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miércoles, 21 de febrero de 2018

EL EJERCITO,MAS LETAL en el COMBATE URBANO..multiplicaron sus armas,las capacidades y tambien la violencia.

En 2009, a la mitad del sexenio de Felipe Calderón y el momento más álgido de su guerra contra el narcotráfico, se redefinió el papel que jugarían las Fuerzas Armadas en la seguridad interior. Los planes no cambiaron con el nuevo gobierno, por el contrario, continuaron y se reforzaron, sólo el recorte de presupuesto impidió cumplir la meta en el tiempo esperado: reequipar a los militares para su despliegue en zonas urbanas, rurales y semirurales.
La meta impuesta en el gobierno de Enrique Peña Nieto fue renovar al 100% el armamento orgánico del Ejército, adquirir equipamiento, infraestructura y sistemas enfocados a fortalecer las operaciones de combate urbano contra grupos del crimen organizado. Por las características y capacidades de las armas diseñadas, producidas o adquiridas, más avanzadas y letales, para desplegar operaciones aéreas, marítimas y terrestres en zonas urbanas, se pone en evidencia que el Ejército dejó a un lado su misión de la defensa de la soberanía e independencia del territorio, su misión constitucional esencial, para trasladar y enfocar su capacidad al combate en las calles de la delincuencia organizada.
Otra muestra de ello es que fue en esta administración cuando se cuadruplicaron las Brigadas de Policía Militar. Para 2012 había tan sólo tres en todo el país, y cinco años después, en diciembre pasado, se inauguró la número 12, ahora existe una en cada Región Militar, para “garantizar la estabilidad, paz y seguridad”. 
Son estos cuerpos, integrados por poco más de 3 mil efectivos en cada brigada, los que se dedican a las tareas de apoyo en la seguridad pública de municipios y estados del país.
La consolidación de toda esta infraestructura contradice los discursos y declaraciones públicas del gobierno federal y de la jerarquía castrense, de pretender abandonar las tareas de seguridad pública que realizan y retornar paulatinamente a los cuarteles, cuando las policías, de los tres niveles de gobierno, estén preparadas para asumir esa tarea.
Por sus programas y reorientación de su equipamiento, más que atender las amenazas a la seguridad nacional, se están preparando para enfrentar “acciones que desestabilicen la paz social”, de acuerdo a lo que señalan las líneas de acción del Programa Sectorial de Defensa Nacional 2013-2018, dentro de la meta nacional denominada “México en Paz”, y al Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018.

Torpedos y misiles

Para la compra de equipo y armamento en Estados Unidos, el Ejército ha argumentado que lo requiere para el combate al crimen organizado en el territorio. De esta forma la adquisición de sistemas lanzamisiles antibuque, misiles tácticos aire-aire y torpedos ligeros de guerra antisubmarina forman parte del paquete de artillería que el gobierno de Estados Unidos aprobó para ser vendidos al gobierno mexicano.
SE TRATA DE EQUIPO para constitutir la primera fragata Sigma Clase 10514, artillada y equipada para uso de la Marina Armada como Patrulla Oceánica de Largo Alcance (POLA), con una inversión superior a los 98 millones de dólares tan sólo para su equipamiento. El buque aún se encuentra en construcción, implicará una inversión de 6 mil millones de pesos, y se prevé que entrará en operaciones a más tardar en abril de 2020. 
De acuerdo con la petición de la certificación de la compra del paquete militar, dada a conocer el pasado 5 de enero por el Departamento de Estado de Estados Unidos, la solicitud de compra del gobierno mexicano para artillar la fragata asciende a los 98.4 millones de dólares y entre otras piezas consta de seis lanza misiles terrestres tipo RGM-84L Harpoon Block II, 23 misiles tácticos tipo Block II Rolling Airframe, y seis torpedos de peso ligero tipo MK 54 Mod 0. Lo interesante de esta adquisición es el argumento: “aumentar y fortalecer las capacidades marítimas a los requisitos de seguridad nacional y en sus esfuerzos para combatir las organizaciones delictivas”. 
›Los Helicópteros UH-60M Black Hawk, y vehículos  de ruedas multipropósito de alta movilidad Humvees M1152 (HMMWV, por sus siglas en inglés) figuran en la gama de adquisiciones que también el gobierno de Peña Nieto ha obtenido por inversión extranjera a fin de “renovar y acrecentar el material de vuelo de la Fuerza Aérea para desarrollar operaciones aéreas”. Además del crecimiento del parque vehicular enfocado a acciones de disuasión, reconocimientos terrestres y aéreos y prevenir “acciones que desestabilicen la paz social”.
En cuanto a operaciones terrestres, además de las unidades Humvees —de las cuales México resulta actualmente el principal operador de estos vehículos que utiliza en acciones tácticas de seguridad contra grupos criminales; así como en labores de búsqueda y rescate en desastres naturales—, también se ha fortalecido en unidades blindadas todo terreno 4×4, como lo son el vehículo táctico “Kitam“ (jabalí en maya), desarrollo mexicano capaz de soportar 1.5 toneladas de peso y resistir el impacto de armas de grueso calibre y granadas e incluso misiles ligeros; así como la unidad de transporte militar blindado, con capacidad de ocho a 10 soldados con equipo completo, más un tripulante llamado “Cimarrón”, creados en conjunto con Mercedes-Benz. Ambos proyectos en desarrollo presentados en 2014.

