Cerca de la media noche del martes 26 de diciembre, falleció a los 80 años de edad el general Mario Renán Castillo Fernández, el militar que en febrero de 1995 cuando asumió la comandancia de la séptima región militar en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, puso en marcha la operación contrainsurgente que llevó al repliegue y posterior desarticulación de parte de la estructura del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
Al general Renán no solo se le recuerda en el ejército por haber sido uno de los primeros oficiales que se graduó como “boina verde” en la escuela de “guerra especial” del ejército estadounidense en Fort Bragg, Carolina del Norte, sino por haber sido el creador de los grupos “paramilitares” en Chiapas.
Fue una anécdota ocurrida en 1967, el año en que realizó el curso de oficiales de fuerzas especiales en Fort Bragg, Carolina del Norte. Del 17 de septiembre al 15 de diciembre de aquel año, el entonces capitán Mario Renán Castillo Fernández acudió a la escuela de “guerra especial” del ejército norteamericano, donde formó parte de la primera camada de “boinas verdes” de la milicia mexicana. Su compañero de curso en aquella aventura fue Delfino Mario Palmerín Cordero, uno de los militares que en el año 2000 como general de división disputó la hegemonía al grupo que se apoderó de la secretaría de la Defensa Nacional encabezado por su entonces titular, Enrique Cervantes Aguirre.
Contemporáneos del entonces capitán Castillo Fernández cuentan que el día de su graduación como “boina verde” en Fort Bragg, algo pasó que no quiso realizar el salto en paracaídas con el que se cerraban las pruebas del curso. Desde entonces, ese episodio lo arrastró en su trayectoria castrense.
Sin embargo cuando llegó al grado de divisionario, se le consideraba uno de los últimos generales del ejército cuya personalidad resumía inteligencia y buen carácter. Mario Renán Castillo Fernández “entendía muy bien a sus subordinados, era sencillo y de trato afable”, decía un oficial que lo trató como comandante de la región militar en Torreón Coahuila.
Antes y después de su paso por la “escuela de guerra especial” estadounidense, Castillo Fernández fue profesor de táctica de ingenieros de combate; guerra irregular y seguridad interior para alumnos de primer año del Curso de Mando y Estado Mayor General de la Escuela Superior de Guerra, donde fue miembro del comité transitorio de investigaciones pedagógicas.
Durante los años setenta, de junio de 1972 a mayo de 1974, se desempeñó como ayudante del agregado militar aéreo de la Embajada de México en Washington D.C. En aquella década durante la campaña militar contra la guerrilla en Guerrero, fue jefe de la sección tercera –operaciones—del Estado Mayor de la Defensa Nacional.
Tuvo mando de tropas en varias unidades en el interior del país, también ocupó la jefatura de comandancias de zona y de región, y fue en una de éstas, en la séptima región militar en Chiapas donde su trayectoria militar quedaría marcada.
En febrero de 1995, un año y un mes después del alzamiento zapatista en Chiapas, el general de división Mario Renán Castillo Fernández asumió el mando de la séptima región militar con cuartel en Tuxtla Gutiérrez. Entraba al relevo de su colega Miguel Ángel Godínez Bravo, el militar al que le estalló el conflicto, quien sirvió casi toda su vida en el Estado Mayor Presidencial, y del que se decía que de cuestiones operativas en montaña, selva y ríos sabía nada.
Con la llegada de Castillo Fernández se dijo que comenzó la actualización de la doctrina contrainsurgente en Chiapas, se sentaron las bases para la creación de los grupos paramilitares. Por sus conocimientos en “guerra irregular”, tras su paso por Fort Bragg, y experiencia en distintos “teatros de operaciones”, el general Renán fue quien elaboró el Manual de Guerra Irregular de la secretaría de la Defensa Nacional, de acuerdo al libro “El enemigo interno: contrainsurgencia y fuerzas armadas en México”, de Jorge Luis Sierra.
