Acaso sea una exageración de AMLO la reiterada frase de que sus adversarios políticos “están moralmente derrotados”, pero lo dicho el lunes pasado por el líder del principal partido de oposición del país muestra que al menos lo están anímicamente.
El presidente nacional del PAN, Marko Cortés, dio por perdidas cinco de las seis gubernaturas que se renovarán el año próximo. En el audio filtrado de una reunión con dirigentes locales del blanquiazul en Aguascalientes, presumiblemente celebrada el 24 de septiembre pasado, se escucha decir a Cortés: “… la única gubernatura que tenemos posibilidades reales de ganar es ésta… está muy complicado Durango, Tamaulipas, Quintana Roo, Hidalgo y Oaxaca, qué les cuento”.
DERROTISMO POR ANTICIPADO:
Faltan siete meses para las elecciones que tendrán lugar en esos estados y Cortés ya tiró la toalla, lo que agudizó tensiones y disputas al interior del blanquiazul, y nada gustó a otros liderazgos panistas como el del exgobernador de Querétaro, Francisco Domínguez, quien ayer declaró que “la derrota anticipada es en política entreguismo”, por lo que el PAN “debe sacudirse la mediocridad… hacerse una diálisis”, en franca referencia a la necesidad de desintoxicar su cuerpo.
Por ser la segunda fuerza política nacional y como tal la articuladora de la alianza electoral con el PRI y el PRD, el PAN socava con el derrotismo expresado por su líder la estrategia con que plantaron cara a la fuerza de Morena durante los más recientes comicios federales y estatales.
Es Aguascalientes, de acuerdo con las más recientes encuestas, el único de los seis estados que irán a elecciones de gobernador el año próximo, donde el PAN —por ser gobierno y sin perfiles fuertes del PRI y el PRD— parece tener una clara ventaja con la diputada Teresa Jiménez Esquivel o el senador José Antonio Martín del Campo con más de 43% de las preferencias, 15 puntos porcentuales arriba de Morena.
En Tamaulipas, donde Acción Nacional también es gobierno, Morena (con el senador Américo Villarreal o con la expanista Maki Ortiz, distanciada del gobernador saliente Francisco Javier García Cabeza de Vaca) prácticamente duplica las preferencias frente a cualquier aspirante del blanquiazul.
En Durango, cuyo gobierno proviene de una alianza entre el PAN y el PRD, también aventaja Morena con siete y 13 puntos de las preferencias; mientras en Quintana Roo, hoy gobernado por una alianza PAN-PRD, va adelante Morena con la alcaldesa de Cancún, Mara Lezama, con al menos 12 puntos porcentuales, frente al priista Pedro Joaquín Delbouis —hijo del exgobernador Pedro Joaquín Codwell— quien se perfila como candidato de una alianza PRI-PAN-PRD.
En Hidalgo, único estado donde no ha habido alternancia política y siempre ha sido gobernado por el PRI, las encuestas también dan ventaja a Morena al duplicar con el senador Julio Menchaca Salazar la preferencia frente al tricolor con cualquiera de sus dos principales aspirantes: la secretaria general de ese partido, Carolina Viggiano, y la senadora Nuvia Mayorga.
Y también en Oaxaca, gobernado por el PRI, Morena aventaja con casi 20 puntos al tricolor.
Con estos escenarios, el PAN retendría Aguascalientes y de no lograrlo, Morena —si no lo descarrila su pugna interna— estaría sumando cinco gubernaturas a las 16 que ahora tiene.
Así, el mapa político seguiría pintándose de un solo color sin llegar aún al monocromático que con el PRI tuvimos hasta 1988 y que, con el triunfo del PAN en Baja California en 1989 y a lo largo de poco más de tres décadas, se tornó variopinto hasta su actual conformación: 16 de Morena, ocho del PAN, cuatro del PRI, dos de MC, uno del Verde y uno del PES.
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