Las serpientes

De acuerdo al programa sectorial de la Defensa Nacional 2013-2018, para este último año de gestión se tiene la meta de modernizar en su totalidad el armamento individual del personal de tropa, y con ello sustituir al 100% los fusiles G3 Heckler & Koch (H&L) por los fusiles FX-05 Xiuhcóatl (serpiente de fuego, en náhuatl), el cual se trata de un prototipo de arma diseñada para el combate urbano, más ligera, económica y con mayor volumen de fuego. Los números de producción aún reflejan una distancia considerable para concretar la meta. Con la fabricación de 23 mil 600 fusiles FX-05 calibre 5.56 mm., se obtuvo un 4.4% por debajo de la producción proyectada para el periodo 2016-2017.
Con base en el seguimiento de la meta en la modernización del armamento individual, en contraste con los informes de labores de la dependencia del último lustro, las previsiones de avance con la producción anual reflejan notables divergencias; por ejemplo, cuando en el plan de producción de 2016 se fijó una meta de 25 mil fusiles FX-05, el reporte del informe indicó que sólo se fabricaron 16 mil en ese periodo. 
Para este 2018, la estimación de fabricar 30 mil armas y con ello alcanzar la sustitución de los 121 fusiles automáticos para remplazar los fusiles automáticos G-3, se vio modificada a una proyección necesaria de 48 mil armas para cubrir la meta sexenal. No obstante, la fabricación del armamento ha oscilado entre los 10 mil y 23 mil fusiles de 2013 a la fecha. 
En la opinión de Alexei Chévez, consultor en seguridad y contraterrorismo, las deficiencias en la producción del fusil FX-05 se debieron a que al inicio de su fabricación se presentaron diversas anomalías con los materiales y el tipo de munición que fueron subsanadas periódicamente. Sin embargo, al tratarse de un calibre que va acorde con los utilizados por los países aliados con México en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN, por sus siglas en inglés) la modificación responde a los requerimientos de las Fuerzas Armadas mexicanas para no depender de la producción y adecuarse al estándar internacional actual. 
“El FX (Xiuhcóatl) es un armamento acorde con los aliados de la OTAN, pero también se trata de un fusil diseñado para las características del soldado mexicano, sin duda (su uso) se vuelve para un escenario más urbano”, detalló el especialista.
Para Bernardo Gómez del Campo, consultor de seguridad integral, el desarrollo de este armamento implica también la posibilidad de que la industria militar mexicana se posicione en el continente y tenga la posibilidad de competir para exportar armas de ese calibre y de ese diseño a otros países. Aunque reconoció que la meta de producción está distante de cumplirse, señaló que se tratan de presupuestos fijados que trascienden administraciones derivado del comportamiento y la misión que tienen instituciones como el Ejército y la Marina, a diferencia de otras secretarías de estado.   
“Equipamiento urbano no es que el Ejército va a salir a combatir ciudadanos (…) No es que a mayor ligereza, mayor violencia en el ámbito urbano, sino que implica una migración a un armamento moderno propio de las nuevas amenazas, donde se requiere de operaciones rurales, urbanas, semirurales y de vehículos todos terreno para desplazamiento tanto urbano como rural”, aseveró Gómez del Campo. 

