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Corresponde, una vez más, a los periodistas ir delante de las autoridades. Las denuncias, las sospechas publicadas sobre el poderoso Fiscal de Nayarit se adelantaron a su detención en Estados Unidos.
No era ningún secreto que Edgar Veytia era un hombre poderoso que protegía a criminales. Columnas nacionales, revistas de circulación nacional, testimonios de políticos como Guadalupe Acosta Naranjo, así lo testimoniaron hace muchos meses.
¿Por qué el gobernador de Nayarit, priísta, Roberto Sandoval Castañeda metía las manos al fuego por él? ¿Por qué le daban doctorados Honoris Causa, por qué lo premió Isabel Wallace? ¿Por qué aparecían sonrientes, a su lado, los jefes militares de la entidad?
¿Por qué, preguntemos sobre todo, por qué el Gobierno de la República, con todos sus organismos de Inteligencia, incluyendo los militares, no sospechó nunca de don Edgar?
¿Cómo puede una persona, que no sea Ricardo Anaya, tener a su familia viviendo en Estados Unidos con su sueldo de funcionario público? ¿Cómo se puede tener 250 millones de pesos en cuentas y propiedades en Estados Unidos, sin que ninguna autoridad mexicana tenga información?
O, si fuésemos mal pensados, todos sabían. Y ninguno hizo nada.
El responsable de la aplicación de justicia, antes Procurador y ahora, casi en todos los Estados, Fiscal, es el hombre más cercano, de mayor confianza del gobernador. Precisamente por esa cercanía, por esa confianza, es que son nombrados.
¿Es que Sandoval Castañeda estaba ciego, sordo?
Qué vergüenza nacional tener una autoridad de ese tamaño, con ese poder, con esa autonomía que trabajaba para los criminales, presuntamente para el cartel Jalisco Nueva Generación. Qué inmensa vergüenza nacional, que ninguna autoridad federal lo descubriera durante los casi seis años en que estuvo ligado con criminales.
¿Por qué un atentado en su contra, cuando era subprocurador, no despertó siquiera curiosidad? ¿Por qué no se investigó su fortuna? ¿Por qué el gobernador, que lo tuvo con él desde que era alcalde de Tepic, no se interesó por los recursos que debía erogar con su familia, viviendo en Estados Unidos y sus frecuentes viajes?
¿Es que las denuncias publicadas durante varios años, en diversos medios de comunicación masivos, de circulación nacional, bajo firmas respetables, no merecen una investigación? ¿ES que nadie en la Secretaría de Gobernación las leyó, ni siquiera el Cisen?
Dicen las autoridades norteamericanas que al FBI le bastó ir a Nayarit, con el pretexto de un curso, unos días, 40 horas para ser exacta, para investigar las actividades criminales de Edgar Veytia. ¿Por qué tres procuradores generales de la República, Jesús Murillo Karam, Arely Gómez y el actual, Raúl Cervantes, no tuvieron ni la mínima idea de sus ligas, sus complicidades criminales? ¿Por qué la presencia de la Secretaría de Marina, persiguiendo a un jefe criminal en semanas pasadas, en Nayarit no derivó en la detención del entonces Fiscal del Estado?
El todavía gobernador quiso que Veytia fuese el candidato del PRI a sucederlo. ¿No lo examinaron en el PRI, no hubo un análisis sobre quién era, que pudiese alertar a otras autoridades?
Todo el aparato de Inteligencia del Estado Mexicano fracasó.
¿Actuó Veytia con tanta capacidad, con tanta inteligencia, con tanto sigilo, que ninguna autoridad federal pudo descubrirlo?
Estas y otras preguntas se suman a la vergüenza nacional por su detención.
Fuente.-Isabel Arvide
@isabelarvide
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