"Juan Carlos N" al que algunos medios de comunicación han dado el controvertido apodo de "El Monstruo de Ecatepec", rompió el molde de gran parte de los asesinos seriales de mujeres en la historia del país.
La mayoría se conocen por encontrar entre las prostitutas o gente sin familia a sus principales víctimas, pero Juan Carlos se salió del patrón establecido al encontrar entre hijas estimadas por sus padres, sus vecinas e incluso a mujeres embarazadas a las destinarias del odio, que según confesó siente hacia las mujeres.
La historia de los asesinos seriales de mujeres se remonta al último cuarto del siglo 19 cuando un hombre llamado Francisco Guerrero "El Chalequero" empezó a asesinar prostitutas a cuchilladas, algo a lo que se dedicaría por décadas.
Entre 1880 y 1908, "El Chalequero" (apodo que recibió porque solía vestir impecable) asesinó a más de 20 prostitutas a las cuales contrataba y después de tener sexo con ellas las estrangulaba o decapitaba y arrojaba los cuerpos a un río en la capital mexicana.
“El Chalequero” en una fotografía tomada en la cárcel antes de su muerte.
Vivía en la céntrica colonia Guerrero y se asegura que no sólo estaba casado sino que también tenía otras mujeres, hay quien aseguró que era proxeneta. En 1908 atacó a su última víctima quien sobrevivió para llevarlo a prisión, donde murió en 1910, antes que se le dictara sentencia.
La mujer verdugo
Al igual que "El Chalequero", una famosa asesina serial del siglo 19 fue Guadalupe Martínez de Bejarano, una mujer que enviudo poco después de tener un hijo. Sus principales víctimas eran niñas y adolescentes huérfanas a quienes ofrecía trabajo como domésticas en su casa.
Quienes tenían la mala suerte de aceptar eran torturadas y asesinadas por la viuda. Su primer crimen conocido fue el de una joven llamada Casimira Juárez, en 1887.
A pesar de las sospechas de algunos vecinos que veían como cambiaba constantemente su servicio doméstico, era difícil comprobarle algún delito, porque las torturas y asesinatos los realizaba al interior de su casa y ante la sociedad tenía la imagen de una mujer caritativa que adoptaba huérfanas.
Es considerada la primera mujer en el país acusada de ser asesina en serie, los medios de la época la llamaron "La Mujer Verdugo". Los investigadores la clasificaron como hedonista, criminal organizada, depredadora sexual, sedentaria y motivada para satisfacerse sexualmente.
La viuda se hacía pasar como una mujer caritativa que daba hogar a jóvenes huérfanas.
Sus técnica favorita era dejar a sus víctimas paradas sobre un brasero para que sufrieran quemaduras en distintas partes de su cuerpo como los pies, también colocaba objetos al rojo vivo sobre las jóvenes desnudas, principalmente en genitales y glúteos.
Colocaba un silla enfrente de sus víctimas para observarlas mientras sufrían. Cuando consideraba que ya habían sufrido bastante por las quemaduras las colgaba de las muñecas mientras moría de hambre.
En 1887 fue detenida por primera vez y condenada a cinco años de cárcel, pero al salir, asesinó a un par de hermanas con los mismos métodos.
Nuevamente fue detenida, ella y su hijo, de nombre Arturo, se culparon mutuamente de los crímenes. La mujer fue sentenciada a 10 años de cárcel, pero murió de causas desconocidas antes de cumplir su condena.
La trituradora de angelitos
La noticia de su captura en abril de 1941.
Otra mujer que pasó a la historia de los asesinos seriales del país es Felícitas Sánchez Aguillón, quien en los años cuarenta aterrorizó a los habitantes de la popular colonia Roma de Ciudad de México.
Gracias al archivo del tabloide La Prensa, del trabajo de investigación de Roberto Coria y Guadalupe Gutiérrez, creadores de una serie en audio conocida como "Testigos del Crimen", y de Norma Lazo, autora del libro Sin clemencia, publicado en 2007, ha sido posible reconstruir la vida y la historia de la mujer, acusada de haber matado a más de 100 niños.
