Podía
haber sido una mañana cualquiera. Felipe de Jesús Pérez García se vistió, se
despidió de su señora y de sus hijos y manejó hacia el trabajo. Era un viaje de
dos horas desde su casa en Monterrey, Nuevo León, hasta Reynosa, Tamaulipas.
Felipe buscaría en ese lugar posibles sitios para instalar torres de telefonía
celular para una compañía de telecomunicaciones y luego volvería a casa durante
la tarde.
Esta
fue la última vez que alguien lo vio.
Tanya,
la mujer de Felipe, está preocupada por su desaparición. "Todo este tiempo
he buscado saber dónde está", me dijo. Felipe tenía 26 años cuando
desapareció el 19 de Marzo del 2013, hace casi dos años.
Esta es
una historia común en México. Las personas desaparecen y la mayoría de los
casos no son resueltos por años, si es que alguna vez se resuelven. Tanya es
parte de un grupo decidido a encontrar justicia para los desaparecidos. Están
esperando que el teléfono suene.
Sólo
que esta es historia no es sobre otro secuestro común.
¿Qué le
sucedió a Felipe Pérez? Una teoría sugiere que
fue secuestrado por un sofisticado sindicato criminal y luego forzado a ser
parte de una brigada de hackers que construyen y administran la infraestructura
comunicacional secreta de los carteles. Ellos son el escuadrón geek de una de
las organizaciones criminales más grandes del mundo.
Al
menos así es como lo percibe Tanya. Ella ha visto el aumento de casos de
secuestro, muchos de los cuales suceden en Tamaulipas y son dirigidos
específicamente a ingenieros, arquitectos y otros trabajadores de las
tecnologías de la información; no puede dejar de pensar que Felipe fue uno de
ellos. Casi 40 especialistas han desaparecido en México desde 2008,
supuestamente a manos de los dos cárteles que controlan la región, el Cartel
del Golfo y los Zetas.
Estos
dos carteles ganan dinero a través de diversas formas: tráfico de drogas, robo de petróleo, extorsión y el
tráfico de personas. Hablamos de ganancias descentralizadas dentro del mercado
negro global, por lo que es difícil decir un número exacto de cuántas personas
están empleadas por estos carteles y cuánto son sus ganancias anuales. El consenso general es que ganan miles de
millones de dólares al año y tienen redes que llegan a varios miles de
empleados. Para mantener la rueda girando a esta escala, el Cartel del Golfo y
los Zetas usan sus propias redes encriptadas de comunicación para ponerse en
contacto entre ellos sin que los escuchen las autoridades. Estas redes también
interceptan comunicaciones de la policía, los militares y otras fuerzas de
seguridad. Los carteles necesitan expertos para construir estas redes.
"Se
menciona que agarraban mucha gente de este tipo", dice Tanya, refiriendose
a los especialistas en telecomunicaciones como Felipe. Ella tiende a pensar que
la desaparición de su marido "tiene que ver con su profesión, por ser
profesional".
*****
Es
difícil decir cuándo comenzó la "radio narco". Probablemente fue a
mediados de la década del 2000, cuando los primeros reportes sobre la
desaparición de trabajadores de telefonía celular comenzaron en el noreste de
México.
Le
sucedió a José Antonio Rebledo Fernández, un
ingeniero que trabajaba para una compañía perteneciente a empresas mexicanas y
estadunidenses cuando desapareció en enero del 2009. También le sucedió al
ingeniero de IBM Alejandro Alfonso Moreno Baca, quien
fue secuestrado mientras manejaba desde Monterrey a Laredo, Texas, en enero del
2011. El año 2009, en quizás el caso más conocido de secuestro de
especialistas, nueve trabajadores en la instalación de antenas de
teléfonos celulares desaparecieron en el pueblo fronterizo de
Nuevo Laredo. Los secuestradores volvieron días después por los
vehículos y el equipo de los secuestrados.De acuerdo con un reporte de Animal Político,
Tengo la esperanza bien grande que lo mantengan
con vida porque a lo mejor los ocupan. Es gente útil.
No
sabemos con seguridad cuantos hackers han desaparecido hasta el momento; es
difícil encontrar números confiables. El periodista que escribió el reporte de
Animal Político, Paris Martinez, me dijo que es porque la administración del ex
presidente Felipe Calderón escondió esta información cómo parte de su guerra
contra las drogas. "Ocultó toda esa información, se negó a divulgarla y
por esa vía buscaba minimizar el problema", dijo Martínez. Y peor, la
actual administración de Enrique Peña Nieto "ha manipulado la información
existente", que no es mucha. "No hay fuentes confiables de
información que no sean las víctimas".
