Después de dos intentos fallidos que le negaron su libertad, el narcotraficante Héctor Luis Palma Salazar, mejor conocido como “El Gúero Palma”, podría quedar libre, por fin, si se confirma el fallo emitido por un tribunal de alzada que revisó su caso.
Un magistrado deberá resolver nuevamente sobre el fallo que absolvió al capo del delito de delincuencia organizada. De esta forma, las hora de Palma Salazar en el penal de La Palma, donde se encuentra internado desde hace seis años tras su repatriación de Estados Unidos, podrían estar contadas.
De esta manera, un tribunal le dio oxígeno puro al exjefe del Cártel de Sinaloa y exsocio de Miguel Ángel Félix Gallardo –“El jefe de jefes” – al abrir una posibilidad de que pueda ser liberado; el mencionado tribunal le otorgó un amparo al capo y además demandó dejar sin efecto la resolución que ordenó reponer el procedimiento en el caso que se le sigue por el delito de delincuencia organizada.
Y es que, como se sabe, en julio del 2021, el magistrado José Luis González, encargado de la Cuarto Tribunal Unitario con sede en Zapopan, Jalisco, revocó la sentencia que absolvió a “El Gúero Palma” del delito citado; por otra parte, ordenó su reaprehensión y solicitó reponer el proceso para que la Fiscalía General de la República (FGR) busque a dos testigos protegidos, quienes a lo largo de seis años no han podido ser localizados por las autoridades judiciales para que declaren en el juicio que enfrenta Palma Salazar.
Ante este escenario, el capo oriundo de Mocorito, Sinaloa, tramitó un amparo y de esa forma obtuvo la protección de la justicia federal.
A su vez, Ricardo Delgado Quiroz, magistrado del Tercer Tribunal Unitario del Tercer Circuito, ordenó al Cuarto Tribunal que se vuelva República (FGR) contra la sentencia que absolvió al capo, pero no puede ordenar que se reponga el procedimiento.
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Dice el fallo:
Es evidente que el acto reclamado vulnera los derechos públicos subjetivos del quejoso Héctor Luis Palma Salazar, porque la reposición del procedimiento en la causa natural, a fin de lograr la ampliación de las declaraciones de los testigos protegidos Marcelo Peña García, cuñado del exlíder del cártel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán (con nombre clave Julio), así como Javier Burgueño Uría (empresario sinaloense con nombre clave César) ofrecidas por la defensa, como se dijo, esa forma de resolver no permite decidir en forma definitiva, conforme a derecho proceda, en el sentido que sea, el fondo del asunto”, detalla la sentencia.
Lo que al magistrado Delgado Quiroz le queda claro, por lo que ha expresado, es que la FGR ya no podía expresar como agravio los testimonios de los dos testigos protegidos, pues en los acuerdos del 11 de julio de 2017 y 22 de mayo de 2018 se tuvieron por agotados los medios de búsqueda y localización de estas personas, declarándose de uno de ellos la imposibilidad material para desahogar su ampliación de declaración, mientras que al otro se le consideró testigo ausente
Como jefe del cártel de Sinaloa, primero, y presidiario después, Héctor Luis Palma Salazar ha enfrentado una vida de infierno. A esto se suma su paso por una prisión en Estados Unidos, a donde fue extraditado. Posteriormente fue repatriado a México para que compurgara los delitos que tenía pendiente.
Se dijo entonces que sólo pisaba la cárcel por el homicidio de un agente policiaco de Nayarit, pero hasta ahora no se ha podido demostrar que el capo lo haya asesinado, como pesa en su acusación.
Lo cierto es que, cuando ya un tribunal de alzada lo había puesto en libertad, la FGR lo volvió a detener a la salida del penal del Altiplano. La dependencia procedió a revisar su caso y, para ello, lo sometió a un amplio arraigo domiciliario. Palma Salazar estuvo viviendo en la casa de arraigo de la FGR. De ahí retornó al penal de La Palma, donde actualmente se encuentra.
Después de casi ochenta días de estar arraigado – la FGR buscaban más evidencias para retenerlo en prisión –el capo de Sinaloa fue llevado nuevamente al penal de La Palma. Una decisión judicial vuelve a encender la posibilidad de que el capo por fin deje la prisión, pero aún no se confirma si su libertad está garantizada.