El texto refiere que la “doctrina Renán” para la creación de los grupos paramilitares, se basó en que “el personal civil militarizado resulta fundamental para destruir las fuerzas integradas por el enemigo y traidores a la patria con operaciones militares”. El comandante militar del área “puede usar al personal civil militarizado para apoyar en retaguardias, servir de informante, mediante recompensas u organizaciones secretas de información, y servir de guía de tropas, camuflado o uniformado como militar”.
Diversos articulistas y analistas tanto en México como en Estados Unidos, atribuyeron al general Castillo Fernández la autoría de las operaciones contrainsurgentes que terminaron por desarticular parte de la base social sobre la que se levantó la estructura del EZLN.
Como parte de las operaciones en terreno zapatista, el general Mario Renán Castillo Fernández fue el primer comandante de lo que se conoció como “Fuerza de Tarea Arcoíris”, que es como al interior del ejército se llamó al despliegue de tropas en el teatro de operaciones contra la guerrilla zapatista.
Al mando del general Renán quedaron varios de los oficiales con preparación contrainsurgente que años después alcanzarían los más altos grados del ejército. La “Fuerza de Tarea Arcoíris” quedó dividida en agrupamientos, cada uno tenía a su cargo diferentes áreas en uno o más municipios.
Así por ejemplo el “Agrupamiento Soto”, al mando del entonces general de brigada Armado Soto Correa, quedó establecido en San Quintín. El “Agrupamiento Llanderal”, al mando del general Guillermo Llanderal Cázares, fijó su base en Nuevo Momón. El “Agrupamiento Baca”, al mando del general Jorge Baca González, se estableció en Altamirano.
El “Agrupamiento Terán”, al mando del general Carmelo Terán Montero, se estableció en Las Tacitas. El “Agrupamiento Herrera”, bajo el mando del general Javier Herrera Barrera, quedó en El Limar. El “Agrupamiento Ballesteros”, al mando del general Rafael de Jesús Ballesteros Topete, se quedó en Guadalupe Tepeyac. El “Agrupamiento Gaytán”, al mando del general Carlos Demetrio Gaytán Ochoa, lo hizo en Monte Líbano. El “Agrupamiento Aguilar”, al mando del general René Carlos Aguilar Páez, se estableció en Ocosingo. El “Agrupamiento Lugo”, al mando del general Miguel Lugo Rodríguez, se quedó en Chanal. El “Agrupamiento Guevara, bajo el mando del general Gustavo Adolfo Guevara Martínez, lo hizo en Bochil. El “Agrupamiento Monroy”, al mando del general Héctor Alfredo Monroy Plascencia, fijo su base en Amatitlán.
Al mando de todos estos agrupamientos estuvo el general Mario Renán Castillo Fernández, conocido como el militar que hizo frente con operaciones tácticas contrainsurgentes al EZLN. En el año 2000, tiempo después que dejó Chiapas y asumió otras responsabilidades dentro del ejército, el general Renán fue parte de la terna que se le presentó al presidente electo, el entonces panista Vicente Fox Quezada, para ocupar la titularidad de la secretaría de la Defensa Nacional.
No llegó a ocupar el cargo, en su lugar quedó Gerardo Clemente Vega García, un oficial de infantería que por entonces tenía solo un año como general de división, lo cual lo colocaba en inferioridad de experiencia no solo al lado de Renán Castillo Fernández, sino del divisionario Delfino Mario Palmerín Corderon, con quien protagonizaría uno de los desencuentros más ríspidos en esos años en el ejército. Tiempo después Renán pasó a retiro en marzo del 2002.
El pasado martes 26 de diciembre se informó que el general Mario Renán Castillo Fernández falleció cerca de la media noche en el hospital militar regional de Irapuato, Guanajuato.
Sin mencionar las causas, solo se dijo que contaba con 80 años de edad. El general Salvador Cienfuegos Zepeda, titular de la Defensa Nacional, escribió el miércoles en su cuenta de twitter: “Lamento profundamente el fallecimiento del General Mario Renán Castillo Fernández, Militar distinguido, de gran trayectoria y reconocido liderazgo; mis más sentidas condolencias a su familia”.
fuente.-Juan Veledíaz
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