Un
militar mexicano de alto rango en inteligencia habló con nosotros bajo la
condición de anonimato, dada la sensibilidad del tema, y nos dijo que las
personas que han reunido evidencia e información relacionada con el secuestro
de especialistas "no están autorizados para entregar ninguna
información".
Lo que
sí sabemos es que las personas han desaparecido y las autoridades han
desmantelado las redes de comunicación clandestina. De acuerdo con un ex
militar experto en narcóticos que habló con nosotros bajo la condición de
anonimato, al que llamaremos "G", los militares "han destruido
centros de comunicaciones, torres de comunicaciones e incluso de repetición de
las comunicaciones, que están al servicio exclusivo de los
narcotraficantes" en lugares como Tamaulipas, Coahuila, Veracruz y San
Luis Potosí.
Debido
a que la mayoría de estas redes están instaladas en lugares que son difíciles
de acceder (zonas rurales, no urbanas), destruirlas no es fácil. Las antenas y
repetidoras han sido encontradas apostadas en las colinas y terrenos altos del
noreste del país, un codiciado puerto de entrada a Estados Unidos utilizado por
el Cartel del Golfo y los Zetas. (G considera que el Cartel del Golfo es el
pionero en crear estas redes de comunicación y dice que los Zetas, una banda de
ex militares originalmente contratados como los asesinos del Cartel del Golfo,
aplicaron el conocimiento tecnológico de éste para construir sus propias redes
de radio después de separarse y formar su propio imperio criminal). Puedes
tardar cinco días caminando por la zona rural para encontrar estas antenas, de
acuerdo son París Martínez; las estaciones son muy remotas y muchas sacan
energía de paneles solares.
Sería
considerablemente difícil para cualquiera el crear estaciones de radio en
condiciones tan inhóspitas y a través de extensiones tan vastas, si no fuera
por el hecho de que los carteles ya están ahí. Aquí es donde trabajan, aquí es
dónde evaden a las autoridades, en lo profundo del patio trasero de México.
Entonces
cuando los militares que patrullan estas áreas logran encontrar un grupo de
equipos de radio, me dijo G, el objetivo es simple: desmantelar todo.
"Destruir de la forma que se pueda dependiendo del material", me
dijo. "No se guarda; no es para utilizarlo en las comunicaciones del
gobierno. Se destruye nada más".
Cuando
el ejercito mexicano encontró una red perteneciente a los Zetas en 2011, los
oficiales confiscaron 167 antenas y más de 10 repetidoras, también confiscaron
1,450 radios, 1,300 teléfonos celulares y 1,350 equipos Nextel. Esta red de
comunicación abarcaba cerca de 800 kilómetros a lo largo de la frontera con
Texas y penetraba otros 800 kilómetros al interior montañoso de México, como reportó NPR en ese tiempo. Se
necesitaban 70 computadores para controlar este extenso sistema de
comunicación, que cubría tres estados: Nuevo León, San Luis Potosí y
Tamaulipas.
Las
autoridades mexicanas confiscaron 76 antenas, 81 repetidoras, 655 radios, 400
teléfonos celulares, 391 aparatos Nextel y 19 computadores en Reynosa y
Tamaulipas durante el 2011, de acuerdo a Associated Press. En 2012, la marina y el ejercito mexicano
destruyeron siete antenas y 20 repetidoras en Sonora, una antena y una
repetidora en Chihuahua, 13 antenas en Veracruz, un par de antenas y una
repetidora en Tamaulipas y una antena de 50 metros y otra repetidora en la
carretera entre Monterrey y Nuevo Laredo.
Tanto
la marina como el ejército mexicano declinaron nuestros pedidos de comentar
esto. El gobierno mexicano tampoco respondió a mi pedido por el número total de
especialistas desaparecidos, torres de radio y antenas confiscadas en el
noreste de México entre 2012 y 2014, al momento de publicar este reportaje.red.
Oficiales de la marina mexicana muestran a la prensa los equipos de radio
confiscados a los Zetas. Veracruz, 2011. Video:
Reforma/YouTube
¿Para
qué construir redes de radio escondidas que están muy extendidas y son
difíciles de mantener? Es la misma razón por la que los carteles hacen lo que
sea: las ganancias. Para los carteles, una buena comunicación significa más
dinero, dice Tristan Reed, analista de seguridad en México que trabaja para la
empresa de inteligencia global Stratfor. Administrar un sindicato criminal
rentable "es un negocio donde es muy importante a quien conoces", me
dijo Reed. "Para manejar un negocio donde es importante a quien conoces,
la comunicación debe ser perfecta".
