El Centro Nacional de Inteligencia abrió una investigación en contra de cuatro directivos por supuestas “filtraciones de información” que vulnerarían las labores de seguridad nacional: el coordinador general de Contrainteligencia, el director de la Escuela de Inteligencia para la Seguridad Nacional, el director de apoyo a la Operación y la directora de Recursos Humanos. Todos han sido reemplazados por funcionarios cercanos al secretario Alfonso Durazo
En el principal órgano de inteligencia y seguridad nacional del país se abrió una investigación en contra de cuatro directivos por supuestas “filtraciones de información” que, de ser cierto, vulneraría labores del Centro Nacional de Inteligencia (CNI).
PLEITO TRAS PLEITO:
Las instrucciones de abrir los expedientes en contra de los cuatro funcionarios del CNI provino del secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo Montaño, quien desde principios del gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha tomado el control de ese órgano de seguridad nacional y ha recomendado en puestos clave a sus allegados y amigos, algunos sin tener el perfil ni conocimiento que requieren esos cargos, a excepción del nombramiento del general Audomaro Martínez Zapata, director general del CNI, experto en seguridad nacional y quien fue designado directamente por el presidente de la República.
Los cuatro directivos del CNI que fueron separados del cargo hasta que terminen las investigaciones y se determine si tienen alguna responsabilidad en las “filtraciones de información” son:
- El coordinador general de Contrainteligencia, el capitán Fernando Torres Torres, hombre de confianza del director general, y en su lugar se designó como encargado a Marco A. Medina Arredondo, quien ocupaba dentro de esa misma Coordinación la Dirección de Atención al Terrorismo.
- El director de la Escuela de Inteligencia para la Seguridad Nacional, Jorge Retana Yarto, también nombrado por el general Audomaro e investigador universitario que es sustituido por Antonio Curzio (hermano del analista y conductor de noticieros Leonardo Curzio), quien se desempeñaba como subdirector académico en el CNI, además de participar en el servicio exterior durante 25 años como representante de lo que antes era el Cisen (Centro de Investigación y Seguridad Nacional) ante las embajadas de México en El Salvador y Canadá.
- El director de apoyo a la Operación, Ignacio Mendoza Gandaria, cuyo jefe inmediato es el coordinador general de Operaciones, Jaime Mejía Michel, hombre de todas las confianzas del director general Audomaro Martínez Zapata.
- La directora de Recursos Humanos, la maestra Myrna Laura Ponce Mayorga, dependiente de la Unidad de Administración, Finanzas y Desarrollo Humano del CNI, quien en el sexenio pasado fue directora general de Operación Policial en la Comisión Nacional de Seguridad.
Esta investigación que ordenó Durazo golpea fuertemente al CNI, porque el coordinador general y los tres directores separados de sus cargos eran del equipo cercano al general Audomaro Martínez.
Nombramientos a modo
Los nombramientos que ha hecho en el CNI directamente Durazo Montaño tienen el propósito de apoderarse de todo el control de la seguridad nacional del país a través de los órganos de inteligencia civiles y militares, aún por encima de los tres mandos militares de más alto rango en el gobierno de López Obrador, como son el secretario de la Defensa Nacional, general Luis Cresencio Sandoval; el secretario de Marina, almirante José Rafael Ojeda Durán, y el mismo director general del CNI, general Martínez Zapata.
Entre esos nombramientos que ha hecho Durazo en el CNI están el de José Ángel Ávila Pérez como secretario general, pero por su ineptitud e incapacidad en materias de inteligencia y seguridad nacional sólo duró unos cuantos meses en el cargo y fue sustituido por otro cercano amigo y colaborador de Durazo, el también sonorense Francisco Acuña Méndez, quien se desempeñaba como coordinador de asesores de Durazo en la Secretaría y, también sin experiencia, pasó a ocupar la Secretaría General del CNI.
Otro grupo de directivos del CNI identificado plenamente con el secretario de Seguridad y abiertamente opositores al general Audomaro Martínez, además del secretario general Francisco Acuña –número dos en la estructura del Centro–, son tres coordinadores generales que se han mantenido en la estructura de la seguridad nacional por entre 15 y 20 años, cuando el PRI y el PAN mantenían el poder y la corrupción y el espionaje en el Cisen (Centro de Investigación y Seguridad Nacional) eran cosa de todos los días.
Esos tres viejos directivos ubicados en puestos claves del CNI son: Francisco Gustavo Rosas Hernández, coordinador general de Información y Análisis; Raúl A. Villegas Lastra, coordinador general de Desarrollo Tecnológico, y Luis Acosta Cassina, coordinador general de Vinculación.
A este grupo opositor al director general del CNI se suman otros recomendados de Durazo Montaño, como son Gustavo Rómulo Salas Chávez, titular del Centro Nacional de Fusión de Inteligencia (Cenfi) y quien depende directamente del secretario general del CNI, lo que ha provocado una mayor tensión al interior de ese órgano de inteligencia por la disputa del control interno y al mismo tiempo ha creado presión extrema e incertidumbre entre los casi 3 mil 500 empleados de ese Centro, a quienes se les ha advertido que deben guardar lealtad porque “nadie está seguro en su puesto”.
En pocos meses en el cargo, Salas Chávez ya tiene acusaciones de trabajadores por acoso laboral, hostigamiento y maltrato de empleadas, pero al secretario Durazo parece no importarle la prepotencia y el mal comportamiento de sus subalternos mientras éstos le sigan siendo leales (este tema merece explicarlo ampliamente en otra entrega informativa).
Un recomendado más es el maestro Humberto Amado Corona Ramírez, quien antes de ser dado de alta por órdenes del secretario Alfonso Durazo se desempeñaba en 2018 como titular de la Fiscalía Desconcentrada de Investigación en la entonces delegación de Coyoacán, de la Ciudad de México, de donde fue cesado por el entonces procurador general de Justicia, Edmundo Garrido, por la desaparición de un lote de joyas, oro y relojes que estaban en resguardo en una agencia del Ministerio Público después de ser recuperados por el robo a una joyería en la capital del país.
Este último nombramiento debería ser revisado por la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, pues nombrar a un directivo en un importante cargo de seguridad nacional cuando fue cesado por el robo de un lote de joyas en 2018, prende los focos rojos.
Fuente.-Miguel Badillo/
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