martes, 27 de diciembre de 2022

"EXTORSION,MIEDO y SILENCIO": CON "CABEZA de VACA o con AMERICO los CIUDADANOS PREFIEREN PAGAR a CARTELES o HUIR ANTES que DENUNCIAR ante la AUTORIDAD COMPLICE"...solapadores de la "bola de cobrones".


La extorsion como deporte exclusivo de "Carteles" se practicaba con el panista fugitivo federal Francisco Javier Garcia Cabeza de Vaca y ahora se mantiene incólume con el "morenista" Americo Villarreal como el peor de los efectos del control que ejerce el crimen organizado en toda la geografía de Tamaulipas y vastas regiones del pais,donde ni la Guardia Estatal de Americo que tambien es parte del esquema de expolio criminal,ni la Guardia Nacional o el ejercito que es lo mismo, han hecho esfuerzos por combatirla, lo que ha orillado a los ciudadanos que la sufren a callarla ante la desconfianza de sus autoridades involucradas y la amenaza latente de que los que "andan de chiva no viven para contarlo".

denuncias y te matan:


¿Por qué la extorsión no se denuncia? ¿Por qué se opta por callar? ¿Por qué se prima el silencio en contraste con la denuncia? El silencio denota vaguedad y se ciñe, por ejemplo, a lo tortuoso que puede resultar denunciar en instituciones que carecen de la sensibilidad correspondiente ante las víctimas.

POLICIAS TE PONEN EL DEDO CON LA MAÑA:


Aunado a las consecuencias psicológicas y la deficiente respuesta institucional, las víctimas de las prácticas extorsivas suelen optar por el silencio, debido principalmente a que la extorsión trastoca la intimidad, ya sea a través de la exposición de datos personales, horarios laborales, rutas de traslado, actividades comerciales o bien, mediante el conocimiento de redes sociales y familiares más cercanas a la víctima: nombres de familiares, estilos de consumo, números telefónicos, características del domicilio, etcétera.

En ese sentido, el miedo producido por la extorsión y la percepción de inseguridad se convierten en algo eficaz pues no solo recluyen a las personas, también las mantienen cautivas y las integra en una dinámica en las que prima la falta de denuncia y visibilización del delito. Situación que deviene no solo en el incremento de la cifra negra, sino incluso en guardarse para sí las experiencias que las víctimas atravesaron, lo cual evita el calvario institucional y dificulta visibilizar las diferentes aristas que conforman la extorsión, es decir, constituyen otros tipos de impactos en el sujeto, algunos de ellos, la vergüenza, la incertidumbre y el miedo.

Algunas víctimas suelen experimentar pena o vergüenza, lo cual en sí mismo conlleva al ocultamiento, toda vez que, como señala Sara Ahmed, la vergüenza, en su forma más llana implica exponer al otro y como tal vulnerarlo, pues en muchas ocasiones la extorsión se da debido a su ingenuidad y en la confianza, que al mismo tiempo se ve cercenada, y en otras se da por consumir contenido explícito, por lo que sienten el estigma social que rodea a la actividad. Este tipo de sentimiento suele experimentarse cuando el medio de extorsión fue telefónico o por medios digitales.

El impacto del miedo de la extorsión en las emociones está presente en todo un orden lógico en el que se sustenta y moldea la superficie de las prácticas extorsivas, a través, por ejemplo, del silencio. Sumado a ello, habría que considerar que las respuestas ante las prácticas extorsivas se asocian con la figura real o imaginaria de otros grupos, por ejemplo, grupos delictivos, cárteles y delincuentes policiales uniformados.

Otras víctimas enfrentan miedo, sobre todo cuando la extorsión se realiza de manera presencial, pues suelen conocer el poder económico o político de quienes les exigen pagos recurrentes. En la mayoría de los casos el miedo viene tras ser testigos de hechos violentos como incendios provocados, detenciones arbitrarias o amenazas con armas de fuego.

El silencio se vuelve un medio de supervivencia ante la indefensión en la que el Estado deja a las víctimas en un tejido social seriamente fracturado, el no mencionar la ocurrencia del delito y simplemente pagar se vuelve la única opción para miles de víctimas en México.

A ello, por ejemplo, habría que sumar el silencio presente en la ausencia de la denuncia y en la convergencia de la opacidad institucional que, de manera muy semejante a otros delitos, implica otros calvarios relacionados con la burocracia penal. La Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública [ENVIPE] 2022 nos brinda algunas pistas del porqué no se denuncia: por miedo a que la propia institución sea quien extorsiona, máxime considerando que en algunos casos son agentes y servidores públicos quienes facilitan a través del conocimiento jurídico, o bien, mediante el monopolio de la violencia dichas prácticas; por guardar silencio, por considerarlo “una pérdida de tiempo”, por evitar farragosos y difíciles procesos, por “desconfianza en la autoridad” y “por actitud hostil de esta”.

Con informacion de: Investigadores del Observatorio Nacional Ciudadano
@dani_cristob
@ant_amar

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