"Debes
ser capaz de comunicarte en un entorno donde tus rivales están constantemente
intentando matarte, mientras las fuerzas de la ley y los militares están
intentando arrestarte", me explicó Reed. Desde capos de alto nivel
coordinando los envíos de drogas y las ofensivas de estilo militar, hasta los
pequeños jefes que necesitan comunicarse con los exploradores que monitorean el
movimiento de militares y policías, Reed dice que los sindicatos criminales
deben diversificar sus herramientas de comunicación si desean continuar ganando
dinero. "Los carteles entienden las necesidades de esto".
No son
sólo redes de radio, por supuesto. Estas son "sólo una de las maneras que
tienen de comunicarse entre ellos, otras pueden ser muy técnicas, ya sean
teléfonos satelitales, celulares, email o redes sociales", explica Reed.
Incluso ha oído reportes de videoconferencias llevadas a cabo entre los
carteles. "Está todo ahí afuera", me dijo, "pero las redes de
radio improvisadas son muy impresionantes. Son un componente crítico debido a
la necesidad de comunicación".
Para
construir estas redes los carteles necesitan ingenieros.
*****
Felipe
se graduó de arquitecto en la universidad metropolitana de Monterrey y siempre
le gustó diseñar casas en AutoCAD, la aplicación de software de diseño asistido
en 2D y 3D. Cada vez que veía una casa, le gritaba a Tanya "La voy a
modificar".
Comenzó
a trabajar en infraestructura comunicacional mientras se desempeñaba en una
empresa que buscaba sitios para instalar torres de telefonía celular
pertenecientes a una gran empresa de telecomunicaciones. Felipe fue despedido
de esa compañía y llegó a Grupo Construgest S.A., otra compañía de
telecomunicaciones. Ahí comenzó a trabajar haciendo planos de antenas para
teléfonos celulares.
"Poco
a poco fue tomando control de las obras", explica Tanya, "estaba
supervisando algunas obras".
Felipe
trabajó cuatro años para Grupo Construgest antes de desaparecer. Tanya me dijo
que Felipe había hecho trabajos similares para otras grandes operadoras de
telefonía en México, incluidas Telcel, Unefon y Movistar. Ninguna de estas
compañías, incluida Nextel, respondió a nuestras preguntas y Jesús Tinajero
Morales, el jefe de Felipe en Grupo Construgest, no pudo ser contactado.
Felipe
era una persona seria, "muy centrada" en palabras de Tanya, pero
debido a su trabajo tenía que conversar con muchas personas y moverse bastante
por la región. "Él hacía todo este tipo de trámites", me explicó
Tanya, desde negociar los permisos hasta dibujar el plano arquitectónico de los
potenciales sitios de instalación de antenas. Antes que pudiera buscar sitios
para instalar antenas el día que desapareció, Felipe acudió a la municipalidad
para pedir permisos de construcción. También tenía que pedir firmas a los
vecinos en los sitios donde Grupo Construgest quisiera instalar antenas; Tanya
me dijo que muchos residentes no estaban felices con la idea de ver antenas de
telefonía celular en sus tierras.
Felipe
era una persona muy tranquila. En Monterrey, tocaba el bajo sexto (una guitarra
de 12 cuerdas) en una banda tradicional norteña. Felipe no era agresivo, dice
Tanya, "ni nada". Cada día después de llegar a casa del trabajo, lo
primero que Felipe hacía era pasar tiempo con sus dos hijos. A veces los
llevaba al parque, otras veces les ponía vídeos en YouTube.
Cuando
salió esa mañana, su tarea era volver a Monterrey con las coordenadas en GPS de
tres potenciales sitios para instalar torres. Fue una tarea de rutina: Felipe
se dirigía a la parte rural, el corazón del territorio de los Zetas, donde la
situación "es complicada", me dijo Tanya.
Felipe,
entonces, haría el trabajo lo más rápido posible para regresar a Reynosa antes
del anochecer.
"Si
no encuentro nada me devuelvo", le dijo a Tanya. Luego partió.
Más
tarde, alrededor de la 1PM, Felipe llamó a Tanya con noticias: encontró un buen
lugar, ideal para instalar una torre, pero "No hay gente por acá", le
dijo a su mujer, "ando muy solo".
Después
del día de búsqueda, Felipe se dispuso a comenzar el viaje de dos horas y media
de vuelta a Monterrey. Cuando Tanya lo llamó alrededor de las 3 o 4 PM para
saber de él, su teléfono sonó un par de veces y luego entró al buzón de voz.