Después de permanecer preso en Estados Unidos, bajo cargos de delincuencia organizada y tráfico de drogas, el exlider del cártel de Sinaloa y exsocio de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, fue deportado a México en 2016. Desde esa fecha y hasta el 4 de mayo de este año permaneció recluido en esa prisión de máxima seguridad, la misma de donde se fugó su compadre “El Chapo” en 2014 a través de un túnel.
El día que lo liberaron –4 de mayo pasado –era de madrugada. Afuera del penal había agentes federales y miembros de las Fuerzas Armadas que, enseguida, rodearon al narcotraficante, cuya vida ha estado marcada por la tragedia: su esposa fue decapitada y sus hijos aventados desde un elevado puente de una ciudad de Venezuela. Este hecho se le atribuyó a Miguel Ángel Félix Gallardo, de quien fue lugarteniente junto con Joaquín “El Chapo” Guzmán.
El capo decía que ante periodistas y agentes que lo dejaran ir, que él ya había cumplido con la justicia, pero en ese momento le fue notificado que sería trasladado a las instalaciones de la Subprocuraduría Especializada en Delincuencia Organizada. De ahí fue llevado al centro de arraigo luego de que la FGR obtuvo una orden para mantenerlo durante cuarenta días.
Agentes del Ministerio Público Federal se dieron a la tarea de buscar más delitos o al menos evidencias que sirvieran de base para acusarlo de nuevos cargos y así evitar que Palma Salazar recuperara su libertad. Durante los primeros cuarenta días no pudieron hallarle nada para retenerlo, por lo que la FGR solicitó a un juez federal una ampliación del arraigo por otros cuarenta días.
Pero antes de que el plazo se cumpliera, el narcotraficante, quien en 1995 salvó la vida después de sufrir un accidente aéreo –volaba en un avión privado de Durango a Nayarit –fue internado otra vez en el penal de La Palma. La acusación: delincuencia organizada y homicidio, delitos que ya fueron desechados por su defensa.
Cuando fue repatriado de Estados Unidos, en 2016, se pensó que Palma Salazar sería liberado en forma definitiva, pero en ese año le hallaron la presunta responsabilidad en el homicidio de un policía en Sinaloa. Por esa razón fue internado en el penal del Estado de México.
Una vida marcada por muertes y traiciones
Lugarteniente de Miguel Ángel Félix Gallardo, jefe del cártel de Guadalajara en los años setenta y ochenta; operador del narcotráfico y hábil en las negociaciones, Héctor Luis Palma Salazar es dueño de una historia que lo mismo pasa por el terror de los accidentes aéreos que por haber sufrido una de las pesadillas más horrendas: la muerte de su esposa y sus hijos como consecuencia de una venganza que derivó en matanzas y desapariciones.
Amigo cercano de Joaquín Guzmán Loera, a quien conoció dentro del círculo de Félix Gallardo, Palma Salazar nació en un pueblo llamado La Noria de Abajo, en el municipio de Mocorito, Sinaloa; sólo pudo estudiar la primaria debido a la pobreza de su familia. El crimen organizado llegó pronto a su vida y en su etapa de adolescente comenzó robando automóviles. Así se le abrieron las puertas del hampa.
Debido a su habilidad, Félix Gallardo –el mayor traficante de drogas, llamado “El Jefe de Jefes” y/o “El Padrino” — lo contrató como sicario en los años setenta. Más tarde le encargó el contrabando de cocaína en Sonora y en otros estados del norte del país.
En esos años –los de verdadero esplendor para Félix Gallardo –Palma Salazar tuvo la oportunidad de hacerse amigo de “El Chapo” Guzmán, entonces era lugarteniente de Félix Gallardo, su maestro. En esa época, “El Güero” Palma fue atenazado por la ambición y se le hizo fácil apropiarse de un cargamento de cocaína. Félix Gallardo no se lo perdonó. Esto derivó una venganza cruel.
Hacia finales de los años ochenta, después de la captura de Félix Gallardo en abril de 1989, tanto “El Chapo” como “El Güero Palma se empezaron a encumbrar a pasos agigantados en el negocio del narcotráfico. Ambos hicieron crecer al llamado cártel de Sinaloa. Pero el golpe ya lo esperaba. Félix Gallardo, conocido en el mundo mafioso como “El Padrino”, enojado por el robo del cargamento, planeó la venganza y presuntamente ordenó que mataran a la esposa y a los hijos de Palma. Se había creado una batalla cruenta entre los criminales que duró mucho tiempo y hubo demasiado derramamiento de sangre.
Para llevar a cabo el plan, se asegura que Félix Gallardo contrató los servicios del venezolano Rafael Clavel Moreno. El llamado “jefe de jefes” no le perdonó el robo del cargamento. Y es que en el mundo del hampa estas acciones se pagan con la vida, se violan códigos éticos dentro de la mafia que no se perdonan, pues son considerados como una traición.
Luego de ese episodio, la vida de Palma Salazar tomó una dimensión diferente. Félix Gallardo no descansó hasta vengarse. El plan macabro estaba enfocado a causarle a Palma el mayor daño emocional posible. Y lo logró.
Dicho plan, ampliamente maquinado, inició cuando Clavel Moreno entró en acción. La misión de este sujeto era infiltrarse en el círculo más cercano de “El Güero” Palma. Clavel cumplió con todas las fases de la misión asignada.
Se ganó su confianza hasta el punto de hacerse su socio en el negocio de las drogas, utilizó sus dotes para la seducción con el objeto de casarse con una hermana de Palma y la parte final era convertirse en amante de su esposa –Guadalupe Leija de Palma –, convencerla de extraer millones de las cuentas bancarias y fugarse con él para San Francisco, California, donde una vez hospedados en el hotel procedió a decapitarla.
Unas dos semanas después, llevó a Héctor Jesús y Nátaly –hijos de Palma Salazar y de Guadalupe Leija –hasta San Cristóbal, Venezuela, lugar donde procedió a lanzarlos desde el puente de La Concordia. Antes de aventar al vacío a los chicos preparó una cámara de video y filmó la escena. Luego, preparó la sorpresa, la estocada final: en una caja perfectamente bien decorada como regalo colocó la cabeza de Guadalupe Laija y, en otro paquete, puso el casete con el video. El paquete le fue enviado a Palma Salazar a su casa. Cuando abrió la caja halló la cabeza de su esposa perfectamente bien conservada en una hielera.
En el panteón Jardines de Humaya de Culiacán, Sinaloa, “El Güero” sepultó a sus familiares. Y ahí construyó un mausoleo valuado en su tiempo en unos 420 mil dólares. En el techo sobresale una pintura de su esposa e hijos.
Palma no se quedó con los brazos cruzados y procedió a vengar la muerte de su familia. Fue ejecutado Clavel Moreno y otros cómplices, persiguió a los gatilleros de Félix Gallardo y a familiares suyos, cuyos cuerpos presentaban múltiples golpes en el cráneo y estallamiento de vísceras. También le declaró la guerra a los hermanos Arellano Félix, a quienes persiguió por todas partes. En ese tiempo, los Arellano eran amos y señores del narcotráfico en Baja California. Controlaban todo el negocio en el Pacífico con la complicidad de las autoridades de esa entidad.
La captura
Héctor Luis Palma Salazar era un hombre ostentoso cuando tenía poder y dinero. Un ejemplo de ello eran las armas que utilizaba. Todas estaban cubiertas de oro y brillantes y, además, les añadía la figura de una palmera, elaborada con esmeraldas.
En una ocasión tuvo que trasladarse de Ciudad Obregón, Sonora, hacia Guadalajara. Abordó una avioneta, pero la aeronave se desplomó en el trayecto. Cuando convalecía, militares lo descubrieron porque portaba una lujosa pistola Colt Súper 83. Aquello ocurrió en junio de 1985.
Tras ser detenido, las autoridades mexicanas lo condenaron a siete años de cárcel. Fue confinado en el reclusorio de alta seguridad de Puente Grande, Jalisco, por posesión de cocaína, delitos de narcotráfico y crimen organizado.
