Una de las armas predilectas, quizás la favorita, de los cárteles de la droga en México es el fusil de asalto AK-47 o Avtomat Kalashnikova, mejor conocido como la Cuerno de Chivo.
Creada en 1947 por el militar soviético Mikhail Kalashnikov, la AK-47 se convirtió en el arma oficial de infantería del Ejército Rojo en la entonces Unión Soviética y, posteriormente, en el arma reglamentaria de los países del bloque oriental signados en el Pacto de Varsovia.
Pero la popularidad de la AK-47 se dio cuando los movimientos guerrilleros de ideología marxista -incluidos los que se dieron en América Latina- la adoptaron como su arma predilecta, por su alcance de hasta 600 metros, la velocidad de sus disparos, su bajo costo y su accesibilidad.
Convertido en el fusil de asalto más fabricado y contrabandeado en el planeta, se estima que se han fabricado unas 100 millones de AK-47, que se manufactura ya en 18 países, entre otros Albania, China, Bulgaria, Hungría, Turquía, India, Irak, Irán, Corea del Norte, Serbia, Pakistán y Rumania.
Y lo mejor es que la poderosa Cuerno de Chivo no solo tiene una enorme demanda global, sino que es uno de los mejores negocios para los traficantes de armas.
Su costo de fabricación, dependiendo del país, puede rondar entre los 100 y los 300 dólares, pero su precio de venta se eleva hasta los mil 500 y los tres mil dólares. Diez a uno.
Viene este preámbulo, como extrañamiento de que el gobierno mexicano se haya limitado a interponer una demanda contra los fabricantes de armas de los Estados Unidos y no haya hecho algo similar con sus homólogos de Rusia y aliados, cuya popular AK-47 figura entre las armas más decomisadas al crimen organizado en México.
Marcelo Ebrard fue contundente al exigir en el litigio, el pago de 10 mil millones de dólares a los fabricantes de armas norteamericanos, pero no se anunció pleito alguno en paralelo sobre las armas soviéticas que, a través de China, Cuba, Venezuela, Colombia y otros países asiáticos, son contrabandeadas a nuestro país para ser empuñadas por los capos que trafican drogas.
Y ni modo de decir que el Canciller no conoce los detalles. Cuestión de preguntar en la Secretaría de la Defensa o en la Secretaría de Marina, para que le den un detallado reporte de los decomisos de armas al crimen organizado.
Quizás se enteraría que el 70 por ciento son, en efecto, armas de fabricación norteamericana, pero el 30 por ciento son de manufactura soviética, china o de cualquiera de los 18 países que trafican las AK-47 y similares, para ser vendidas en todo el mundo, México incluido.
Quizás si hiciera la investigación correcta, el indignado Marcelo Ebrard podría conocer a detalle los decomisos de esos fusiles de asalto y saber cuántos fueron confiscados a los cárteles, o cuántos decomisados en operativos en aduanas fronterizas o puertos como Manzanillo, Lázaro Cárdenas, Guaymas, Veracruz o Altamira.
Por eso, además de absurda, luce parcial, politizada e incluso ideologizada la demanda interpuesta por México, culpando a los fabricantes de armas norteamericanas de negligencia por el aumento del crimen organizado en México.
Esa es la salida fácil de un gobierno que ha hecho del reparto de culpas un instrumento para esconder su incapacidad en hacerle frente a los problemas que, como el de las armas, son de su competencia si existiera un eficiente control en las prosas aduanas y puertos mexicanos, pero sobre todo, una auténtica lucha contra el crimen organizado.
Si el Canciller quiere que le tomen en serio su denuncia del tráfico de armas, tendría que actuar en piso parejo y estar redactando ya un litigio similar contra Rusia y los países que trafican en México las AK-47 y sus similares, las AK-74, AKS, AKM, RPK y PA M1986, entre otras.
¿O también en el combate en la venta y el contrabando de armas, el gobierno de la Cuarta Transformación demuestra sus filias y sus fobias ideológicas? ¿Será que a “los amigos” no se les toca ni con la ráfaga de una AK-47?
Mikhail Kalashnikov, su creador, murió en 2013 después de ser condecorado como Héroe de la Federación Rusa, Premio Lenin y Orden al Mérito del Padre de la Patria.
Y para ratificar su heroísmo, el 20 de septiembre del 2017 se develó en pleno centro de Moscú una escultura de siete metros del inventor, portando su creación, la AK-47, esa arma hasta hoy intocable en los litigios de México.
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