fuentes sugieren una posible relación con el francés hampe (‘fuste de lanza’), pero esto no está confirmado.
El sufijo “-ón” en español suele añadir un matiz de aumento o énfasis, por lo que “hampón” indica a una persona perteneciente o relativa al hampa, es decir, alguien que actúa como maleante, delincuente o bravucón. Por tanto, no es una grosería ni un insulto vacío: es un término técnico y descriptivo para quien comete delitos o se comporta como parte de la delincuencia organizada.
Llamar “hampón” a alguien no es una ofensa gratuita, sino una calificación precisa cuando sus acciones encajan en esa definición. Es una palabra con peso histórico y social, utilizada para señalar conductas delictivas y no para insultar sin fundamento.
Con informacion: MEDIOS/REDES
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