Un conjunto de lanchas surcaba las aguas cálidas del Río Papaloapan, el 2 de febrero del 2011. De pronto, la nave principal paró su marcha para acercarse, lenta, a la orilla, en donde la esperaba el gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa.
Con las manos en los bolsillos de su pantalón caqui y una sonrisa soberbia en el rostro, esperó a que atracara en el muelle. La embarcación transportaba la venerada figura de la Virgen de La Candelaria que detuvo su camino a la catedral de Tlacotalpan para que el mandatario la pudiera apreciar con sus invitados.
El cordobés, ahora preso en un penal de la Ciudad de México, había rendido protesta al cargo en diciembre del 2010, sus dos meses de mandato no impidieron que organizara un banquete en honor a la deidad, siguiendo la tradición heredada por su antecesor Fidel Herrera Beltrán.
Durante esas dos administraciones estatales, del 2004 al 2016, cada año el gobierno de Veracruz invirtió millones de pesos en la organización de las fiestas de La Virgen de La Candelaria, en Tlacotalpan.
Aunque nunca transparentaron los montos, argumentando que era responsabilidad del ayuntamiento, el 30 de enero del 2012, la Policía Federal aseguró 25 millones de pesos en efectivo, en un avión privado que aterrizó en Toluca, Estado de México.
Fuente.-LaSillaRota/
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