Alfredo Gallego Lara, conocido como “El Padre Pistolas”, quien en una de sus habituales misas se refirió a Francisco Javier Garcia Cabeza de Vaca como una "rata" que traficaba con el "Huachicol" ,quedó suspendido por ordenes del Arzobispo de Morelia Carlos Garfias Merlo y sigue vigente la pena canónica que le impide celebrar cualquier evento religioso, por lo que llamó a la población a no atenderlo.
“Es así como no tiene facultad para celebrar la Santa Misa, ni Primeras Comuniones, ni organizar Confirmaciones, Matrimonios, ni otra actividad del ministerio sacerdotal”, señaló en un comunicado difundido el 14 de diciembre.
Pero el polémico “Padre Pistolas”, de 71 años, sigue oficiando misas en el municipio de Chucándiro, donde se mudó para convertirse en sacerdote, pues nació en 1951 en el municipio de Tarimoro, Guanajuato.
Indicó que, el 20 de noviembre de 2021, recibió una primera amonestación que le envió con monseñor Juan Espinoza Jiménez, entonces obispo auxiliar de Morelia, junto con el presbítero José Filemón Guzmán Tapia, vicario episcopal de la Zona UV de Nuestra Señora de la Luz, para hablar con Gallegos Lara.
“Dialogaron con el presbítero Gallego Lara para exhortarlo a corregir su actuar, sobre el vocabulario vulgar y ofensivo, calumnias para con el obispo, los sacerdotes y sus fieles, usar el altar y las homilías para promocionar remedios y curaciones y, finalmente, la utilización de un lenguaje inapropiado contra las mujeres”, señaló.
Mencionó que, el 22 de mayo de 2022, monseñor Herculano Medina Garfias, obispo auxiliar, en compañía del presbítero José Filemón Guzmán Tapia, le presentaron una segunda amonestación que le envió.
Finalmente, el 4 de septiembre pasado le prohibió el ejercicio del ministerio sacerdotal por: vocabulario vulgar y ofensivo, calumnias para con el obispo, los sacerdotes y sus fieles, usar el altar y las homilías para promocionar remedios y curaciones, incumplimiento con el apoyo económico para el sostenimiento del Seminario, las Misiones, Obras Piadosas de la Iglesia, etcétera. “Escándalo en la comunidad de fieles”, expresó.
Comentó que, días después, el mismo Gallego Lara, ayudado por abogados civiles, envió una petición de revocación del decreto de suspensión, al que se le dio un silencio administrativo, que significa una negativa a la petición.
“Ha ejercido con abierta desobediencia el ministerio sacerdotal, sin hacer caso a la prohibición, tampoco ha corregido su vocabulario, ni las ofensas y continúa con la promoción de sus remedios desde el altar”, apuntó.
Gallego Lara se ganó su apodo por portar pistolas para defenderse de la delincuencia que hay en Morelia y solía cargar un revólver durante sus sermones. Además, en una misa, aconsejó a los fieles que compraran armas para protegerse de los criminales de la región.
Se hizo famoso porque, en una breve entrevista en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer de 2021, llamó a las mujeres a manifestarse de manera pacífica desde la cocina.
“Si ustedes tienen un arma: el cariño de nosotros, los hombres y de la sociedad. Pónganse a hacer tortillas, no compren Coca Cola, hagan agua fresca, sopes, tamales. Enséñense a ser mujeres”, dijo entonces.
Consideró que todos tienen el derecho a manifestarse, pero les pidió a las mujeres no romper vidrios. “Traen hasta marros y sopletes. En lugar de ganarse el cariño o respeto se ganan el desprecio”, indicó.
Este y otros comentarios, así como el lenguaje con groserías que usa en la misa, lo volvieron popular en redes sociales, para bien y para mal, porque se ganó el cariño y el odio de muchas personas.
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