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lunes, 23 de noviembre de 2015

GUERRERO y TAMAULIPAS "MARCARON los ASCENSOS MILITARES"...."merecidos unos,cuestionados otros".


Los ascensos en las fuerzas armadas de mitad del sexenio de Enrique Peña Nieto, vienen marcados por el reconocimiento a militares que participaron como mudos testigos de la desaparición de jóvenes en Iguala, no solo del caso de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, sino de episodios previos que siguen impunes.  
   En la “guerra contra el narco”, la cacería de Joaquín “el Chapo” Guzmán le valió llegar al grado de almirante al militar que desde hace varios años encabeza al grupo especial de la marina, que trabaja bajo la tutela de las agencias estadounidenses. 

Guerrero y Tamaulipas, donde el desastre en la inseguridad, las desapariciones forzadas, las narco fosas y donde impera un clima de terror provocado por mafias infiltradas en el gobierno, se convirtieron para la promoción militar del 2015 en medallas para el ascenso.
El coronel José Rodríguez Pérez se tardó 15 años en ascender al grado de general, pero tras su papel la noche del 26 de septiembre del 2014 en Iguala, cuando un grupo armado atacó a un contingente de estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa donde 43 jóvenes fueron desaparecidos, su imagen al interior del ejército se “proyectó”.
La última vez que Rodríguez Pérez apareció como comandante del 27 batallón de infantería fue el pasado 15 de julio. Fue el día que ordenó desalojar a los padres de familia, estudiantes y maestros que se manifestaban a las afueras del cuartel donde exigían se les permitiera el ingreso para buscar algún rastro de los 43 estudiantes normalistas desaparecidos. Las imágenes que circularon eran de una valla de militares antimotines equipados con cascos, escudos y toletes cubiertos por una nube de gases lacrimógenos disparando balas de “goma” contra los inconformes. Tras la represión, al día siguiente fue relevado.
La noche en que desaparecieron los 43 jóvenes, el coronel Rodríguez Pérez fue el primer mando militar que recibió los reportes sobre lo que ocurría desde terreno enviados por el capitán José Martínez Crespo. Su superior inmediato el entonces general de brigada Alejandro Saavedra Hernández, comandante de la 35 zona militar de Chilpancingo, tuvo el reporte minuto a minuto desde que los jóvenes salieron de la normal en Tixtla, pasaron por la capital del estado y llegaron a Iguala, de acuerdo al reporte del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI). Saavedra ascendió el año pasado a general de división, ahora tocó turno a Rodríguez Pérez llegar al generalato.
El pasado jueves 19 de noviembre el Senado avaló vía “fast track” ―sin cuestionamiento alguno―, el ascenso de 69 generales, entre los grados de división, brigada, brigadier, y en la Fuerza Aérea con rangos de grupo y ala. Con la marina se aprobó también la promoción de 43 almirantes, entre vicealmirantes, contralmirantes y almirantes.
La promoción 2015 en las fuerzas armadas, la de mitad de sexenio de Enrique Peña Nieto, tuvo dos militares a destacar por su hoja de servicios. Un caso el del general de división Juan Manuel Rico Gámez, quien como comandante de la 35 zona militar en Chilpancingo, Guerrero, reconoció en el año 2012 que miembros del 27 de infantería tuvieron “contacto” con un grupo de seis jóvenes desaparecidos en Iguala en marzo del 2010. Otro el del almirante del Cuerpo de Infantería de Marina, Marco Antonio Ortega Siu, “el hombre de las agencias estadounidenses” en México, quien como comandante de la Unidad de Operaciones Especiales de la Armada de México, es quien encabeza los operativos contra Joaquín “el Chapo” Guzmán e Ismael “el Mayo” Zambada.
Guerrero equivale a ascensos
En octubre del 2012 hubo una reunión peculiar entre mandos militares en Guerrero y representantes de la sociedad civil. En el encuentro el general Juan Manuel Rico Gámez, entonces al frente de la 35 zona militar en Chilpancingo, aceptó que soldados habían participado en la detención de seis jóvenes en marzo del 2010 en Iguala, y quienes hasta el día de hoy se encuentran reportados como desaparecidos. El momento en que fueron detenidos quedó documentado en un video, del que familiares de las víctimas realizaron varias copias, y pese a la evidencia Francisco Rubio Castro, agente del ministerio público militar, buscó corregir a su superior jerárquico cuando leyó un reporte donde señaló que no los había detenido el ejército, sino un grupo de personas “encapuchadas”.