Unidades tácticas

Como parte del desarrollo de la industria militar, compañías mexicanas especializadas producen, desde hace por lo menos tres años, unidades tácticas blindadas para el uso de las Fuerzas Armadas y cuerpos policiacos. Ya se han puesto en operación unidades de blindado ligero conocidas como Sandcat (Gato de arena), utilizados por el Ejército para obtener un mayor nivel de movilidad y penetración en tácticas contra los cárteles en zonas urbanas y rurales. 
En marzo del año pasado se presentó al mercado mexicano el vehículo táctico 4×4 blindado denominado “Black Mamba B6”, una unidad artillada y reforzada con acero balístico para uso castrense y policial urbano, para transporte de reos de alta peligrosidad, operaciones antimotines, punta de convoy, puesto de control o centro de mando, con una capacidad de blindaje en tres niveles para el combate al crimen organizado. 
Otro táctico todo terreno llamado Karnaf (Rinoceronte), al igual que el Sandcat de origen israelí, está siendo probado por parte del Ejército para operaciones de alto impacto en zonas montañosas, de terracería y pedregales. Según su ficha técnica se trata de un “automotor de alta movilidad, 4X4 todo terreno, diseñado especialmente para llegar a zonas de imposible acceso. Su manufactura en monocasco ofrece una estabilidad única en el mercado”.

Más elementos patrullando

En el marco de cumplir la meta sexenal de renovar al 100% el armamento orgánico del Ejército, adquirir equipamiento, infraestructura y sistemas enfocados a fortalecer las operaciones de combate urbano al crimen organizado, la cantidad de militares y marinos encomendados a tareas de inteligencia, patrullaje y prevención en las calles del país se ha incrementado considerablemente en los últimos cinco años. 
Aunque a la fecha suman cinco las impugnaciones en contra de la Ley de Seguridad Interior, la cual pretende regular la actuación de las Fuerzas Armadas en labores de seguridad pública, labor en la que participan, como coadyuvantes, al menos en las últimas dos décadas; aunque desde los años setenta se ocupa al Ejército en acciones contra el narcotráfico. 
De acuerdo con los respectivos informes de labores tanto de la Secretaría de la Defensa Nacional como de la Marina Armada de México dan cuenta de la trasformación que tan sólo en el último sexenio han encaminado las Fuerzas Armadas como parte de “la estrategia integral de seguridad pública” que el presidente Peña Nieto dispuso en continuidad de su antecesor, Felipe Calderón. 
Muestra de ello es que de acuerdo con el quinto y último informe de labores de la Sedena, la instalación y operación de las Bases de Operaciones Mixtas, las cuales fueron diseñadas para atender los problemas de criminalidad en zonas consideradas de “alto riesgo” a nivel estatal y municipal —a través de operativos coordinados entre las dependencias de seguridad pública en los tres niveles de gobierno—, aumentó a 180 dispositivos interinstitucionales, cuando al arranque de labores se contaron con 97 operativos de esta naturaleza. 
A consecuencia del incremento de estas bases de operación, que a nivel nacional pasó de 19 a 26 entidades con presencia de esta estrategia entre 2012 y 2017, también el número de efectivos castrenses en labores de vigilancia y patrullaje de ciudades y localidades se vio reforzado, pues cuando en el primer informe de labores de la Sedena en la actual administración dio cuenta que dicho despliegue implicó el servicio de 2 mil 173 militares apoyados con 236 vehículos militares; para el año pasado estas operaciones registraron la participaron de 4 mil 715 militares y 432 vehículos militares. Es decir, en más de 116% se incrementó la presencia de militares en estos operativos. 
La participación de la Marina Armada de México (Semar) también se reforzó en lo que su informe de labores denomina como “Operaciones de Alto Impacto coordinadas con otras dependencias”, pues cuando al inicio del sexenio el despliegue naval sólo se instrumentó en los estados y sus municipios con alta incidencia delictiva, tales como Michoacán, Guerrero, Tamaulipas, Veracruz y Nuevo León. Esto significó que para el periodo de diciembre de 2012 a agosto de 2013 se realizaron 10 mil 485 de estas operaciones coordinadas, con la participación, en promedio mensual, de 2 mil 803 elementos.
Para el más reciente informe de la Semar, las acciones para “erradicar actividades de distintos grupos delictivos” se amplificaron y ahora se abarcaron las entidades de Chiapas, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Nuevo León, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, Sonora, Tamaulipas, Veracruz, Zacatecas, estado de México y la Ciudad de México, contabilizando un aumento a 5 mil 848 efectivos, con un despliegue en su estado de fuerza de  mil 124 elementos en promedio mensual.

