La Fiscalía de Guerrero ha informado este lunes de la liberación de cuatro de los 12 trabajadores del basurero de Taxco, en el norte del Estado, secuestrados desde finales de diciembre. La liberación se produjo hace días en el mismo municipio, pero la dependencia ha informado del desenlace cuando ha podido confirmar la identidad de los cuatro. Los otros ocho, entre los que se encuentra Wendy Alejandra Salas, directora de limpieza municipal, continúan desaparecidos.
Los cuatro liberados son Tomás Bustos, administrador del basurero, y los hermanos Brayan, Diego y Alan Sainz Morales, trabajadores del vertedero. Una fuente cercana a las investigaciones ha informado a EL PAÍS de que la liberación se produjo por voluntad de los captores, después de que los gobiernos estatal y federal mandaran más agentes de seguridad a la zona. Esta misma fuente señala al grupo criminal La Familia Michoacana como responsable del secuestro. El mismo grupo ha sido señalado estos días como autores de las masacres de Heliodoro Rodríguez y Petatlán.
La Fiscalía ha explicado que, desde la desaparición de los 12, ocurrida entre el 22 y el 26 de diciembre, en dos puntos de Taxco, la dependencia recibió denuncias por la desaparición de los 12. “Desde el pasado 27 de diciembre de 2023 se desplegaron unidades especializadas en la búsqueda de personas, en las comunidades Huixtac, Tetipac, Noxtepec y Atzala, obteniendo en los primeros días de operaciones el aseguramiento de tres vehículos con reporte de robo”, señala la Fiscalía en un comunicado.
La Fiscalía no ha informado cuándo aparecieron exactamente los cuatro liberados. Tampoco el lugar. La fuente mencionada arriba señala que las víctimas “no quieren que se genera ninguna información, ya que fueron intimidados por ellos”. Cuando empezaron a trascender noticias del secuestro, el alcalde de Taxco, Mario Figueroa, señaló en una entrevista en radio que en Taxco hay “pseudoperiodistas que están generando violencias, desestabilidad (sic) y confusión social”. Figueroa no desarrolló sus argumentos.
Se ignora hasta ahora el motivo del secuestro, más allá de los señalamientos del alcalde, igual que se ignora por qué La Familia atacó a asistentes a las peleas de gallos, en Petatlán, el sábado, o por qué lanzó sus drones cargados de explosivos contra pobladores de una comunidad de la sierra. La lógica expansiva aparece como explicación habitual, posibilidad aceptable. La pregunta es por qué este grupo criminal parece estar aumentado su agresividad justo ahora.
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