A juzgar por las circunstancias que rodean su delicado entorno judicial, con múltiples carpetas federales en manos de la FGR y su marcado miedo a la carcel que demostró en noviembre de 2021 cuando se oculto ante rumores de una orden de aprehensión por delincuencia organizada y custodiado por el "GOPES",la informacion advierte, que el hombre que no "huiría",finalmente escapo del acecho de la justicia federal, que mañana podra disponer de un mandamiento judicial para proceder a su búsqueda y concretar la captura que tiene en contra los inconmensurables recursos,economicos,politicos y criminales.
Pero un articulo de opinion cuyo titulo "Los Carceleros de hoy seran los reos del mañana",publicado por el periodista Felipe Martinez Chavez,del Portal Opinión Publica,pero reproducido por El Mañana de Nuevo Laredo,nos desmenuza lo que fue de la gestion criminal del panista Garcia Cabeza de Vaca:
"...Los panistas gobernaron con el Código Penal en una mano y garrote, horca y cuchillo en la otra. La historia de terror llegó a su fin.
Después de más de dos meses de espera en un ambiente de crispación, el Tribunal Electoral otorgó el visto bueno para que Américo Villarreal rinda protesta como Gobernador, en un evento en el que no se descarta asistencia del Presidente López Obrador.
Triste decirlo pero la sensación de miedo hacia un gobierno represor y persecutor comenzó en la primera semana de octubre del 2016, cuando miles de burócratas sin seguridad laboral fueron despedidos bajo la acusación de “ser priístas”. Una buena parte ganaron juicios laborales que siguen pendientes sin cumplirse las ejecutorias.
Los “vientos del cambio” prometidos se fueron a la basura al convertirse en un huracán que destruyó y saqueó las arcas del erario.
El respetable no perdona. En las primeras acciones definieron su futuro, la derrota en la siguiente elección pese a repartir dinero a manos llenas a los electores. El presagio se cumplió el pasado cinco de junio.
El cabecismo pasará a la historia como el peor gobierno en la historia contemporánea de Tamaulipas y, de paso, sume al partido que lo llevó al poder –el PAN- en un descrédito que no le volverá a entregar la gubernatura en varios sexenios.
Si en el gobierno de Torres Cantú existió la figura de un “gobernadorcito” (el papá), con el cabecismo fueron dos, los “nanitos” que hicieron y deshicieron con contratos y posiciones en el gobierno, sobre todo por Ismael, a quien más tarde pretendió hacer sucesor.
Aparte de la burocracia afectada, se echaron a la espalda enemigos tan poderosos como los constructores. No pagaron los adeudos del egidismo y hasta duplicaron el “moche” por la asignación de obra.
Llegó a tanto el descaro, como decían los empresarios, que exigieron un “módico” porcentaje del 30 por ciento para pagar obras ya realizadas, y hasta el 40 “por adela” como condición para comenzar a trabajar en nuevos contratos.
La corrupción andando. Ya no era el 10 ni el 20, sino el 30 y hasta 40 por ciento de corrupción con depósitos en una cuenta bancaria exclusiva.
Siguió la represión a los alcaldes, ex acaldes y ex funcionarios. Fueron llamados para, bajo amenazas de cárcel, ponerlos a trabajar al servicio del PAN y el cabecismo.
Caso concreto el de Magdalena Peraza Guerra, de Tampico. Cuando pretendió salirse del redil y jugar por otro apartido, presentaron en contra una demanda penal por desvíos económicos que pretendían llevarían a una celda. Aceptó doblarse y trabajar por los azules.
Situación similar a la de “Paloma” Guillén Vicente y otros priístas que por conveniencia económica trabajaron para Palacio de Gobierno.
Los pocos alcaldes de oposición y diputados fueron sometidos igual bajo amenazas, expedientes judiciales o con “cañonazos” de billetes que no pudieron resistir, verbigracia Florentino Aarón Sáenz Cobos, de El Mante.
No escaparon a las persecuciones aquellos que disputaron la candidatura en 2016. Ordenes de aprehensión en contra de Carlos Canturosas, de Nuevo Laredo; juicios de la Auditoría Superior para Leticia Salazar y su pareja sentimental, de Matamoros, y una “vida de cuadritos” a Maki Ortiz, de Reynosa.
Su “delito” fue tener “luz propia” que los pudiera hacer crecer durante el sexenio, tanto como para aspirar a la gubernatura en este 2022.
La instrucción fue entregar armas, endirse incondicionalmente y cooperar, o la cárcel.
Ejemplo clásico es el ex Gobernador Eugenio Hernández Flores, a quien desde el poder inventaron delitos que todavía lo tienen en la cárcel, mientras auténticos pillos fueron apapachados como Xicoténcatl González Uresti, ex alcalde de Victoria.
Junto a otros rebeldes, el ejecutivo local creó un “sindicato” de Gobernadores que buscó “doblar” a Presidente López Obrador. Se quedaron con las ganas. Nunca se salieron del Pacto Federal.
Giraron órdenes de aprehensión en contra de alcaldes como Carlos Peña Ortiz y Eduardo Gattás. Doblaron a Adrián Oseguera, de Madero.
Equivocaron el camino. Iban por varios sexenios, el segundo para el hermano Ismael. El respetable los echó a patadas del 16 Hidalgo y Juárez.
La decisión del TRIFE ya se veía venir. Las acusaciones de que Morena recibió financiamiento del crimen organizado salió de la recreación novelesca del panismo. El mismo guión que siguieron en Sinaloa y Michoacán. Ya solo faltó que se fuera a Estados Unidos a lanzar acusaciones en contra del Presidente, como lo hizo inútilmente Silvano Aureoles Conejo.
Es la desesperación y el miedo a perder la libertad.
La decisión está tomada, solo resta esperar la toma de posesión de AVA el sábado. Antes los panistas estarán en corrida hacia Reynosa y el lado americano.
El gobierno de horca y cuchillo ha llegado a su fin ¿qué es lo que sigue? El restablecimiento del orden constitucional. También la liberación de los presos políticos como Eugenio Hernández, para lo cual la Fiscalía General deberá desistirse.
Como dice el adagio: Los carceleros de hoy serán los reos del mañana. Que todo sea por un nuevo Tamaulipas.
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