El gobernador Cabeza de Vaca no sintió lo duro sino lo tupido, por la sesión de acusaciones enderezadas en su contra por legisladores locales de Morena en el Senado de la República, y mandó a sus diputados a defenderlo en el mismo sitio.
Pero fue un esfuerzo infructuoso, pues los tamaulipecos conocemos desde su juventud, la trayectoria de Cabeza de Vaca. Pero además ya ni vale la pena reivindicarlo, pues el político nativo de Reynosa-McAllen va de salida y dejará de detentar el poder el 30 de septiembre.
Diputados locales de Morena y la senadora Lupita Cervantes Covarrubias, montaron hace unos días una conferencia de prensa en la sede de la Cámara Alta del Congreso de la Unión, para anunciar que pedirán la desaparición de poderes en Tamaulipas.
Cabeza de Vaca no se dio por enterado, pero sus asesores lo convencieron de “devolver el golpe” y convocaron a su propia conferencia de prensa, para repetir los cargos imputados a legisladores de Morena, tales como el huachicoleo y cualquier otro tipo de corrupción.
Esta lluvia de lodo es la que hace que los ciudadanos no respeten y algunos hasta desprecien, a quienes se dedican a la política, porque son muy pocos de ellos los que realmente tienen vocación de servicio.
La política a la mexicana es un negocio muy productivo y legiones de parásitos, aventureros, oportunistas y vividores, usurpan a ciudadanos que tienen una real intención de servir a los demás.
Cabeza de Vaca es un ejemplo típico. Fracasó como vendedor de chamoyadas y encontró en la cosa pública, la dorada oportunidad de vivir sin trabajar.
Tiene Francisco “N” apenas 22 años de “servicio público” y sus declaraciones patrimoniales enumeran propiedades, cuentas bancarias e inversiones, propias y de familiares, por miles de millones de pesos, muchos supuestos productos de donaciones y herencias.
Le faltan a Cabeza de Vaca un poco más de cinco meses para que concluya su ciclo sexenal, pero sus amigos y detractores le atribuyen estar madurando el proyecto para perseguir la candidatura presidencial.
En más de cinco años de presidir el poder ejecutivo local, Cabeza de Vaca no destinó recursos económicos para construir obras relevantes en ninguno de los 43 municipios y tampoco impulsó el deporte, las artes, la cultura, la educación ni la salud.
Sus colaboradores le ayudaron a construir la imagen de un mandatario constructor, pero adjudicándose inversiones federales y hasta municipales, para tratar de dar la apariencia de que se preocupó por resolver carencias.
Como consecuencia de este desastre que es el gobierno panista, el Mandatario fue despojado del fuero, le congeló el gobierno federal sus bienes a él y su familia, tiene orden de aprehensión por un montón de delitos y está a punto de ser echado del cargo.
Por eso se preocupó Cabeza de Vaca, y envió a sus legisladores y a su hermano Ismael al Senado de la República, para tratar de recomponerle el blindaje y la inmunidad procesal, pues siente pasos en la azotea.
El daño ya está hecho, pero Morena y asociados tratan de impedir que Cabeza de Vaca termine de asestarle la puñalada a Tamaulipas, con la imposición de un heredero a quien manejaría como a marioneta, para seguir con la rapiña, el despojo, el latrocinio.
En su conferencia de prensa de ayer, Américo Villarreal Anaya anunció que está listo para restaurar el tejido social tamaulipeco, mediante una terapia que corresponda al diagnóstico de su mal, convencido que conseguirá con el apoyo de la sociedad, volverlo a la normalidad, el bienestar, la senda del progreso y el desarrollo.
Agregó que la mejor encuesta será la que hable el domingo 5 de junio, y sin caer en los falsos triunfalismos, se declaró optimista en cuanto a que la votación lo favorecerá, en una proporción de dos a uno e inclusive con tres votos a uno en algunas ciudades.
Villarreal Anaya predijo que romperá el récord de la votación sexenal del año 2016, cuando el candidato panista arrasó con 721,049 sufragios, asegurando que este año él obtendrá más de un millón de votos.
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