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Los maestros disidentes, de la Sección 22 de la CNTE, han arruinado a los oaxaqueños en estos años. No hay sino quejas de toda la sociedad, de todos quienes han sido afectados en su vida, en su educación, en su empleo, en su movilidad, en su felicidad.
Pocos grupos sociales han agraviado tanto a una sociedad, de manera tan continuada, tan establecida. Con tanta impunidad, sin que las autoridades actúen a favor de los afectados.
Nada justifica lo que han destruido el turismo, la vida social, la vida pública en Oaxaca. Un Estado, además, empobrecido que tiene índices de marginalidad tremendos.
A estos, villanos, salvajes, capaces de destruir oficinas públicas, casas, vehículos, escuelas, se les premia con 300 millones de pesos anuales. Tal vez un poco o un mucho más. Porque serían 300 millones de pesos anuales, hay que hacer mucho énfasis en la cifra, si todas las plazas que les “donó” Alejandro Murat fuesen del sueldo mínimo que ganan.
O sea, el gobernador que no pudo tener una protesta de Ley en paz, organizada, que cumpliese los requisitos políticos indispensables, en lugar de establecer el orden tan exigido por quienes hoy gobierna, decidió “comprarlos”.
¿El precio es barato o caro? El precio, estos 300 millones de pesos, no es sino un “enganche”, un primer abono a lo que deberá pagar Murat. Ya lo pusieron de rodillas, ya los sometieron, y ya le sacaron más que al anterior gobernador, que se había negado a concederles esas plazas.
Como quedó establecido en estos días, para vergüenza social, somos país donde los maestros no educan a los niños. Donde no tienen capacidad en las escuelas públicas para enseñarles matemáticas o siquiera a leer. Nuestros niños y jóvenes están años abajo del promedio de conocimiento de países como Vietnam.
Situación que no parece interesarle al Gobierno federal que redujo casi a la mitad el presupuesto para capacitación de maestros. O sea que tendremos, a perpetuidad, burros enseñando a nuestros hijos a rebuznar.
En Oaxaca esto es mucho peor, porque a la poca, o nula capacidad de los maestros, hay que agregar los meses, no días, no semanas, meses que los niños están sin asistir a la escuela porque los maestros no van a dar clases, porque los maestros prefieren hacer plantones y destruir vías de comunicación.
¿Ya se nos olvidó la escena violenta donde los maestros premiados por Murat rapaban a maestros, a una directora de escuela que cometió el pecado de cumplir con su obligación de asistir a dar clases?
Los maestros de la Sección 22 de la CNTE se han negado a ser examinados, a cumplir con requisitos de Ley. No solamente están contra la Reforma Educativa sino contra todo el orden establecido.
¿Quién le aconsejó a Alejandro Murat comenzar su gobierno poniéndose de rodillas ante estos pelafustanes que merecen, que tienen el rechazo más grande de los oaxaqueños? ¿Del lado de quiénes va a gobernar, si es que va a gobernar?
¿Este dinero, estos 300 millones de pesos anuales, regalados a la CNTE, de dónde van a salir? ¿Qué obras sociales van a dejar de hacerse? ¿Qué apoyos en el campo van a dejar de llegar, que desayunos escolares van a dejar de servirse, que calles van a dejar de pavimentarse? ¿O es que el Gobierno federal, vía Aurelio Nuño, va a regalarle ese dinero? ¿Quién lo va a poner? ¿Si no están contempladas estas plazas en el presupuesto oficial, cómo lo van a insertar?
Sobre todo, queremos preguntar si eso es lo que quieren los oaxaqueños. Si esa es la lección, ceder ante el chantaje, arrodillarse ante delincuentes, que debe darse a todos los mexicanos. Porque entonces que se apure Enrique Peña Nieto a “resolver” los problemas de grupos “disidentes” que tienen paralizada a la Ciudad de México, que afectan la movilidad de millones de personas.
O, es que el Gobierno federal tiene una política de no ceder ante chantajes. De no negociar con la Sección 22, entre otros…
Y el año que entra que les den más plazas, miles y miles de plazas, para que no haya clases, para que llenen todas las carreteras, para que invadan el Centro de Oaxaca y no vaya ningún turista y no hayan empleo ni pan en muchos miles de casas.
Eso de jugar a ser “gobernadorcito” puede salir muy caro. El “Junior” puede crear más problemas en Oaxaca que todos sus antecesores en muy pocos días…
Fuente.-Isabel Arvide
@isabelarvide
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