Las brigadas militares

El incremento de personal castrense en tareas de seguridad pública también se reflejó en el crecimiento de las Brigadas de Policía Militar. En octubre de 2016, el general secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda, anunció la puesta en marcha de un proyecto para que esa policía asumiera un papel predominante en materia de seguridad pública en apoyo a los estados y la Federación. 
Aunque originalmente la Policía Militar fue creada para la conservación del orden y vigilancia del cumplimiento de “las leyes, reglamentos y demás disposiciones militares de carácter disciplinario, dentro de las Unidades, Dependencias, instalaciones y áreas pertenecientes al Ejército y Fuerza Aérea”; la orden emitida por el titular de Sedena fue que, al término del presente sexenio, cada una de las 12 regiones militares debería contar con un batallón de este agrupamiento capaz de responder a cualquier emergencia en materia de seguridad interior. Y esto ya se cumplió en diciembre pasado, cuando se inauguró en Irapuato la última instalación militar de este tipo.
Este cuerpo lo integran elementos procedentes de infantería, caballería, artillería o de cualquier “arma o servicio”. Y el crecimiento en este sexenio del personal es significativo, pasó de 6 mil 145 elementos (325 mujeres) en 2012, a 14 mil 319 (739 mujeres) a septiembre de 2016.
El equipamiento de este cuerpo, en los últimos años, ha sido consistente. Por ejemplo, de acuerdo a los informes de labores de la Defensa, entre 2014 y 2015 se adquirieron 126 equipos antimotín para mujeres Policía Militar, “con el fin de aumentar la protección y capacidad de reacción de estas mujeres”. También la dependencia compró 666 chalecos antibala para las mujeres pertenecientes a la Tercera Brigada de Policía Militar.
Y entre 2016 y 2017, se adquirieron 75 mil 774 artículos de equipo antimotín, “con el fin de mejorar la seguridad de los integrantes de los Cuerpos de Policía Militar y Guardias Presidenciales”, sin ofrecer más detalles de porqué ambos cuerpos militares debieran contar con este tipo de equipo y no las policías federal o estatales.
De acuerdo a los reportes oficiales, la expansión y construcción de nueve instalaciones de la Policía Militar, para dar servicio a más de tres mil efectivos cada una, se logró en tan sólo cuatro años, por la participación de los gobiernos estatales y la iniciativa privada.
En este proceso de expansión, las autoridades generalmente donaron los terrenos y los empresarios la aportaron recursos directos a la obra. 
En el Cuarto Informe de labores de la Defensa (2015-2016), por ejemplo, se subraya que “producto del compromiso conjunto de sociedad y gobierno, en favor de la seguridad y el Estado de Derecho; el Gobierno de la República, autoridades de varios estados, así como el sector privado, aportaron recursos y sumaron esfuerzos para la construcción de la 4/a. Brigada de Policía Militar en Escobedo, Nuevo León, la cual dará servicio al Noreste del país (Coahuila, Nuevo León, San Luis Potosí y Tamaulipas)”.

