La nueva normalidad carcelaria de Emilio Lozoya no está exenta de tensiones políticas. Recluido en el Reclusorio Norte tras ser fotografiado cenando en un restaurante de alta gama, el ex director general de Pemex de momento tiene prohibido su acceso a la zona VIP del presidio.
Según dicen sus allegados, el abogado Javier Collado, ligado a Enrique Peña Nieto y preso allí desde el inicio del sexenio actual, operó con las autoridades del reclusorio para que Lozoya no pueda ingresar a la zona VIP. Collado explicó que la presencia de Lozoya generaría malestar en ese pabellón especial donde habitan el ex senador panista Jorge Luis Lavalle, el ex gobernador veracruzano Javier Duarte y otros reos de delitos de cuello blanco, como estafas, lavado de dinero o evasión.
El eje del problema es que en el pabellón VIP la seguridad es más bien relajada y si Lozoya aparece por allí Collado cree que se podría generar conflicto con Lavalle (preso por dichos de Lozoya) y con el propio Durte, que asegura que en cierta ocasión social Lozoya desairó a su esposa Karime Macías.
Lozoya está aislado pero en otro sector del reclusorio. Su traslado a la zona VIP implicaría un refuerzo de la seguridad en ese sector, por ejemplo, que cada reo esté en su celda, algo que actualmente no sucede. Los presos allí circulan sin mayores problemas, se visitan durante gran parte del día y conviven en zonas comunes donde ven televisión, hablan por teléfono, debaten sobre la actualidad política e intercambian opiniones sobre el devenir procesal de cada uno.
En ese mundo, un hombre como Collado es referente indiscutido, no solo por sus contactos y su gran capacidad jurídica, sino porque a pesar de ya llevar años detenido, nunca delató a nadie, rasgo que da handicap en el día a día de la vida carcelaria.
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