Cuando lo intentó nuevamente, su teléfono fue directo al buzón de voz.
Eso fue
lo último que supo Tanya. "Nunca nos hablaron para un rescate",
explica refiriéndose a lo que muchas personas creen que es una falta de
voluntad de las autoridades locales y nacionales a la hora de investigar los
casos de secuestro. Ella dice que el automóvil sigue desaparecido.
Yo diría que tener de esclavos a escuadrones de
hackers te puede meter en grandes problemas siendo un cartel, ya que estos
individuos inteligentes e innovadores podrían dar vuelta a la situación a la
primera opción que tengan.
En 2011
una comisión de seguridad del senado mexicano reconoció los casos de estos
técnicos informáticos desaparecidos. Animal Político reportó cómo Felipe
González González, presidente de la comisión del 2006 al 2012, se mantuvo firme
durante una reunión sobre seguridad luego que la marina y el ejercito
incautaran equipos de radio de los carteles: "Estoy seguro de que esos
especialistas desaparecidos fueron obligados a desarrollar esa
infraestructura", dijo González.
Eran
"personas con el mismo perfil", me dijo González cuando le pregunté
sobre qué lo llevó a creer que los carteles estaban secuestrando a
especialistas como Felipe. González, que abandonó la vida publica en 2012, dice
que la información sobre las condiciones en que están raptados estos hackers es
clasificada.
Robert
J. Bunker, un profesor de investigación adjunto en el Strategic Studies
Insitute del US Army War College, no cree en la teoría de que los carteles
estén secuestrando técnicos informáticos. No pudo darnos información definitiva
sobre estos incidentes (no mucha gente puede) pero dice que carteles como los
Zetas probablemente no quieran tener esclavos o incluso contratar a técnicos
informáticos, porque estas pandillas no pueden permitir que un informante
destruya toda la operación.
"Yo
diría que tener de esclavos a escuadrones de hackers te puede meter en grandes
problemas siendo un cartel", me dijo Bunker, "ya que estos individuos
inteligentes e innovadores podrían dar vuelta la situación en la primera opción
que tengan". Piensa en señales de auxilio u otras señales de socorro.
"¿Podrían los zetas realmente confiar en esclavos que crean y mantengan la
infraestructura de comunicación encriptada?", se pregunta, "Hay mucho
riesgo envuelto".
Ademas,
dice Bunker, "los hackers tienden a ser personas muy temperamentales y
anti sistema; no funcionan bien en cautiverio. Se desmoronarían mentalmente si
son brutalizados por los carteles".
Tristan
Reed de Stratfor cree que sí es posible. "Existen tantos reportes que las
probabilidades te hacen creer que puede ser verdad, ¿no?", dice. Claro que
también ve con cautela las suposiciones que se hacen, porque la extorsión está
"creciendo" en México, ya sea por no hacer pagos o como secuestro
extorsivo.
"No
hay grupo demográfico especifico que no sea blanco de extorsión o secuestro en
México", me dijo Reed. "Los ingenieros pueden ser un blanco frecuente
como todos".
De
todas formas Reed dice que este tipo de hacking no está muy lejos del alcance
de personas con un conocimiento básico sobre cómo funcionan las radios.
"Si bien estas radios son muy técnicas, son eficientes y pueden propagarse
por largas distancias y ser muy complejas, la tecnología utilizada no es
realmente tan sofisticada. No es nada fuera de lo que sabe alguien que se
especializa en comunicaciones radiales", explica. "Los carteles
tienen miles de millones de dólares, no necesariamente necesitan raptar a
alguien para que construya esta infraestructura".
Con
esto damos un giro a la teoría: ¿Por qué raptar personas cuando alguien puede
unirse voluntariamente al equipo? Como dice el oficial de alto rango:
"Puedes especular que debido a las capacidades de corrupción y cooptación
que tiene el crimen organizado, ellos podrían contratar a los mejores
profesionales y técnicos del mundo".
Bunker
dice que al parecer el "comprar talento", especialmente talento
tecnológico, sería mejor que "esclavizarlo". Si un cartel piensa
estratégicamente, explica, podría pagar por la educación universitaria en
ciencias de la computación o seguridad computacional de algunos reclutas o
parientes del cartel. Si financian cuatro o cinco años de una licenciatura en
ciencias y otros pocos años más para una maestría, podrían tener un científico
computacional a su disposición. Esta es otra forma en que el cartel se asegura
de tener talento y lealtad, me dijo Bunker. ¿Cuál es la inversión total? Menos
de 250 mil dólares en matrícula, alojamiento, comida y gastos, dice,
dependiendo de la universidad. Es un pequeño gasto para un cartel que gana
miles de millones de dólares anualmente.
