Su último día, Julio Durán lo pasó en una cama del Hospital General de México, al lado de su esposa. Tenía 79 años y era la tercera vez que llegaba a un centro médico en estado grave, luego de haber pasado casi la mitad de su vida lidiando con el diagnóstico que firmaría su muerte: diabetes.
Su cuerpo había perdido suficiente masa muscular como para no poderse sostener al caminar. Lejos quedaba la imagen del hombre de bigote tupido, joven y fuerte que subía cerros, macheteaba las milpas y litigaba en los juzgados con tesón.
“Comenzó a beber socialmente en el despacho en el que trabajaba, muy poco tiempo después lo diagnosticaron como diabético”, cuenta su esposa Cristina. Murió un día de abril de 2016 a consecuencia de la enfermedad que le habían diagnosticado casi cuatro décadas atrás, a los 42 años.
Su fallecimiento es sólo uno de los que cada año cimbran las estadísticas de defunciones: en 20 años, la diabetes ha matado a 214 personas cada día. Es la segunda causa de muerte en México, sólo debajo de las enfermedades del corazón.
En ese periodo, el número de muertes por esta enfermedad se ha incrementado 62.5%. Si en 1998 hubo 41 mil 832 defunciones por diabetes, para 2018 el número creció hasta llegar a los 101 mil 257 registros, de acuerdo con un análisis realizado por EMEEQUIS del histórico de mortalidad del INEGI.
En dos décadas ha muerto el equivalente a la población total del estado de Quintana Roo: un millón y medio de personas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) la llama “epidemia”, al igual que a otras enfermedades no transmisibles: obesidad, hipertensión y tabaquismo, que se han colocado, directa o indirectamente, como las primeras causas de muerte en México.
La diabetes mata a 214 personas diariamente, la obesidad a tres cada día –el 70% de los mexicanos la padece–. En tanto que 15.2 millones de personas están diagnosticadas como hipertensas, un padecimiento que forma parte del grupo de enfermedades del corazón que ha matado a más de dos millones de personas en dos décadas.
Para un país donde los mexicanos fuman siete cigarrillos al día, el tabaquismo es otra epidemia con consecuencias desastrosas. La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) tiene su raíz en el consumo de tabaco y ha matado a más de 350 mil personas. Es la octava causa de muerte en el país.
Estas epidemias, que ya afectan la calidad de vida de los mexicanos, suman un riesgo para quien contrae coronavirus. Todas aparecen como comorbilidades (factores de riesgo) en la lista de quienes fallecieron por esta pandemia. La hipertensión (41.5%), la diabetes (37.6%), la obesidad (35.5%), el tabaquismo (11.1%) y la EPOC (10.5%) son las principales enfermedades asociadas a las muertes por COVID-19.
DIABETES MÁS COVID-19: COMBINACIÓN MORTAL
La diabetes es también la segunda causa de comorbilidad que se ha registrado en las defunciones por COVID-19. Los datos más recientes presentados por la Secretaría de Salud indican que 4 de cada 10 personas que han fallecido en México por coronavirus, padecían esta enfermedad.
“Tenemos una población con una salud crónicamente deteriorada. La magnitud de la epidemia de obesidad, sobrepeso, diabetes y con ellas un conjunto de enfermedades crónicas, como la hipertensión, nos pesa. Literalmente el sobrepeso nos pesa”, reconoció Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, el encargado de liderar la batalla contra el virus.
Los otros rastros que han dejado las defunciones a lo largo de la pandemia es que todos los fallecidos han presentado alguna otra Enfermedad Crónica No Transmisible (ECNT).
Hasta el 13 de abril, el 41.6% de los fallecidos por coronavirus eran hipertensos, 35.5% tenían obesidad, 11.4% eran fumadores, 10.54 EPOC y otros tantos padecían insuficiencia renal crónica, enfermedad cardiovascular, inmunosupresión, asma y VIH o SIDA.
