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Cuando una persona piensa que
vive en el país equivocado, no puede tener vinculación alguna con la patria que
le dio pasaporte. Ese es el verdadero problema de Ricardo Anaya.
No debería existir un solo
protagonista de la vida pública que tuviese un pie en nuestro país y otro en el
extranjero. Las implicaciones de esto son muy graves.
De entrada, un profundo desprecio
a lo mexicano. A nuestras instituciones, a nuestros colegios, a nuestra
forma de vivir.
Pretender inculcar a sus hijos,
pequeños, una cultura distinta, una forma de ver el mundo diferente, cancela
cualquier discurso político.
No interesa, no es el primer
punto del análisis si Ricardo Anaya ha gastado todos sus ahorros, como dice, en
llevarse a su familia a vivir a Atlanta, a sus hijos, pequeños a estudiar en
una escuela privada exclusiva de allá, sino qué hay en su formación, en su
forma de ver al país que, a no negar, aspira a gobernar.
La OBLE VIDA de ANAYA...El Universal... |
Ser el dirigente de un partido
político que, supongo, tiene una ideología nacionalista hace esto, todavía, más
preocupante. Porque hay un quiebre profundo entre lo que dice y lo que
piensa, hay una mentira permanente en un discurso político de preocupación por
los mexicanos.
¿Todos los mexicanos aspiran a
vivir en Estados Unidos?
Quiero creer que no es así.
Incluso en las historias de quienes se fueron a vivir a ese país por falta de
oportunidades, existe una constante de amor por México. De querer vivir
aquí. Cuando no existe un titubeo, un conflicto para la transición de
vivir en Atlanta, de tener “casa” ahí, es que en el esquema mental México no es
la prioridad, antes, al contrario.
Los gobernantes que no pueden
vivir en nuestro país por pésima fama pública, o quienes han sido corruptos
tienen o quieren tener una casa en el extranjero. Un lugar donde
“esconderse”, qué sentido puede tener para el dirigente de un partido,
diputado, que dirige un partido político hoy en la oposición “encerrarse” en
Estados Unidos.
Los especialistas dicen que la
participación activa de los padres, su presencia, es lo más importante.
Obvio que Anaya es omiso. Que está fuera, lejos, la mitad del
tiempo. Como lo está de sus obligaciones partidarias y como diputado
federal.
Es decir, no cumple con ninguno.
No cumple con los ciudadanos que pagan su sueldo, no cumple con los del PAN, no
cumple con sus hijos.
A esto hay que agregar las edades
de sus hijos. No están haciendo una maestría.
¿Qué sentido vivir en Estados
Unidos si no van a seguir viviendo ahí? ¿Para qué desadaptarlos a su
realidad? Pobres niños. Pobres de todos los panistas. Pobres de quienes
pagamos su sueldo.
Lo cierto es que Anaya demuestra
que piensa que se puede vivir mejor en Estados Unidos. Que se puede tener una
educación mejor en Estados Unidos. Que se puede formar mejor a los hijos en
Estados Unidos. Entonces para qué vivir en México, para qué ser diputado en
México, para que pretender ser candidato presidencial en México.
Que se vaya al país de sus
sueños. Sin su sueldo. Sin sus vinculaciones político
partidarias. Que en verdad se vaya, sea congruente y se quede en el mejor
de los mundos posibles.
Los mexicanos queremos que la
vida sea mejor para muchos aquí. Los mexicanos a final de cuentas solamente
podemos tener un lugar dónde vivir: México.
fuente.-Isabel Arvide
@isabelarvide
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