Tanya
está convencida de que Felipe fue secuestrado: "Simplemente no hay otra
explicación lógica", asegura.
G, el
ex-oficial del ejercito dedicado a perseguir a los narcos, dice que algunos
especialista aun son "obligados" a trabajar para los carteles. Son
desaparecidos contra su voluntad y forzados para trabajar en radio narco. Pero
el número de personas atraídas por trabajar voluntariamente para los carteles
está en aumento. El cartel paga por la educación de sus reclutas, les ofrece
importantes salarios o las dos al mismo tiempo.
"No
sólo hay secuestros", dice, "no me cabe duda que muchos de los
criminales están enviando a sus hijos, a sus sobrinos, a familiares, a tanta
gente y a integrantes del cartel, a jóvenes para poder prepararlos en ese tipo
de conocimiento".
G dice
que ser un informante podría provocar que termines muerto. Envía una señal de
socorro y estás acabado. "Es cierto que clandestinamente el ejercito y las
fuerzas de seguridad pueden interceptar esas redes", dice G, "pero
quienes hacen uso de esas redes son los criminales, entonces un mensaje de
auxilio a través de estas redes sería un suicidio".
Este
mes Tanya y otros miembros del grupo de apoyo para las familias de los
desaparecidos marcharán por las calles para exigir justicia.
Se
hacen llamar Ciudadanos
en apoyo a los derechos humanos y junto a un grupo similar en
Nuevo León, marcharán hasta la procuradoría local. Tanya espera que 40 o 50
personas se unan a la acción publica. Uno por uno entrarán para preguntar por
sus casos.
"Lo
que pedimos es justicia, que se les haga justicia", dice ella, "que
se aclaren sus casos, que les den resultados".
Tanya
le está implorando al gobierno que averigüe qué sucedió porque ella no
necesariamente cree que las compañías de telecomunicaciones sean las
responsables de la desaparición de su marido y otros técnicos especialistas en
informática. "La inseguridad corresponde al gobierno", dice ella,
"Aquí, en Tamaulipas o donde sea, yo creo que es el gobierno al que le
corresponde que tengamos la seguridad que necesitamos y poder salir a trabajar
sin ningún riesgo".
Para G,
el gobierno y las compañías de telecomunicaciones comparten responsabilidad,
pero quizás no existe ninguna entidad que esté equipada para solucionar el
problema. Las compañías de telecomunicaciones no tienen el dinero o la
seguridad necesaria para protegerse contra los carteles que buscan a estos
especialistas, me dijo.
"Tampoco
pueden hacerlo de acuerdo con la ley", dijo, "es imposible que el
gobierno tenga los medios. Ni en Estados Unidos ni en ningún país las fuerzas
de seguridad son tantas como para estar dando protección a todos los técnicos
en comunicaciones; es imposible".
Otra
cosa también es segura, la radio narco continuará transmitiendo. G me habló
sobre cómo los carteles reinstalan rápidamente las antenas luego de que el
ejercito las destruye. Es un clásico Whac-A-Mole. Para detener la instalación
ilegal de antenas y repetidoras, dice, "tendríamos que tener
permanentemente gente diseminada por las zonas donde actúan los criminales,
todo el tiempo, para vigilar que no lo hagan. Es imposible hacer eso".
Nunca
sabremos cuántos de los desaparecidos siguen con vida. Se estima que entre
120,000 y 125,000 personas han sido asesinadas en México desde el 2006, de
acuerdo al Trans-Border Institute, y es imposible
saber si Felipe es uno de ellos. Por ahora, Tanya espera que suene el teléfono,
con la esperanza que su marido siga vivo pese al tiempo que ha pasado.
"Tengo
la esperanza bien grande que lo mantengan con vida porque a lo mejor los
ocupan", dice Tanya, "es gente útil".
Con el
reporteo adicional de Rafael Castillo, Bernardo Loyola y Camilo Salas.
as en México desde el 2006, de
acuerdo al Trans-Border Institute, y es imposible
saber si Felipe es uno de ellos. Por ahora, Tanya espera que suene el teléfono,
con la esperanza que su marido siga vivo pese al tiempo que ha pasado.
"Tengo
la esperanza bien grande que lo mantengan con vida porque a lo mejor los
ocupan", dice Tanya, "es gente útil".
fuente.-
Con el
reporteo adicional de Rafael Castillo, Bernardo Loyola y Camilo Salas.
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