Algunos tenían combinaciones de estas enfermedades, situación que aumentó su vulnerabilidad al contraer coronavirus. El jueves 9 de abril, por ejemplo, López-Gatell anunció los primeros dos decesos de mujeres embarazadas en la pandemia en México. En ambos casos había factores de riesgo: en un caso, hipertensión y obesidad; en otro, diabetes gestacional y obesidad.
El panorama, mencionó el subsecretario, podría complicarse por la mala salud de los mexicanos, pues, pese a tener una gran población de jóvenes en el país (31.4% de la población total tiene entre 12 y 29 años) muchos de ellos presentan alguna enfermedad crónica no transmisible, principalmente obesidad y diabetes.
LA DIABETES, MÁS LETAL QUE LA VIOLENCIA
Pese a vivir en un país con altos índices de violencia, las y los mexicanos tienen más probabilidades de morir por diabetes que como víctimas de un homicidio.
El promedio diario de homicidios, calculado en esos 20 años, es de 51 asesinatos al día, mientras que las muertes por diabetes son cuatro veces mayores: diariamente mueren 214 personas víctimas de esta enfermedad.
La diabetes es una enfermedad crónica que aparece cuando el páncreas no produce insulina suficiente o cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce, según la OMS.
De acuerdo con el análisis de las estadísticas de mortalidad, este padecimiento es, además, más letal que un tumor maligno o un accidente.
No distingue género, afecta casi de igual manera a hombres que mujeres. En dos décadas, han fallecido a manos de la diabetes 822 mil mujeres y 741 mil hombres.
Tampoco perdona a los más jóvenes. Si bien seis de cada 10 mexicanas y mexicanos que murieron por esta enfermedad eran mayores de 65 años, los registros estadísticos muestran fallecimientos de niñas y niños recién nacidos, otros tantos que murieron al inicio o mitad de su infancia, unos más en su adolescencia y otros en su juventud.
La razón detrás de estos altos índices es el cambio en el estilo de vida de la sociedad mexicana: somos más sedentarios, hay poca cultura de la buena alimentación y comemos alimentos altos en calorías, azúcares y grasas.
La doctora Martha Rangel, vocera de la Federación Mexicana de Diabetes, explica que el cambio en la rutina desencadenó la epidemia de obesidad y sobrepeso, madre de otras enfermedades, al grado de que la causa de muerte principal en el país ha mutado: “Hace 20 años la principal causa de muerte eran las enfermedades infecciosas, hoy tenemos a una ECNT y sus complicaciones, la diabetes”.
Actualmente, uno de cada 100 mexicanos mayores de 20 años ha sido diagnosticado con diabetes, aunque, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT 2018), hay estados que sobrepasan la media nacional: Campeche, Tamaulipas, Hidalgo, Ciudad de México y Nuevo León. Las mujeres son las que más la padecen (11.4%), mientras que el 9.1% de los hombres son diabéticos.
Esta enfermedad no sólo deteriora la calidad de vida, también causa estragos en el sistema de salud pública del país, recalca la educadora en diabetes. “Es uno de los padecimientos que está colapsando el sistema de salud mexicano”.
Según la Fundación Mexicana para la Salud, la carga económica de la diabetes tipo 2 en el país era equivalente al 2.25% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2013. Para 2018 se estimó un costo total de 506 mil millones de pesos por medicamentos, atención médica de las complicaciones y la pérdida de ingresos por muertes prematuras, ausentismo e incapacidad laboral.
“El impacto económico va más allá de las finanzas del sistema de salud: afecta el nivel de ingreso familiar y la contribución de los trabajadores a la producción del país”, se lee en el documento Carga Económica de la Diabetes Mellitus en México, 2013.
La mala alimentación es el origen de muchos problemas. Foto: Cuartoscuro.com
LA LETALIDAD DE LA MALA ALIMENTACIÓN
Al padre de Rocío Guzmán le diagnosticaron diabetes cuando tenía 40 años y, según su hija, su mala alimentación fue la llave que más tarde le quitaría la vida.