Poniéndose a la vanguardia

Si bien el Ejército y la Marina para el último periodo de la actual administración no contemplan en sus respectivos presupuestos la materialización de nuevos proyectos en materia de adquisiciones, sino consolidar y dar continuidad a los planes del programa sectorial, los registros de compras extranjeras de armamento, equipamiento, vehículos y aeronaves desde 2009 a la fecha revelan la orientación del Estado mexicano  por  modernizar y ampliar sus capacidades de combate desde un enfoque más urbano. 
Bernardo Gómez del Campo consideró que la compra de misiles responde a la necesidad del Ejército mexicano, así como la del resto de ejércitos en el mundo, de ponerse a la vanguardia para defender los territorios contra las principales amenazas que enfrenta el país, las cuales dijo “no son entre ejércitos. Hablamos de amenazas globales como el terrorismo internacional y la delincuencia organizada”. 
“Los ejércitos están desarrollados para hacer programas de defensa y salvaguarda de la soberanía y el territorio contra una invasión extranjera, (pero) también los ejércitos se actualizan y generan cambios y crean protección contra otras amenazas, es un tema de ponerse a la vanguardia de acuerdo a las amenazas que tiene México a la vista”, aseveró el especialista.
Alexei Chévez, por su parte, detalló que el “Estado mexicano se ha visto con el reto de generar un tipo de defensa marítima en contra de busques y lanchas rápidas por donde trasladan los cargamentos de droga, para ello se necesitan buques con capacidades defensivas y ofensivas como mayor velocidad, que puedan trasladar helicópteros para poder interceptar los cargamentos. La POLA lanza misiles defensivos contra otro buque, la idea es que no te lleguen a atacar desde otro buque, es el equipo mínimo requerido para que opere ese tipo de unidades, es un estándar”.
Sin embargo, de acuerdo a la Constitución y las leyes secundarias estas tareas de combate al crimen organizado corresponderían a las policías de los tres niveles de gobierno y a las procuradurías de justicia o fiscalías. 
Incluso el Reglamento General de Deberes Militares, en su artículo 28, establece que “queda prohibido a todo militar desempeñar funciones de policía urbana o invadir las funciones de ésta, debiendo prestar su contingente sólo en los casos especiales en que lo ordene la Secretaría de Guerra. Cuando intervenga directamente, en caso de flagrante delito, de acuerdo con el artículo 16 de la Constitución de la República, dicha intervención terminará desde el momento en que un miembro de la policía u otra autoridad se presente. Tampoco deberá en modo alguno, impedir que la policía ejerza su autoridad, funciones y consignas”.
Las instituciones civiles que, a pesar de haber recibido presupuesto  en los últimos 10 años para equiparse y profesionalizarse, estos han sido insuficientes para lograrlo, invirtiéndose una cantidad mayor en el Ejército para realizar estas tareas.
“Equipamiento urbano no es que el Ejército va a salir a combatir ciudadanos (…) No
es que mayor ligereza conlleve mayor violencia en el ámbito urbano, sino que implica una migración a un armamento moderno propio de las nuevas amenazas”.

El incremento de personal castrense en tareas de seguridad pública se reflejó en el crecimiento de las Brigadas de Policía Militar, destacamentos que buscan apoyar a las entidades federativas
en combate a la delincuencia.

