Se espera que de perder la demanda ante una corte estadunidense, estas siete familias de la guerra paguen, en un escenario optimista, una indemnización equivalente a 1.5 por ciento del PIB de México por todos los daños causados. Aunque la cifra final se decidirá en el juicio.
De todos, tal vez el más conocido es Ronnie Barrett, dada su presencia en convenciones de armas y sus apariciones en medios estadunidenses. Fundador de la empresa que fabrica los rifles de francotirador calibre .50 que llevan su apellido y que además de haber sido pieza clave de la guerra de Irak para el ejército de Estados Unidos son las favoritas de los grupos del narcotráfico porque, entre otras cosas, pueden derribar aeronaves.
Barrett, originario de Tenesse, ha hecho una inmensa fortuna en 40 años a costa de la muerte de miles de personas en otros países, como por ejemplo, México.
Mitchell Saltz, por su parte, en 2001 se convirtió en el dueño de la mítica compañía Smith & Wesson fundada en 1852. Ahora sus armas son clave en la guerra contra el narcotráfico que deja miles de muertos al año en México. Saltz murió en octubre de 2020, aunque no se conocen más detalles de su herencia, se sabe que en 2012 contrajo matrimonio con Kim Saltz y que su actual CEO es James Debney.
Algunos de sus principales accionistas son BlackRock Fund Advisors que posee 9.18 por ciento de los activos, Renaissance Technologies LLC con 7.74 por ciento, The Vanguard Group, Inc con 7.61 por ciento y Dimensional Fund Advisors LP con 5.24 por ciento. Se sabe que tanto BlackRock como The Vanguard Group tienen importantes inversiones en México.
Otro clásico del imaginario estadunidense cuando se habla sobre armas es la Colt’s Manufacturing Company, fundada en el año 1836 por Samuel Colt. Desde 1994 sus activos fueron comprados por Zilkha & Co., propiedad del magnate Donald Zilkha, integrante de la famosa dinastía Zilkha, banqueros provenientes de Medio Oriente.
Colt siempre ha estado ligado a importantes contratos con el Departamento de Defensa estadunidense. A pesar de que no la desarrollaron, durante mucho tiempo Colt fue el principal responsable de la producción de todos los fusiles AR-15 y M16, que son bien conocidos entre los cárteles mexicanos.
Gaston Glock es el dueño y fundador de la empresa que también lleva su apellido. El ingeniero austriaco saltó a la fama en 1981 cuando presentó la pistola Glock, una corta automática que revolucionó el mercado. Ahora la compañía suministra a fuerzas armadas, agencias de seguridad y policías de al menos 48 países. Aunque, por supuesto, también son populares en el mercado negro.
Beretta Holding es, según se definen ellos mismos, una cartera de sociedades del famoso grupo industrial italiano y cuenta con la participación directa o indirecta en las 32 empresas que actualmente conforman el grupo, que “es un líder reconocido en el sector de armas de fuego ligeras dedicadas a la caza, deportivas y defensa personal”.
El grupo es presidido por Pietro Gussalli Beretta, la decimoquinta generación de una familia dedicada a la fabricación de armas desde 1526. Pietro, junto con su padre Ugo y su hermano Franco, gestionan el Beretta Holding Group.
A diferencia de las otras empresas demandadas por el gobierno mexicano ante una corte de Massachusetts, la Century International Arms es de reciente creación, fundada en 1961 por William Sucher, un reparador de máquinas de escribir que encontró en las armas un excelente negocio. Entre su portafolio de muerte están versiones estadunidenses del famoso rifle de asalto soviético AK-47, el llamado cuerno de chivo, otra de las armas preferidas por los cárteles mexicanos.
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