“Mi papá era una persona con poca actividad física, no tenía buenos hábitos alimenticios ni horarios establecidos. Tras el diagnóstico no hizo cambios considerables, no llevaba un control de su enfermedad ni se checaba periódicamente”, cuenta.
Recuerda que una noche su papá se cenó ocho tacos, un refresco y una rebanada de pastel, al otro día tenía que medir su glucosa. Sorprendentemente, el nivel de glucosa resultó estable, situación que usó para argumentar que no era necesario un cambio en su alimentación. Para él era la prueba de que comer como lo hacía no causaba estragos en su salud. Su padre perdió la vista años más tarde, como consecuencia de la enfermedad, la misma que después terminaría con su vida.
En la conferencia del 9 de abril, el subsecretario López-Gatell reconoció que se pelea con el coronavirus a contracorriente porque los “estragos prolongados de la mala alimentación” sí están pesando en las afectaciones que el virus tiene en la población mexicana.
La mala alimentación, dijo López-Gatell, es la causa de la mitad de las muertes registradas en el país.
Esto, enfatizó, “no depende solamente de la voluntad de los individuos, la causa raíz es que tenemos una monstruosa sobreoferta de alimentos industrializados de muy bajo valor nutricional y altísimo poder calórico en forma de bebidas o en forma de productos industrializados sólidos”.
LA ENFERMEDAD SILENCIOSA
La OMS llama a la diabetes la “enfermedad silenciosa”, porque puede desarrollarse en las personas sin mostrar síntomas iniciales. “Puede conducir a graves complicaciones: problemas cardíacos, renales, de la vista y circulatorios que pueden causar discapacidad permanente o hasta una muerte prematura”.
La única forma de prevenirla o demorarla es a través de cambios en el estilo de vida.
El tío de Fernanda fue diagnosticado con diabetes a los 30 años. Hugo, un adulto joven que a esa edad trabajaba como chofer de la extinta Ruta 100, pasaba la mayor parte de sus días inmóvil ante el volante del autobús, tenía obesidad. Recuerda que sus hábitos alimenticios eran malos y excesivos, hasta que le diagnosticaron diabetes.
“En reuniones familiares teníamos que esconder guisados, chicharrón y refresco, porque le gustaban mucho, pero sí llegué a verlo comiendo chicharrón y comprando refrescos a escondidas”, cuenta Fernanda.
Su tío falleció a los 55 años, tras ser dializado: el procedimiento que consiste en filtrar la sangre dentro del organismo y de esta forma suplir el trabajo que deberían realizar los riñones para eliminar los desechos peligrosos del cuerpo, excesos de sal y agua.
Un paciente con diabetes controlada, explica la doctora Rangel, puede hacer una vida normal e incluso superar la media de esperanza de vida en México, que es de 75 años. Sin embargo, una persona diagnosticada que no se cuida, vive mínimo 12 años menos.
Y, recalca, la diabetes mata lento. “No caen muertos, se van a pedacitos: pierden la vista, tienen insuficiencia renal, necesitan diálisis, tienen desgaste constante y un alto riesgo de ser amputados”.
SOBREPESO: EL PADRE DE TODOS LOS MALES
El sobrepeso y la obesidad es otra de las epidemias que aqueja a los mexicanos y que, lejos de reducirse, va al alza. Una estimación de la OMS indica que 8 de cada 10 muertes por Enfermedades Crónicas No Transmisibles (ECNT) están relacionadas con la obesidad y el sobrepeso en México. Esto, señala el organismo, tiene que ver con el alto consumo de bebidas azucaradas y la mala alimentación.
En la actualidad, según los datos de la ENSANUT 2018, el 35.6% de las y los niños mexicanos, de entre cinco y 11 años, tienen sobrepeso u obesidad, casi el mismo porcentaje de la población de 12 a 19 años (35.8%). México es el país con mayor número de menores de edad con obesidad y sobrepeso en el mundo.
La situación se agrava cuando se trata de adultos que superan los 20 años: siete de cada 10 mexicanas y mexicanos tienen alguno de estos padecimientos.