Se desplomó el decomiso de armas en 3 años

En medio del asedio de los grupos del crimen organizado que cada vez más recurren al uso de armas de alta capacidad, como lanzacohetes antitanque y fusiles calibre .50, el aseguramiento de armamento por parte de militares y marinos ha menguado drásticamente en lo que va de la actual administración. Las cifras oficiales muestran que más de 88% cayeron los aseguramientos de armas por parte del Ejército, y en el caso de la Marina los decomisos se desplomaron en más del 61 por ciento.
Los informes de labores tanto de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) como de la Secretaría de Marina (Semar) revelan que, en el primer año de gobierno (2012-2013), por infracciones a la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, se aseguraron 11 mil 486 armas, pero en el más reciente reporte, que abarca 2016 y 2017, sólo se decomisaron mil 353 armas; es decir, significó una baja del 88.22 por ciento.
Pero si se compara con 2014, año en que se reportó el mayor decomiso de armamento, con 35 mil 10 decomisadas, la disminución en este último año significó una caída del 96.13%. En contraparte, el número de asesinatos con arma de fuego aumentó en el país los últimos dos años.
En el caso de la Marina el apartado dentro de sus respectivos informes señala que en cuanto al rubro de las “Acciones de la Armada de México en el mantenimiento del Estado de Derecho”, se pasó del aseguramiento de un total de 677 armas  (165 armas cortas y 512 armas largas); para el quinto y último reporte de la institución naval (2016-2017), el aseguramiento bajo el mismo rubro fue de 258, de ellas 68 eran armas cortas y 190 largas. La disminución fue del 61.89 por ciento.
Como parte de estas operaciones navales en contra del narcotráfico y la delincuencia organizada, la Semar dio cuenta, a través de una solicitud de información con número de folio 0001300010017, sobre la cantidad y tipo de arma, larga o corta, el estado donde se aseguró, el año e incluso en los primeros reportes de 2009 a 2011 del grupo criminal al que se le atribuía el decomiso. En ese lapso de ocho años, la cantidad de armamento fue mermando al pasar de las 947 armas en 2013, subió a mil 71 al años siguiente, pero bajó a 744 en 2015, y finalmente las 365 que representaron el cuarto año con menos armas decomisadas.

Arsenal para nuevos retos

La meta es modernizar al 100% el arsenal individual de tropa, cambiar los fusiles G3 Heckler & Koch por los fusiles FX-05 Xiuhcóatl. Estas son sus características:
Xiuhcóatl FX-05
Un diseño mexicano desarrollado por la Dirección General de Industria Militar del Ejército
Utiliza cartuchos calibre 5.56x45mm versión OTAN, con capacidad de 30 cartuchos, una ráfaga de 750 disparos por minuto y 800 metros de alcance efectivo.
Cuenta con órganos de puntería telescópicos, cañón forjado en frío; culata plegable y ajustable y capacidad para seleccionar fuego semiautomático o automático.
El color exterior del arma está disponible en negro, verde oliva y arena (desierto), acorde al camuflaje digital utilizado por la Sedena.
La Brigada de Fusileros Paracaidistas, la Policía Militar, el Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales, Guardias Presidenciales, Infantería del Ejército, Gendarmería  y algunos agrupamientos de la Armada lo utilizan como armamento orgánico.
Por su ligereza, pesa entre 3.89 a 4.23 kg., la hacen el arma “adecuada operaciones de un escenario más urbano”.
Se requiere la producción de alrededor de 48 mil ejemplares de este fusil para cumplir con la meta sexenal.
G3 va de salida
Fusil de asalto calibre 7,62 mm., de fabricación alemana por la empresa Heckler & Koch, en conjunto con la Centro de Estudios Técnicos de Materiales Especiales de España.
El arma entró en servicio en 1959 como el fusil de asalto reglamentario de las Fuerzas Armadas Alemanas, fue catalogado como un fusil “confiable y durable”.
Con un peso entre los 4,1 kg en el caso de los G3K a los 5,54 kg con mira óptica, los G3 cuentan con un sistema de disparo de retroceso corto y cerrojo con rodillos, su cargador metálico desmontable es de 20 proyectiles y tiene un alcance efectivo de 500 metros.
En agosto de 2015 la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) retiró los fusiles Heckler & Koch G36 que había distribuido a policías de Chiapas, Jalisco, Guerrero y Chihuahua para evitar “señalamientos al Estado mexicano” en medio de las acusaciones contra la empresa alemana de vender fusiles no contemplados en la Ley de Control de Armas de Guerra de ese país.

