Don Wilfredo Bode Mendoza, de 63 años de edad, besó la mano del PresidenteAndrés Manuel López Obrador.
"¿Te acuerdas de mí?", le preguntó. El Mandatario asintió y le apretó la mano.
"Llámame, por favor, necesito platicarte algo", le dijo Wilfredo, quien entregó al tabasqueño una hojita doblada, en medio del avispero de gente que se pisaba los pies con tal de dejar sus documentos al Presidente, quien supervisó el hospital "Valentín Gómez Farías", ahora del IMSS Bienestar.
Casi colgado de la puerta, Wilfrido, de gorra beisbolera verde, añadió: "Cumpliste tu palabra de ser Presidente y de hacer las cosas que prometiste".
En los 80, los entonces jóvenes departieron empanadas de pejelagarto y caldos que les invitaban en Villahermosa. Eran buenos amigos, narró el oriundo de Coatzacoalcos.
"Nos dejamos de ver porque me regresé a Veracruz, ya había problemas de trabajo con el inicio del salinismo, el dólar pasó de 2.50 a 9.50, la peseta a 25 centavos, y desde ahí López Obrador comenzó a platicar de su movimiento, es gente que trabaja", recordó.
Sin embargo, la suerte no acompañó a Wilfredo.
En primera, porque la Sección 31 del sindicato petrolero no respetó un convenio que firmó con su padre, Wilfredo Bode Mejía, para heredar la plaza en el complejo petroquímico de La Cangrejera.
Además, el gremio petrolero y el Gobierno federal tampoco hicieron justicia a Bode Mejía, pues no fue liquidado, a pesar de que fue uno de los pioneros de la exploración en México.
Bode Mejía nació en Poza Rica. Entre 1938 y los años cuarenta fue contratado como patrón de barco de la empresa American Exploration of México Company para exploraciones de petróleo en el Golfo de México.
En ese entonces, el Presidente Miguel Alemán pidió la exploración con cinco barcos estadounidenses denominados "pericos verdes", que atracaron en Puerto Niguas, ahora Coatzacoalcos.
No obstante, su tripulación no quiso laborar por el bajo sueldo y además solo querían estar en alta mar ocho horas, recordó el hijo, Bode Mendoza.
El padre murió en 1991 tras más de 40 años de trabajo en Pemex, sin un reconocimiento. Su labor incluso inspiró a la película Azul Profundo, en los 80.
"Utilizaba un riel para sacar la manguera, una manguera muy pasada, no había buzos entonces, había que meterse así", dijo.
"Eran cinco barcos de exploración en la Sonda de Campeche. Uno llevaba la dinamita, otros los insumos y el personal. Él, mi padre, era quien desclavaba para sacar el petróleo, hicieron la chamba que los americanos no querían hacer, nomás dejaron los barcos y se fueron, el dueño de los barcos solo dejó un capitán", narró Bode Mendoza.
"Mi papá tenía conocimiento del mar y lo denominaron patrón de Costa para la exploración desde Tuxpan hasta Champotón, los americanos iban a realizar ese trabajo por cinco años y los mexicanos lo hicieron en año y medio".
"A mi padre lo traían de arriba para abajo y no le cumplieron los acuerdos en el sindicato".
Entonces, dieron con yacimientos frente a las costas de Veracruz, Campeche y Tabasco.
"También en Cosoleacaque hicieron exploraciones en tierra y en la Isla de Bermejo, en verdad que a mi padre lo dejaron fuera de todo, no lo liquidaron, no le dieron nada, ni se acordaron quién hizo el trabajo, no había escalafandria, ni equipo de buceo, él hacía todo, se metía al mar a destrabar mangueras y cables, nadie aguantaba allá abajo la presión del mar, bajaba hasta 15 brazas, es muy raro que alguien haga eso, además de tener la fuerza para destrabar allá abajo", relató.
"Mi padre era el mecánico del barco, el patrón, el 'buzo' y dirigió toda la exploración del Golfo de México, hizo un buen a la nación, no merece eso, que sea olvidado: una de dos, aún tienen trabajando su ficha, que es la 2126, o de plano lo olvidaron, ni un reconocimiento".
Puntualizó que Carlos Vasconcelos, líder por más de 30 años en la Sección 31 del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), "se comió su plaza" y no se la otorgó como convino su padre con el gremio.
También acusó a Francisco Javier "Chico" Balderas, líder de la Sección 11 del sindicato en Nanchital, de "perder" la ficha de su padre.
"Esa plaza me la heredó mi padre. Para estar 14 días arriba y 14 días abajo. Y de paso, mi papá no fue liquidado", lamentó.
"Pero eso sí, metieron a otros cercanos a la cúpula sindical".
Aunque Wilfrido laboró unos años para Pemex en Nanchital, sin la plaza de su padre, fue parte del recorte en la crisis del salinismo.
"Traspapelaron mis documentos, me corrieron y no me dieron la plaza de mi papá, por un trabajador de planta entran dos hijos, eso tampoco se cumplió", se quejó.
"Hubo muchas trampas de Vasconcelos y de Balderas, yo estaba por la Cláusula 4 y jamás me dieron la planta, hicieron perdedizos los papeles, puras trampas hicieron".
¿Y qué le dijo el Presidente?, se le planteó a Wilfrido.
"Que va a llamarme, le dejé mi número, para contarle todo esto, y sí le creo. Me va a llamar", sonrió.
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