Según la encuesta, el 85% de la población, sin importar su edad, consume bebidas no-lácteas endulzadas y, en menores porcentajes, todos consumen botanas, dulces y postres; cereales dulces, comida rápida y antojitos, así como carnes procesadas.
La obesidad, además, también provoca muertes directas. En 20 años ha matado a 22 mil 660 personas: tres personas cada día. El 41.6% de ellas tenían entre 45 y 64 años.
La doctora Rangel ha guiado a pacientes diagnosticados con diabetes en la FMD. Dice que la única forma de revertir esta curva es con educación, enseñar a la población mexicana, desde la infancia, a alimentarse correctamente.
La hipertensión aparece como primer factor de comorbilidad en las estadísticas que presenta el gobierno.
HIPERTENSIÓN, EPOC, TABAQUISMO: LAS OTRAS EPIDEMIAS
María Elena es una mujer de 70 años que lleva los últimos 15 con hipertensión diagnosticada. Tras días de fuertes dolores de cabeza, visitó al doctor: su presión rebasaba los estándares normales que usualmente marcan 120/70, la de ella estaba 120/110.
Tras monitorear su presión ocho días el médico le declaró hipertensa y así se convirtió en una de las 15.2 millones de personas que en México están diagnosticadas con esta enfermedad, uno de los padecimientos que es el principal agravante si se adquiere Covid-19.
La hipertensión forma parte del grupo de enfermedades del corazón que, en conjunto, son la primera causa de muerte en México. Según las estadísticas de mortalidad, 2 millones 60 mil personas murieron en 20 años por estos padecimientos, principalmente por infartos.
Con 63 años, Ricardo suma tres factores de riesgo ante la pandemia de coronavirus: es diabético, diagnosticado hace una década; tiene EPOC, detectado hace dos años, y fue un fumador durante largo tiempo.
Si mira en retrospectiva, su empleo fue uno de los factores que le orillaron a desarrollar las enfermedades crónicas no transmisibles. Durante más de 30 años trabajó en la construcción y mantenimiento de plantas industriales, tanto para el gobierno como para la iniciativa privada.
Su ritmo de trabajo de siete de la mañana a siete de la noche le impedía alimentarse sanamente. Cuando le detectaron diabetes también tenía los triglicéridos altísimos. La EPOC le vino recientemente a causa de lo que respiró en las plantas industriales durante toda su vida profesional y a los años que pasó de cigarrillo en cigarrillo.
La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica es un padecimiento progresivo que causa dificultad para respirar y empeora con el paso del tiempo.
El Departamento de salud de Estados Unidos señala como principal causa de la EPOC el tabaquismo, además, “la exposición a largo plazo a otros irritantes de los pulmones –aire contaminado, vapores químicos o polvo– pueden contribuir”, como en el caso de Ricardo y su actividad profesional.
En México, en promedio, los mexicanos mayores de 20 años fuman siete cigarrillos diarios. Aguascalientes es el estado con mayor porcentaje de población que consume tabaco (15.3%), le siguen Coahuila (14.2%), Tlaxcala (14.2%), Sonora (13.9%) y Nuevo León (13.8%). Los hombres son los que más fuman.
Entre 1998 y 2018 han fallecido 350 mil personas a causa de la EPOC, el 89.4% de ellas son personas tenían más de 65 años, la mayoría eran hombres. Esta enfermedad es la octava causa de muerte en el país.
Para María Elena, quien se considera población en riesgo, no sólo por su edad, sino por las enfermedades crónicas que padece, en la pandemia no hay de otra: “O nos quedamos en casa o nos quedamos en casa. El riesgo ya era grande, esto empeora las cosas”.
La doctora Rangel es clara: “Ni la diabetes ni ninguna otra enfermedad no transmisible irán a ningún lado, no tienen aislamiento, no tienen pausa y van a continuar ahí cuando todo esto termine. Es momento de prestar atención a nuestra salud más allá de la pandemia”.
Fuente.-@AleCrail/
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