“Pensé que era una relación de pareja… estoy perdida”, dijo Lucero Guadalupe Sánchez López, cuando el ayudante del fiscal Anthony Nardozzi le preguntó cuál era su relación con Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera. Ella es la primera examante del presunto líder del Cártel de Sinaloa que rinde testimonio en su contra en la corte de Brooklyn.
Emma Coronel, esposa de Guzmán Loera, esbozó una sonrisa cuando escuchó eso. Había estado relajada la mayor parte del día, jugando con su cabello como usualmente lo hace, pero luego cambió su semblante cuando llegó Sánchez López; se mantuvo seria, pero atenta a las declaraciones de la también conocida como “Chapodiputada”, debido a que fue congresista local de Sinaloa por el Distrito 16, impulsada por una coalición liderada por el Partido Acción Nacional (PAN), en 2014.
Sánchez Lopez narró la noche del 16 de febrero de ese año, cuando estaba durmiendo al lado de “El Chapo” y escuchó gritos, autos y helicópteros. Era personal de la Marina, guiado por el agente de la DEA, Javier Vásquez, que buscaba a Guzmán Loera con apoyo de uno de sus ayudantes más cercanos, “Nariz”. La examante narró que lograron escapar por un túnel al que tuvieron acceso desde el baño de la vivienda. El narcotraficante iba totalmente desnudo.
La mujer, quien tiene 29 años –igual que Coronel– comenzó a tener una relación amorosa con Guzmán Loera en 2011, luego de que él enviara una Blackberry con uno de sus ayudantes. Ella se enamoró y tiempo después aceptó ayudarle a comprar marihuana para el Cártel de Sinaloa, a fin de evitar que sus familiares fueran obligados a trabajar en ello.
“Empezó de forma romántica”, dijo, pero luego él preguntó “si sabía algo de marihuana”. Ella tenía una noción, porque nació en una zona donde había productores de esa droga y conocía a mucha gente. Él la envió al Triángulo Dorado, la región entre los estados de Chihuahua, Durango y Sinaloa donde están los principales plantíos. “En ese momento él no tenía a nadie que le consiguiera”, afirmó. “¿Usted aceptó?”, quiso confirmar el ayudante del fiscal. “Sí”.
El objetivo era llenar aviones con capacidad de 400 kilogramos de marihuana, que debían ser transportadas en paquetes de 10 kilogramos. El primer vuelo tuvo que ser sólo de 350 kilos, debido a la poca capacidad de la nave, afirmó. Él quería la droga con las “tres B”, expresó, es decir, “buena, bonita, barata”, y ella la conseguía, aunque en algún momento sentía que él abusaba, por lo que comenzó a enviarle mercancía de mala calidad, para que él mandara a alguien más, pero la estrategia no le funcionó. Guzmán Loera seguía ordenando cargamentos. “A veces me confundía con mis sentimientos… a veces lo quería… a veces no… por sus actitudes que tenía”, reveló ella. El acusado no la miraba.
Nardozzi quiso demostrar cómo era la comunicación entre ellos, por lo que mostró mensajes que intercambiaron, donde las plabras “amor”, “corazón” y “te amo” se mezclaban con los negocios, las indicaciones de comprar marihuana y conseguir el mejor precio posible.
Sánchez López dijo que llegó a tener miedo por las reacciones que tenía “El Chapo”, pero su relación no podía concluir. En 2012 se había separado, pero “parece que nunca terminaba”, expresó, debido a que él siempre la buscaba y ella volvía, una y otra vez, incluso cuando fue legisladora.
Antes de que el juez Cogan enviara a receso del fin de semana, la testigo habló del túnel construido en la vivienda de la Colonia Guadalupe, en Culicán Sinaloa, por donde tuvo escapar junto con “El Chapo” y el ayudante de éste, “Condor”, así como la sirvienta, “Chapis”.
“Fue horrible, nunca había estado en un lugar así… húmedo, lleno de agua, de lodo”, narró. “(En la salida) había una puerta de acero… no sé… con una manija como rueda, había que darle vuelta para abrirla”. Salieron cerca de un río, “donde está la Conagua en Culiacán”, afirmó en referencia a la institución que administra el sistema que potabiliza y distribuye agua en México. Habían caminado durante más de hora y media.
La “Chapodiputada” fue detenida en la frontera con San Diego, cuando intentó cruzar a los Estados Unidos el 21 de junio de 2017, supuestamente para pedir asilo, después de haber sido destituida por el Congreso de su entidad. Está presa en Washington D.C., donde se declaró culpable y espera su juicio, programado para octubre de 2018, aunque espera que el juez le otorgue una sentencia menor, dada su colaboración con los fiscales en Nueva York.
El ayudante del fiscal seguirá el martes con sus preguntas, mismo día que el abogado William Purpura, parte de la defensa de Guzmán Loera, la cuestionará.
Fuente.-Diario Nueva York/
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