Modernizar en aire, mar y tierra

Estas son algunas de las aeronaves, flota naval y vehículos terrestres que durante ese sexenio han adquirido las Fuerzas Armadas, como parte de su estrategia en contra de la delincuencia organizada y terrorismo:
Patrulla Oceánica de Largo Alcance (POLA)
Con una inversión de 6 mil millones de pesos, se trata de la primera  fragata Sigma Clase 10514 artillada con  un sistema de misiles tácticos antibuques que entrara en operaciones al servicio de la Armada Mexicana entre 2019 y 2020.
“Aumentar y fortalecer las capacidades marítimas a los requisitos de seguridad nacional y en sus esfuerzos para combatir las organizaciones delictivas”, es la intención de la puesta en marcha de este buque, según el Departamento de Estado de  Estados Unidos, en su calidad de proveedores de 2 mil 475 piezas. 
Características: eslora (largo) de 107.14 metros, manga (ancho) de 14.02 metros, desplazamiento (peso) de 2 mil 570 toneladas, velocidad máxima de 27 nudos (50 km/hr.) su propulsión será combinada diésel-mecánica/diésel-eléctrica y tendrá una autonomía de más de 20 días en la mar.
Humvees
Es un vehículo militar multipropósito 4×4 desarrollado desde la década de 1980 en Estados Unidos.
Según el fabricante, la geometría única del Humvee ofrece durabilidad, movilidad y fiabilidad como ningún otro vehículo táctico ligero en el mundo, por lo que durante 30 años fueron ideales para los ejércitos, principalmente el norteamericano.
En abril de 2015, el Ejército mexicano comenzó a recibir el lote de 2 mil 200 vehículos todo terreno Humvees M1152 (HMMWV) como parte del contrato entre México y Estados Unidos que ascendió a los más de los 4 mil millones de pesos.
Aunque para las Fuerzas Armadas estadounidenses estos vehículos de ruedas multiuso están en proceso de ser reemplazados, para lo cual se han desarrollado innovadores prototipos como el “MillenWorks Light Utility Vehicle” o el “Internacional FTTS”, México es el principal operador de Humvees en América Latina.
Halcones y panteras
En diciembre de 2017, la Armada de México recibió los dos últimos helicópteros AS-565 MBe Panther comprados a la compañía europea Airbus, con lo que completó la flota de una decena de este tipo de aeronaves de ala rotativa.
Están diseñados para realizar operaciones en entornos marítimos y terrestres de vigilancia, búsqueda y rescate, reconocimiento, patrulla y ambulancia aérea, y en apoyo a la población civil en zonas afectadas por catástrofes naturales.
El Panther AS-565 MBe mide 11.94 metros de longitud y cuatro metros de altura aproximadamente. Con un peso vacío de dos mil 380 kilómetros, alcanza para cuatro mil 300 kilogramos y puede llevar dos pilotos y 10 pasajeros; es capaz de recorrer hasta 780 kilómetros, alcanzando una velocidad de aproximadamente 278km/h, tiene una resistencia en velocidad de vuelo de espera de más de cuatro horas.
El Sikorsky UH-60 Black Hawk es un helicóptero utilitario de carga media, bimotor con rotor de cuatro palas, fabricado por la compañía estadounidense Sikorsky Aircraft
En diciembre de 2015 comenzó el arribo de los primeros  helicópteros Sikorsky Black Hawk de un lote de 26 unidades pactadas por la administración de Peña Nieto con el gobierno estadounidense a fin de aumentar las capacidades de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) y fortalecer la cooperación bilateral en materia de industria militar.
La Fuerza Aérea Mexicana firmó dos contratos para adquirir 36 helicópteros UH-60M para entregarse a más tardar en mayo del 2016; la Armada de México aprobó la compra de 26 Helicópteros para recibirlas en 2016.
Características generales del Black Hawk: tripulación: 2 pilotos y 2 jefes de tripulación/artilleros; capacidad: 16 soldados o 6 camillas; carga: 1.200 kg de carga interna o 4.080 kg de carga externa; Longitud: 19,76 m; Diámetro rotor principal: 16,36 m; Altura: 5,13 m; Anchura del fuselaje: 2,36 m; Peso vacío: 4,819 kg; Peso cargado: 9.980 kg.

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