¿Cómo entender a nueve indiciados, con proceso penal abierto, y a otros 70 que se persiguen? ¿Es que la administración pública de Quintana Roo estaba conformada por ladrones?.
¿Puede una entidad federativa caminar así? ¿Y la Federación, y el Presidente Peña Nieto, no se enteraron? ¿Por qué no hubo una llamada de atención durante los más de cinco años que duró el gobierno de Roberto Borge? Al contrario, la suma de aviones oficiales en sus Informes de Gobierno, la calidad de los “testigos” oficiales, fueron apoyo permanente.
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Una de las explicaciones la ha dado Rafael del Pozo, secretario de la Contraloría del Estado, que afirma que todas las empresas públicas estaban quebradas porque sus recursos iban a parar a la secretaría de Finanzas, la cual era “una licuadora de recursos”.
La importante, la que permite entrever la realidad está asociada a la capital del Estado, a Chetumal, y también a Macondo.
Porque, pese al desarrollo turístico del norte, esta parte de Quintana Roo sigue instalada en el Caribe Mágico del que hablase Gabriel García Marqués. Donde la única opción, para trabajar y también para ascender socialmente, está en las oficinas de gobierno.
Todos quieren, necesitan trabajar ahí. Y la misma permeabilidad social, inherente a una entidad joven, ha contribuido al espejismo de que cualquiera, con un poco de talento y disciplina, puede avanzar. El gobierno tiene, socialmente aceptado, un símil de riqueza.
También, entender esto es indispensable para el análisis a fondo, es parte de los gobernantes que fueron enviados del centro del país para asumir, todos, que quien tiene el poder tiene la razón, tiene el mando absoluto.
Por eso Roberto Borge, a sus pocos años, pudo imbricar a tantos en lo que ahora se conoce como una estafa monumental, de miles de millones de pesos, y en los hechos, para muchos, no fue sino hacer su trabajo y obedecer al gobernador. Esto puede suceder, esto debe estar sucediendo en otras partes del país, porque no existía la oposición. Porque a periodistas y opositores, a quién osaba disentir se le marginaba, se le agraviaba con el control de redes sociales criminal que hubo, se le condenaba a algo peor que el olvido.
Borge mandaba. Borge no escuchaba. Y si bien la Secretaría de Finanzas fue, de acuerdo, una licuadora de recursos, esto venía con sus asegunes desde el gobierno de Félix González.
¿Qué sucedió? Que a esto hay que sumar frivolidad, falta de atención porque Borge estaba sumergido en el caos emocional de su amante y su esposa, y negocios millonarios a partir del poder.
Pero en estos negocios millonarios no fueron socios quienes hoy están en la cárcel. Mauricio Góngora entre ellos. No recibieron parte en hoteles, terrenos, fraccionamientos y demás. ¿Por qué están detenidos? Por ser consejeros, en su papel de funcionarios, de la empresa VIP SAESA que tenía los aviones en que viajaba 24 por 24 el gobernador.
Empresa que contrató, teniendo aviones, mil millones de pesos para otros “vuelos” que no se saben si fueron ficticios.
No solamente por eso, pero es el principal expediente penal en su contra. Y creo que ni siquiera se enteraron de esto, de su responsabilidad legal en una empresa que ni conocían. Es más, Mauricio Góngora jamás utilizó estos aviones.
El caos en el gobierno se hizo norma, costumbre, yugo insalvable. ¿Así le convenía a Borge? No había otro remedio, el hoyo era inmenso… y no había dinero ni para gasolina mientras viajaba con su novia a los mejores hoteles del mundo gastando como jeque.
Es que vivían en Macondo-Quintana Roo, en Chetumal, donde una mitad de la realidad no ha llegado todavía…
Fuente.-@IsabelArvide
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