En 2021 se cumplieron veinte años de la llegada de las primeras blackberry a Europa. Los dispositivos, que se habían lanzado dos años antes en Norteamérica, arrasaron aquí como lo habían hecho allí. “España es uno de los países donde se está creciendo más rápidamente”, afirmaba en EL PAÍS el que fuera director de la compañía canadiense Rim, Dennis Kavelman. Corría el año 2005 y el ejecutivo no estaba preocupado: “Hemos escuchado muchas veces hablar de la competencia, pero nadie ha conseguido replicar lo que nosotros hemos logrado”. En 2010, casi 19 millones de estadounidenses utilizaban el dispositivo, según el portal de estadísticas Statista. Para 2021 eran apenas 200.000.
Este martes se certifica a muerte definitiva de estos teléfonos clásicos. Desde hoy, los dispositivos con sistema operativo BlackBerry perderán al acceso a funciones tan básicas como las llamadas telefónicas, el acceso a internet o el envío de SMS. Esto incluye los aparatos de la época dorada de Rim, anteriores al salto de la compañía a Android, que se produjo en 2015. “Hemos elegido extender nuestros servicios hasta esa fecha como una expresión de agradecimiento a nuestros socios y clientes leales”, explicaba la compañía en el comunicado que puso en el calendario el último suspiro de los móviles con sistemas operativos 7.1 o anteriores, BlackBerry 10 y las no tan laureadas tabletas PlayBook 2.1 y sus antecesoras, que dejaron de fabricarse un año después de su lanzamiento.
¿Qué pasará con estas reliquias? Según precisa la compañía en un recordatorio publicado recientemente, dejarán de estar disponibles los servicios de red: “Desde esta fecha, los dispositivos que empleen estos servicios y software bien a través de sus proveedores o de conexiones wifi dejarán de funcionar de manera fiable. Esto incluye los datos, las llamadas de teléfono, los SMS y las llamadas de emergencia”. También podrían dejar de funcionar otras aplicaciones propias como BlackBerry Protect o BlackBerry Messenger.
Caducan así una treintena de dispositivos de diferentes gamas: desde los clásicos BlackBerry Curve, que se hicieron ubicuos a partir de 2007, hasta el último dispositivo que llevó el sistema operativo de la casa, el BlackBerry Leap de 2015. Los siete años de margen que quedan entre el último lanzamiento y el día de hoy indican que no serán muchos los usuarios que sigan utilizando uno de estos teléfonos y que vean cómo quedan inservibles. Y cabe esperar que el drama sea aún menor en el caso de las tabletas. Sin embargo, sí es un momento altamente simbólico, el último clavo en el ataúd de unos dispositivos que acompañaron a millones de usuarios de todo el mundo y el giro definitivo de una compañía que, tras tocar el cielo en el mercado de los teléfonos inteligentes, decidió centrarse en las soluciones de software y ciberseguridad para empresas y administraciones.
El principio del fin
¿Quién mató a estos teléfonos?
Como suele ocurrir, fue el tiempo. Las primeras blackberry llegaron a un mercado muy distinto del que ahora están abandonando. En aquel entonces, las principales competidoras de estos aparatos cuyo principal reclamo era la posibilidad de enviar correos electrónicos y mensajear a sus congéneres eran las agendas de bolsillo o también conocidas por sus siglas en inglés: PDA (personal digital assistant). En 2006, la consultora Gartner cifraba la población de estos chismes casi olvidados en 3,7 millones de unidades. Ese mismo año, The Economist definía a la blackberry como “el dispositivo con el que todos los ejecutivos quieren ser vistos, y sin el que no pueden vivir”.
Entonces empezaron a surgir aquellos teléfonos inteligentes, aquel extraño terminal sin teclado que presentó Steve Jobs a mediados de 2007. La llegada del iPhone marcó el principio del fin. Según los expertos, la canadiense nunca consiguió adaptarse a la nueva era que abanderó el teléfono de Apple. Unos meses después del lanzamiento del primer móvil de la factoría de Cupertino, Mike Lazaridis, fundador de BlackBerry, aún se burlaba del formato: “¿Pantallas táctiles? Bah, hace décadas que existen. Nosotros lo estuvimos pensando y vimos que el teclado es más eficiente”, afirmaba en EL PAÍS. No había pasado un año cuando llegó al mercado BlackBerry Storm, que carecía de teclado físico. La firma pareció resistir por un tiempo. El mismísimo Barack Obama llegó a la presidencia de los Estados Unidos empuñando una blackberry.
En 2010, pusieron su propia tableta a competir, sin éxito, con el iPad. Aunque la firma acabó por flexibilizar sus apuestas, sus esfuerzos de modernización llegaban tarde y resultaban insuficientes. La pérdida de terreno y el coste que esta estaba teniendo para RIM se hizo evidente en julio de 2011, cuando la compañía anunció que se disponía a despedir al 10% de su plantilla: 2.000 empleos eliminados para reducir costes cuando aún conservaban un 24,7% de la cuota de mercado frente al 38% de Android y el 27% de Apple. Siguieron llegando al mercado nuevos teléfonos de la canadiense, pero ninguno logró revertir la tendencia.
En 2016, la compañía dejó también de fabricar sus propios dispositivos, y dio una licencia a la china TLC para que utilizase la marca BlackBerry en nuevos móviles con y sin teclado. El permiso, que tampoco logró grandes éxitos se terminó de 2020 y los móviles que se fabricaron durante ese periodo, ya con sistemas operativos de Android, tendrían que seguir teniendo soporte al menos hasta agosto de este año.
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