Sabíamos que esto podía ocurrir. El juez Dana Makoto Sabraw decidió darle a Dámaso López Serrano 72 meses de prisión luego de que lo acusara de narcotráfico. ¿Por qué una pena tan leve? Porque se convirtió en informador del gobierno norteamericano para reforzar acusaciones contra otros personajes del narco, sobre todo ligados al Cártel de Sinaloa. Lo mismo que su padre, Dámaso López Núñez, quien declaró en contra de Joaquín Guzmán Loera en el llamado juicio del siglo. “Sapos” los dos.
El Minilic está acusado de ser el autor intelectual del crimen de Javier Valdez Cárdenas, nuestro compañero asesinado el 15 de mayo de 2017 muy cerca de las oficinas de Ríodoce, donde minutos antes habíamos estado en una reunión de trabajo. Javier salió para dirigirse a comer con su hijo Francisco y ya lo estaban esperando. Lo siguieron tres cuadras y lo atajaron para matarlo. Eran las doce del día.
El juicio de López Serrano en la corte de California siguió un libreto muy socorrido por los jueces de ese país. Se había entregado en una garita de Calexico y eso facilitaba las cosas. Le sacaron información y lo estarán usando en otros juicios para señalar a otros narcotraficantes. Se acogió o se acogerá al programa de testigos protegidos y por esa razón ellos mismos se encargarán de su seguridad.
El Minilic no regresará a México y mucho menos a Sinaloa. Se entregó porque ya lo habían sentenciado. Parte de la guerra de su padre con Los Chapitos, y detenido éste, solo faltaba eliminarlo a él. De ciudad de México viajó hasta el norte y allá lo ubicaron. Los Chapitos mandaron hombres y armas, pero se regresaron cuando supieron que se había entregado a los gringos.
La única posibilidad de que regrese a México es que el gobierno de aquel país acepte colaborar con la justicia mexicana y acceda a entregarlo a la FGR para que sea juzgado por el crimen de Javier. Pero no estoy seguro de que los gringos quieran colaborar en este sentido. A ellos les gusta llevar agua a su molino, no al de otros. Y le seguirán sacando jugo al “sapo”, como lo están haciendo con su padre y con otros que también se han acogido a los beneficios que otorga ser testigo protegido. Hay que interpretar bien lo que el juez Dana Sabraw le dijo durante la audiencia en el sentido de que había sido muy valiente al colaborar con la justicia norteamericana a pesar de que eso significaba poner en riesgo su vida. Y que eso lo tomaba en cuenta para la sentencia. No solo recobrará su libertad en muy poco tiempo; también será protegido. Porque, además, tuvo que ser una condición de los Dámaso para colaborar. Yo te doy, tú me das.
Es el juego de los gringos que los capos han sabido aprovechar muy bien desde los tiempos de Medellín y Cali. Allí está El Cártel de los Sapos para el que quiera leerlo y entender cómo se las manejan, metidos hasta la coronilla en el negocio, la DEA por delante. Allí está el caso de Vicente Zambada Niebla, que obligó al gobierno norteamericano a una negociación y ahora está libre en los Estados unidos.
Por eso ellos no quieren ceder en el tema de la despenalización de las drogas, ni de la mariguana siquiera. Ocupan la droga en sus calles y en sus mansiones y por eso lo que hacen es solo administrar su guerra… a la que los gobiernos de nuestros países se han sumado desde hace décadas sin que el tema de la violencia, corrupción y descomposición social se resuelva, por el contrario.
El caso del Minilic, como el de otros narcos que recientemente han logrado su libertad en calidad de “sapos”, saca al sol la gran hipocresía del gobierno norteamericano y su sistema de justicia. A Alfredo Beltrán Leyva lo acusaron, además de narcotráfico, de haber ordenado, en Culiacán, el crimen de Julio Beltrán, en julio de 2005. A Ovidio Guzmán López le está achacando haber ordenado el crimen de un cantante porque no quiso amenizar en una de sus fiestas. Y al Chapo Guzmán lo acusaron de violencia contra las mujeres.
Bola y cadena
NINGUNA DE ESTAS ACUSACIONES tiene registro en los expedientes mexicanos, pero sí en los que moran en las cortes de los Estados Unidos. Dámaso López Serrano está acusado de ser el autor intelectual del asesinato del periodista Javier Valdez y hay una solicitud de extradición por parte del gobierno mexicano… pero al juez Dana M. Sabraw esto le importó un comino. Escuchó el “arrepentimiento” del acusado, valoró sus “colaboraciones”, fijó fianza de un millón de dólares y le otorgó su libertad.
Sentido contrario
SIEMPRE RECONOCIMOS EN RÍODOCE que traer a López Serrano a México y enjuiciarlo por el crimen de Javier, no sería sencillo, que las vías y los procedimientos son muy complicados, más cuando todo apuntaba que se acogería al programa de testigos protegidos. Pero no es imposible y, por tanto, la lucha porque sean castigados los asesinos de Javier seguirá con el mismo vigor y el mismo coraje. Ya encontraremos formas de que nuestra voz sea escuchada… aquí y en los Estados Unidos.
Humo negro
¿SE HA PREGUNTADO EL GOBIERNO mexicano qué sentido tiene detener a un narcotraficante y extraditarlo si lo más seguro es que llegando a los Estados Unidos negociará su libertad condicionada? ¿No es hora ya de revisar los tratados de extradición con ese país para garantizar que, siendo juzgados allá, recibirán sentencias ejemplares?
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