Las bancadas de Morena y del Verde en el Senado presentaron ayer una iniciativa para eliminar el uso obligatorio de la toga en las audiencias de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
“La nueva época del máximo tribunal debe comenzar sin los símbolos de lejanía y elitismo que lo caracterizaron”, dijeron los Senadores.
La Toga: ¿El Enemigo Público Número Uno de la Suprema Corte?
Parece que, en la vorágine de reformas y simbologías, el Senado de la República ha encontrado al verdadero villano de la justicia mexicana: la toga. Sí, esa prenda negra, elegante y tradicional que tanto ha intimidado a los ministros (y, según parece, a los legisladores).
Ayer, las bancadas de Morena y el Verde decidieron declararle la guerra al atuendo más aristocrático del Poder Judicial. “La nueva época del máximo tribunal debe comenzar sin los símbolos de lejanía y elitismo que lo caracterizaron”, dijeron los senadores, como si la toga fuera responsable de todos los males del país, desde la corrupción hasta el tráfico en la Ciudad de México.
Pero no se preocupen, la solución está a la vuelta de la esquina: en lugar de togas, los ministros podrán lucir sus mejores galas, trajes de gala indígena incluidos. Hugo Aguilar, próximo presidente de la Corte, ya adelantó que no usará toga y que, en su lugar, portará los trajes tradicionales de las comunidades indígenas. ¡Qué mejor manera de acercar la justicia al pueblo que con un desfile de moda judicial!
La iniciativa propone modificar el Artículo Cuarto de la Ley Orgánica del Poder Judicial, que desde 1941 (sí, hace 84 años) obliga a los ministros a usar toga de seda negra y puños blancos. “La Corte inicia un nuevo tiempo, una nueva época judicial”, dice el texto, como si el cambio de guardarropa fuera la panacea para la justicia mexicana.
Así que, si todo sale bien, pronto veremos a los ministros de la Suprema Corte luciendo desde trajes de charro hasta huipiles, pasando por guayaberas y quizá hasta algún poncho. ¿Y por qué no? Tal vez la próxima iniciativa sea permitir sandalias y playeras con memes, para que la justicia sea verdaderamente “acorde con los tiempos”.
Pero mientras tanto, la toga, ese símbolo de “lejanía y elitismo”, será enviada al museo. ¿Será que, después de todo, la justicia es cuestión de moda y no de méritos? ¡Qué tiempos aquellos en los que los ministros se preocupaban más por la interpretación de la ley que por su outfit!
La Toga: Ya hablado mas en serio
La toga, lejos de ser un simple atuendo, es una prenda cargada de simbolismo histórico y jurídico que ha acompañado a la justicia desde la antigua Roma, donde representaba ciudadanía, estatus y la dignidad de quienes administraban la ley.

Con el paso de los siglos, su uso se consolidó en Europa y América Latina como símbolo de seriedad, solemnidad y autoridad en los actos judiciales. Su color negro, adoptado posteriormente, se asocia con la sobriedad, el respeto y la imparcialidad que deben guiar la actuación de jueces y magistrados.
El uso de la toga en audiencias públicas cumple varias funciones clave:
- Identificación clara: Permite distinguir a los profesionales del derecho de los demás participantes, evitando confusiones y reforzando la autoridad del tribunal.
- Igualdad y equidad: Al imponer un vestuario uniforme, los ministros, jueces y abogados se presentan en condiciones de igualdad formal ante la ley y la sociedad, eliminando distinciones basadas en el vestuario personal o el estatus social.
- Solemnidad y respeto: La toga transmite la importancia y la gravedad de los actos judiciales, promoviendo el respeto hacia el proceso y hacia quienes lo administran.
- Imparcialidad: Al ocultar la vestimenta personal, la toga ayuda a evitar que factores externos influyan en la percepción de la justicia, reforzando la idea de que las decisiones se toman con base en la ley y no en preferencias personales.
La interpretación de que la toga es un símbolo de “lejanía y elitismo” es, desde una perspectiva histórica y funcional, equivocada. La toga surgió precisamente para marcar la igualdad formal entre quienes administran la justicia y para distinguirlos de otros actores, no para establecer privilegios de clase.
Su uso obligatorio en audiencias públicas busca garantizar que todos los profesionales del derecho sean reconocidos y tratados con la misma consideración, independientemente de su origen o condición social.
En resumen, la toga es un símbolo de autoridad, igualdad y respeto al proceso judicial, y su eliminación podría confundir el mensaje de imparcialidad y solemnidad que el sistema de justicia necesita proyectar. Interpretar la toga como un símbolo de elitismo es desconocer su función histórica y práctica en la administración de justicia.
Con informacion: ELNORTE/

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