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viernes, 1 de abril de 2022

UNA "IMAGEN que DESPRESTIGIA": CABEZA de VACA es un VULGAR SINVERGUENZA que LLENA de VERGUENZA a TAMAULIPAS...y a todo aquel que se atreve a tomarse una "picture".


En estas últimas décadas, los tamaulipecos han visto en el desarrollo de la política y de su propio estado, no sólo un gran retroceso, sino por igual de esos que lo han gobernado, marcadas posturas personales con el fin de beneficiarse y favorecer a sus más cercanos colaboradores; es por esto que los más recientes gobernadores y por sus equívocas acciones han pasado a ser juntos la vergüenza de Tamaulipas.

Hoy le toca a Francisco Javier García Cabeza de Vaca aun y en su calidad de Gobernador Constitucional del Estado Libre y Soberano de Tamaulipas, estar en el ojo del huracán, esto ante supuestos actos nada tolerados por y de la investidura que ostenta.

Sobre este delicado tema no es por demás recordar que el exgobernador tamaulipeco Tomás Yarrington Ruvalcaba fue detenido por denuncias materializadas durante su mandato, padeciendo el también exgobernador Eugenio Hernández Flores del mismo mal, siendo procesados y actualmente ambos purgando una larga condena en prisión.

Mucho se ha insistido que el otrora gobernador Egidio Torre Cantú dejó durante su administración estatal una estela de cuestionamientos por los que se le podría juzgar y sentenciar, acusaciones que hasta el día de hoy no se entiende porqué no han prosperado.

Lo que sí entienden y bien la mayoría de los tamaulipecos, es que el más perjudicado de todos estos malos momentos de cada uno de los gobernadores de esos que han sido acusados, detenidos, incluso señalados como en este caso por cuestiones diversas en la administración de su gobierno, ha sido el propio estado tamaulipeco.

Esto al enfrentar una y otra vez escenarios nada alentadores, panoramas que desnudan y al instante negativos sucesos, generándose una cascada de malas opiniones, posicionando a Tamaulipas no como un estado próspero y de excelsa calidad moral entre y de sus pobladores, sino más bien, catalogándolo como una entidad conflictiva, deshonesta, poco confiable, nada creíble.

Entonces, el estar siendo testigos los tamaulipecos nuevamente de otra escena de linchamiento hacia el interior del propio estado, en contra de las propias autoridades estatales, no es motivo como ciudadanos el estar orgullosos ni mucho menos satisfechos.

Pues cierto es, que lo que le pase o resulte de dichas acusaciones favorables a su persona, o contrarias a su cargo, por supuesto que, de igual modo, Tamaulipas y todos sus pobladores padecerán por igual por ese triunfo de salir absuelto, o por esa derrota de comprobarse los ilícitos, al considerar que y sólo por el hecho de haber sido señalado, arrastrará el prestigio y la dignidad de todo tamaulipeco por igual.

Hoy y por lo que se ve, el gobernador de Tamaulipas se ha convertido en el enemigo número uno de los propios tamaulipecos.

Todo esto permite abrir un preámbulo para hacer una serie de interrogantes: entonces ¿para qué el ciudadano quiere ser político? ¿Para qué el político quiere ser Regidor? ¿Para que el Regidor quiere ser Sindico? ¿Para que el Síndico quiere ser Diputado local? ¿Para que el Diputado local quiere ser Alcalde? ¿Para qué el Alcalde quiere ser Diputado federal? ¿Para qué el Diputado federal quiere ser Senador? ¿Para qué el Senador quiere ser Gobernador?

Si a final de cuentas toda esa carrera política se transforma en un solo objetivo, ya no servir a su comunidad, ya no velar por los intereses de sus gobernados o representados, sino más bien, y entender que toda esa escalada de posiciones políticas, al final del día, no sirven más que para el propio beneficio personal.

Tamaulipas se ha autoflagelado políticamente hablando, no ha existido un periodo en las últimas décadas en donde se vea y con claridad que tal o cual gobernador luchó verdaderamente por los intereses de su estado.

Quizás sea por eso que los tamaulipecos ya están hartos de estar recibiendo en respuesta a su voto, a su preferencia sólo vergüenzas, aceptar como una costumbre que sus gobernadores después de ser ese orgullo, esa máxima autoridad estatal, entre políticos conviertan todos juntos, a su propio estado en una entidad llena de desprestigio y humillación.

Fuente.-Luis Armando Vargas Torres/ElMañana de Nuevo Laredo

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