“¿Trajeron o llevaron algo los marinos desaparecidos?”. De ese modo titulé la columna publicada en este espacio el miércoles pasado.
La línea de investigación más poderosa que existe hasta el momento, según fuentes de alto nivel cercanas al caso, parece indicar que sí.
Los marinos habían recibido la orden de trasladar varios millones de pesos entre México y Acapulco, de acuerdo con la versión a la que el columnista tuvo acceso.
El domingo 6 de marzo de 2022, a las ocho de la noche, los dos marinos se reportaron por última vez, “sin novedad”, con el funcionario que los había enviado a ponerse al servicio de un senador de Morena, José Narro, según consta en el oficio SSP/02480/2022, firmado por el entonces secretario de Seguridad Pública de Acapulco, el capitán de corbeta Maximiliano Serrano Pérez.
Serrano Pérez reportó que los marinos habían informado que se habían puesto a las órdenes de Narro, quien les había proporcionado una camioneta Audi 2018, color gris grafito metalizado.
Según el capitán, la orden de enviar a los marinos como escoltas la giró la presidenta municipal de Acapulco, la también morenista Abelina López.
Como se sabe, Narro negó haber tenido bajo su servicio a los escoltas, aunque se ha hecho público el documento, firmado por él, en que los solicitó. En un escrito presentado ante la fiscalía de la CDMX el 30 de mayo (casi tres meses después de la desaparición), el senador admitió que los marinos se habían reunido con él en un restaurante del sur de la capital: dijo que en ese mismo sitio había prescindido de sus servicios como escoltas: que les había dado la instrucción de que “a su consideración descansaran” y que el lunes 7 de marzo regresaran a Acapulco.
Ya no se supo de ellos.
La alcaldesa de Acapulco negó haberle pedido al secretario de Seguridad que enviara a los marinos a ponerse a las órdenes de Narro.
Como relaté en una entrega anterior, días después de la desaparición de los marinos, un colaborador de Narro, presumiblemente su secretario particular, emitió un oficio falso, a través del cual el legislador “solicitó” dos escoltas para que lo acompañaran durante un evento celebrado en la Ciudad de México.
En el escrito presentado ante la fiscalía de la CDMX, Narro asegura que los dos marinos llegaron al restaurante acompañados por una tercera persona. Una investigación dada a conocer por Latinus la semana pasada revela que esa tercera persona, que estuvo en la mesa con Narro y el gobernador electo de Tamaulipas, Américo Villarreal, era Gerardo Teodoro Vázquez Barrera, conocido como El Gerry.
Al Gerry se le ha vinculado con el Cártel del Golfo, “de acuerdo con una investigación de la Procuraduría General de la República de 2010”. Según el reportaje de Latinus, él también desapareció el mismo día que los marinos.
He relatado aquí que Narro y un grupo de operadores políticos llegaron a Acapulco a rescatar la campaña electoral de Abelina López, que no levantaba, y que tras esa operación Morena alcanzó el triunfo.
Latinus dio a conocer una serie de fotografías tomadas en el restaurante, el día de la desaparición, en las que aparecen Narro, Villarreal y El Gerry, al lado de otras personas. Los comensales tienen frente a ellos bebidas y viandas. En una de las imágenes se encuentran de pie, sonrientes y extienden hacia el frente las palmas de las manos. Hay otra fotografía en la que los morenistas levantan las manos en señal de triunfo.
Ese día desaparecieron El Gerry y los marinos Óscar Manuel González Andrade y Victoriano Rodríguez Zurita.
El secretario de Seguridad de Acapulco fue separado del cargo y se encuentra bajo una investigación en la que participa incluso la Marina. Según las fuentes de alto nivel a las que tuvo acceso el columnista, la oscura encomienda de los “escoltas” era transportar millones de pesos en efectivo. En cinco meses no volvió a saberse de ellos. Salvo porque uno de sus teléfonos apareció en Tlalnepantla, y porque cámaras de seguridad los captaron días después de aquel domingo, moviéndose en una avenida del Edomex.
De hecho, la misteriosa camioneta Audi señalada en uno de los reportes era propiedad de El Gerry –un personaje que, hoy se sabe, participó también en la campaña de Abelina.
En resumen, la línea de investigación más fuerte que siguen las autoridades indaga si los tres desaparecidos decidieron llevarse el dinero —sucio— que les habían encargado. Un dinero que circulaba con fines desconocidos entre México y Acapulco, y que sumaba muchos, muchos, muchos millones de pesos.
Dinero sucio, desde luego, de los que son distintos.
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