Desde pequeña mostró un comportamiento inusual al disfrutar del maltrato de animales como perros y gatos a los que envenenaba por distracción. Ya casada convenció a su marido de vender a sus dos hijas para mejorar su situación económica, así empezó con la venta de niños en su natal Veracruz, después se mudó a la capital mexicana donde sus estudios de Enfermería le permitieron desempeñarse como partera.
Siguió dedicándose a la venta de niños y empezó a practicar abortos entre mujeres solteras o que no se habían embarazado de sus esposos. Según las historias de la época, a los niños que no podía vender los estrangulaba, los envenenaba, los cortaba, los quemaba o desmembraba y metía sus restos en bolsas sus restos que abandonaba en la basura o los vaciaba por el caño del baño, entre otros.
Fue descubierta en 1941 luego que uno de sus vecinos encontrara en su cañería un pedazo de carne humana y trapos con sangre. Dos meses después de ser detenida, las autoridades perdieron las pruebas en su contra por lo que tuvo que ser dejada en libertad. Al poco tiempo se suicidó. Tenía otros apodos como "La Ogresa de la Colonia Roma" y "La Descuartizadora de la Colonia Roma".
El Jack mexicano
“El Jack” mexicano pidió ser comparado con el célebre
asesino británico.
Era una persona "exhibicionista y acomplejada", su bajo nivel escolar no le permitió escribir correctamente en un espejo el nombre "Jack", se trata de Mario Alcalá Canchola, famoso en la década de los sesenta por ser un asesino imitador del célebre "Jack el Destripador".
En 1962 fue condenado a 60 años de prisión, la pena máxima en México, por el crimen de dos prostitutas en Ciudad de México, pero se sospecha que asesinó a otras 12, entre 1960 y 1962.
Cuando cometió su último crimen, el 19 de septiembre de 1962, dejó muy en claro que quería ser comparado con el legendario asesino británico copiando su estilo de asesinar prostitutas de manera cruel, generalmente estrangulándolas. Por eso se autonombró el "Jack Mexicano".
Contactaba a sus victimas en cabarets o en las calles, las llevaba a hoteles de paso, donde las golpeaba y estrangulaba, abandonando los cadáveres en habitaciones de hotel perfectamente limpias y sin ninguna huella.
Fue arrestado gracias a que siempre contaba entre sus amigos historias de prostitutas que habían sido asesinadas antes de que se publicaran en la prensa y se molestaba cuando le respondían que no habían escuchado hablar del tema.
Se desconoce su destino.
El monstruo de Ecatepec
La pareja detenida en el municipio de Ecatepec el fin de semana.
Juan Carlos N y su esposa Patricia fueron detenidos el fin de semana como sospechosos del asesinato de al menos 10 mujeres, pero él ha confesado que son más de 20.
La controvertida filtración de un video en el que se le hace una entrevista de rutina en un centro de detención despertó la polémica por su odio manifiesto hacia las mujeres. "Si salgo, de una vez le digo a los patrones (en referencia a los policías), voy a seguir matando mujeres", aseveró. "Uno, porque a veces no me dejan dormir, y dos, por el odio que les tengo".
Su esposa era el gancho para atraer a las víctimas y una vez que lo lograba las secuestraban. Juan Carlos, según expresó, las asesinaba, tenía relaciones con los cuerpos, las descuartizaba, guardaba los pedazos en su refrigerador, se alimentaban él y perros con la carne; la grasa la usaba como abono para las plantas.
Culpó a su madre, una prostituta, de su odio hacia las mujeres, también a una empleada que habría abusado sexualmente de él cuando era niño y a una novia que lo abandonó.
Actualmente está sujeto a juicio junto con su esposa.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Tu Comentario es VALIOSO: