A principios de noviembre, la poderosa agencia antidrogas de Estados Unidos, la DEA, publicó su informe 2018 National Drug Threat Assessment, que detalla el mundo de las drogas en la era Trump.
Este es el cuarto texto, de siete, de la serie Estados Unidos Narcóticos, que revelarán los detalles más novedosos e interesantes de ese informe y el mercado ilegal de los estupefacientes en el país vecino, así como su relación con México a través de los cárteles de la droga.
En la mira de la DEA
Por casi cuatro años Egisto Salerno encabezó una organización dedicada a la venta de drogas que operaba en la ciudad de San Diego, California, ubicada en la frontera suroeste de Estados Unidos.
A través de seis cómplices, tres hombres y tres mujeres, obtenía la droga ilegalmente y posteriormente la vendía al menudeo. Toda la operación era coordinada por un lugarteniente: Stephen Toney.
De acuerdo con una investigación encabezada por la Agencia Antidrogas Estadounidense (DEA), Salerno y Toney distribuyeron cientos de miles de dosis de droga en su comunidad, y provocaron la muerte por sobredosis de un residente de San Diego en octubre de 2015.
Los ocho implicados fueron detenidos en marzo de este año. Enfrentarán cargos por conspirar para la distribución y venta de sustancias controladas, y podrán recibir una condena máxima de 20 años de prisión y una multa de un millón de dólares.
La diferencia entre un vendedor de droga común y Salerno es que este cuenta con un título de doctor en medicina, y vendía oxicodona -un analgésico opioide de alta potencia- a través de recetas médicas, respaldadas con historiales clínicos falsificados.
Epidemia de opioides
La oxicodona pertenece al grupo de analgésicos opioides, medicamentos controlados de alta potencia recetados para aliviar el dolor. Algunos se producen a partir de la planta del opio, pero muchos analgésicos de este tipo son producidos sintéticamente, en laboratorios.
La morfina y la heroína pertenecen a este grupo, aunque algunos fármacos modernos pueden superar su potencia, pero también su nivel de adicción.
En Estados Unidos el abuso de medicamentos controlados (MC), en particular de los analgésicos opioides ha sido la causa principal de muertes por sobredosis a nivel nacional desde 2001. De acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, los opioides -incluyendo los fármacos y la heroína- equivalen a dos tercios de las 64,000 muertes por sobredosis registradas en 2016.
De acuerdo con el informe de la DEA, el uso legítimo de estos fármacos se ha incrementado significativo a lo largo de esta década. Los altos niveles de dependencia física que generan en los pacientes, aunado a la venta ilegal con fines recreativos, han generado un mercado negro que, en promedio provoca 116 muertes diarias por sobredosis.
La conexión mexicana
Los estados del sur de Estados Unidos, como California, Arizona y Texas, han registrado niveles elevados de venda ilegal de oxicodona. En años recientes la DEA ha detectado la presencia de medicamentos piratas fabricados en talleres clandestinos de México, utilizando como ingrediente activo el fentanilo, un analgésico sintético mil veces más potente que la morfina.
Estas pastillas llegan a las calles de Estados Unidos a través de individuos que cruzan la frontera en vehículos particulares, y las compran irregularmente en farmacias o a través de proveedores ligados con los cárteles de la droga.
Para las organizaciones mexicanas, la epidemia de adicción a los opioides padecida al norte de la frontera ha abierto un mercado para la heroína, droga a la que recurren muchos adictos a la oxicodona que no pueden conseguir las pastillas y padecen de síndrome de abstinencia.
La información contenida en el reporte anual de la DEA revela que los cárteles mexicanos se han convertido en los principales abastecedores de heroína en Estados Unidos, desplazando desde hace más de una década a países tradicionalmente productores como China y Afganistán.
Incluso, han producido una variedad de heroína en polvo y color blanco, para satisfacer la demanda de usuarios de oxicodona, acostumbrados a moler las pastillas para inhalarlas o diluirlas al fuego para después inyectarlas.
Para la Agencia Antidrogas el panorama del combate a estas sustancias no es muy alentador, pues advierten que el uso ilegal de los opioides continuará siendo una amenaza grave para la salud publica y la seguridad durante los próximos años.
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