En Puente Grande coincidió con su amigo Joaquín Guzmán Loera, quien junto con Arturo Martínez, “El Texas” dominaban la prisión. Las investigaciones que se llevaron a cabo tras la fuga de Guzmán Loera, en enero de 2001, revelan que estos capos imponían las reglas dentro de la cárcel y, por ello, fueron señalados como cómplices de aquella espectacular evasión ocurrida en enero de 2001, veinte días después de que Vicente Fox tomó posesión como presidente de la República.
La historia de crueldad seguiría a Palma Salazar algunos años más. En 2007, fue extraditado a Estados Unidos, donde lo declararon culpable de traficar con cocaína en el año 2008. Por ello, fue enviado a una prisión de Phoenix, Arizona, donde tenía contacto con otros presos, pero una vez que lo condenaron a 16 años de cárcel y cinco de libertad vigilada fue enviado a la prisión federal de Colorado, en el centro de Estados Unidos.
Su nueva casa sería la cárcel de ADX Florence, la prisión de máxima seguridad, considerada la más segura de ese país. Es la misma en la que Guzmán Loera purga actualmente una cadena perpetua.
El lugar es famoso por la vista que ofrecen las montañas del condado de Freemont. Sin embargo, el centro penitenciario está diseñado para que los presos nunca pueden deleitarse con esa maravillosa vista. Eso es parte del castigo y la crueldad de la cárcel.
Dicha cárcel está considerada una de las peores dentro de la amplia red de prisiones en Estados Unidos. De la totalidad, la más severa es ADX, la que también es conocida como “La Alcatraz de las Rocosas”.
En ese lugar Palma nunca pudo ver a otros presos. Se asegura que pasaba 23 de las 24 horas del día en su celda y sólo una hora podía ver y tomar el sol. El cielo apenas y era visible a través de una pequeña ventana. Como no hablaba inglés y los guardias no hablaban español, pasaba largos periodos de tiempo sin poder hablar. Hacía ayuno de palabras.
Palma Salazar cumplió 9 de los 16 años de su sentencia por tráfico de drogas. A lo largo de los años de reclusión mostró buena conducta y por ello fue liberado con anticipación el 15 de junio de 2016. Entonces tenía 76 años. Actualmente bordea los ochenta. Estaba enfermo: Padecía una hernia Inguinal, hemorroides, mala visión y su dentadura estaba deteriorada.
Héctor Luis Palma Salazar, según sus antecedentes criminales, fue el segundo líder más importante de un cártel que logró ser liberado de una prisión estadunidense. El primero fue Francisco Arellano Félix, en 2008, quien salió para morir: tras ser enviado a México el mayor de los Arellano se afincó en Tijuana, Baja California. En una ocasión acudió a la celebración de una fiesta infantil en la ciudad de Ensenada. Francisco estaba sentado en la mesa de honor. Cuando los payasos presentaban su espectáculo, uno de ellos se paró frente a la mesa de los invitados especiales, metió la mano derecha entre su ropaje holgado, sacó una pistola y le disparó a Arellano, quien instantáneamente falleció.
Tras ser enviado a México, se pensaba que Palma Salazar sería liberado porque ya no tenía delitos por los cuales ser procesado. Estuvo a punto de quedar en libertad, pero las autoridades sacaron un expediente por el delito de homicidio. En los años noventa, según esa causa penal, había asesinado a un agente. Por ello, fue recluido en el penal de máxima seguridad de La Palma, donde permanece todavía.
Sin embargo, el exlíder del cártel de Guadalajara y de Sinaloa podría salir libre en cualquier momento si es que no le comprueban el crimen que –se asegura –cometió.
Miguel Ángel Félix Gallardo, por su parte, sigue recluido en el panel de Puente Grande. Está acusado de la tortura y muerte de Enrique Camarena Salazar, el agente de la DEA asesinado en 1985. El delito de narcotráfico ya lo compurgó, por ello, le devolvieron algunas propiedades que tiene en Veracruz, entre otros, el rancho “Camino Real”, ubicado en el municipio de Náutla.
Otro de los acusados por la muerte de Camarena fue Ernesto Fonseca Carrillo, “Don Neto”, pero logró obtener la prisión domiciliaria, lo que no ha logrado Félix Gallardo a pesar de las enfermedades que padece.
Con el fallo de un tribunal de alzada, Héctor Luis Palma Salazar, “El Güero Palma”, vuelve a soñar con su libertad.