Tras el tropezón del cese al fuego—anunciado con la solemnidad de un reality show de Donald Trump y acatado tras varios misiles de “¿quién le disparó?”—Irán e Israel demostraron que la diplomacia puede ser tan absurda como una pelea de vecinos por el parqueadero. Ambos se declararonn vencedores, como si el trofeo fuera una medalla de cartón y el público mundial, un jurado de concurso de talentos.
La farsa del “Soy el más fuerte”
Ambos países, armados hasta los dientes de misiles y retórica, se recriminan y fustigan mutuamente, mientras los líderes mundiales parecen vulgares mortales con botones de juguete:
“¡Mira mi botón! ¡El mío es más grande! ¡No, el mío es más rojo!”
La conducta es reprobable, emocionalmente inmadura y digna de una comedia de enredos.
¿El resultado? Líderes con más defectos que virtudes, reducidos a entes ansiosos por demostrar quién manda, aunque sea solo en el patio de recreo nuclear.
La Química Cerebral del Líder Mundial (en versión caricaturesca)
1. Dopamina del Poder
Cada vez que presionan el botón (o amenazan con hacerlo), el cerebro libera dopamina:
“¡Sí, soy importante! ¡La gente me teme!”
Es el mismo placer que siente un niño al ganar en piedra, papel o tijera.
2. Cortisol y la Paranoia
El miedo a perder el control activa el cortisol, la hormona del estrés.
“¿Y si el otro me gana? ¡Tengo que atacar primero!”
Así, la paranoia se convierte en política exterior.
3. Testosterona y la Necesidad de Dominio
La testosterona (presente en hombres y mujeres en situaciones de poder) alimenta el deseo de dominar, aunque sea en Twitter o Truth:
“¡Yo soy el alfa! ¡El que manda aquí!”
4. Oxitocina (o la falta de ella)
La hormona del amor y la empatía brilla por su ausencia.
“¿Empatía? ¡Eso es para los débiles!”
Conclusión Satírica
Los líderes mundiales, equipados con botones y egos inflados, se comportan como adolescentes con armas nucleares. Su química cerebral los lleva a buscar poder, reconocimiento y miedo ajeno, mientras el resto del mundo observa con pánico, esperando que no presionen el botón equivocado… o que al menos lo hagan con estilo.
En resumen:
Son humanos, simples mortales,pero con más defectos que virtudes, reprobados emocionalmente y víctimas de sus propias hormonas que avasallan sin clemencia a las neuronas, las pocas neuronas.
Y así, el mundo sigue girando…hasta el próximo diferendo de pasiones en que este, aquel o el otro, decida unilateralmente que no es necesario discutir si se “pueden romper la madre”.
Con informacion: REDES/MEDIOS/

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