El caso de la desaparición de Francisco Alejandro García Orosco de 32 años de edad, propietario de un bar en Iguala donde fue privado de su libertad junto a Sergio Menes Landa de 22, Andrés Antonio Orduña Vázquez de 21, Olimpo Hernández Villa de 34, Zózimo Chacón Jiménez de 22 y el menor Lenin Vladimir Pita Barrera de 17, involucró a integrantes del 27 batallón de infantería entonces al mando del coronel Antonio Reyes Rivera. La camioneta donde los jóvenes se transportaban a la feria de Iguala, que usaban cuando trabajaban en fiestas y ceremonias donde montaban luces y un equipo de sonido, quedó como evidencia. El vehículo tiempo después fue ubicado en el estacionamiento de la 35 zona militar de la capital guerrerense.
Rico Gámez declaró que atendieron el caso cuando personal militar “revisó a unos jóvenes que estaban bajando unas cosas de un vehículo” y no encontraron nada. No abundó sobre su paradero ni explicó qué hacía el vehículo estacionado tiempo después en instalaciones militares. Cuando en junio del 2014 dejó la comandancia militar de Chilpancingo, fue sustituido por Alejandro Saavedra Hernández. A partir de entonces fue nombrado subjefe de inteligencia del Estado Mayor de la Defensa. Su ascenso a general de división se dio tras 41 años de servicio, donde resalta su estancia a mediados de los años noventa en la secretaría particular del entonces secretario de la Defensa Nacional, Enrique Cervantes Aguirre. El curso de administración para la instrucción de unidades pequeñas en la Escuela de las Américas, en 1981 en Fort Gulick, Panamá. Su paso entre 1989 a 1991 como agregado militar adjunto en la Embajada de México en Portugal. Y tiempo después de 1996 a 1998 en la jefatura de la Policía Judicial Federal Militar. Más adelante encabezó la sección séptima, inteligencia antinarcóticos, del Estado Mayor de la Defensa.
El narco como medalla
La experiencia contra el narco resalta en los expedientes de dos de los seis militares ascendidos al grado de general división. Dagoberto Espinosa Rodríguez y Lucino Carlos Piedra Lezama tienen en común su paso por Tamaulipas en años recientes, ambos tomaron el pulso a la ola violenta que envolvió Reynosa y Matamoros donde entraron en pugna dos facciones del cartel del Golfo.
En enero del 2010, el general Piedra Lezama asumió el mando de la octava zona militar con sede en Reynosa en medio de balaceras, bloqueos y asesinatos a todas horas en la vía pública debido a la disputa por controlar este paso fronterizo al interior del grupo denominado “Metros”. En abril muy cerca del poblado de Nuevo Guerrero, soldados bajo su jurisdicción dispararon en un retén contra una camioneta donde viajaba una familia completa. Ahí quedaron los cuerpos sin vida de los niños Bryan y Martín Almanza Salazar de 5 y 9 años de edad, mientras sus padres resultaron heridos.
Lejano había quedado su dicho durante su paso de comandante en la 22 zona militar en Toluca años atrás, cuando aseguró que en el combate a la delincuencia organizada no se tolerarían abusos de la tropa. De Tamaulipas fue enviado en enero del 2013 a Guadalajara, como comandante de la 15 zona, donde le tocó la expansión y control territorial del Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), quienes dieron muestras de su capacidad de maniobra cuando ejecutaron bloques en vialidades de la zona metropolitana, tras la caída de algunos de sus líderes, y perpetraron ataques contra soldados y policías en municipios como Tlajomulco de Zúñiga.
El general Dagoberto Espinosa Rodríguez tiene anotado en su hoja de servicios que en 1992. cuando tenía rango de mayor de caballería, realizó el curso de comando y estado mayor general en Fort Benning, Georgia. De regreso al país quedó comisionado como analista en el área de operaciones contra el narcotráfico, que entonces estaba a cargo de la sección décima del Estado Mayor de la Defensa. Su experiencia de campo la tuvo años atrás cuando se desempeñó como oficial de información e inteligencias en la Fuerza de Tarea Marte, en Badiraguato, Sinaloa. A finales de los años 90 estuvo como agregado adjunto en la Embajada de México en Washington y de regreso al país ocupó la jefatura de estado mayor en la 39 zona de Ocosingo, Chiapas.
Estuvo nueve meses al frente de la 34 zona militar en Chetumal, Quintana Roo, la cual dejó en octubre del 2014 cuando fue designado comandante de la octava zona militar en Reynosa. Cuando llegó los municipios de Nuevo Laredo, Altamira, Mante y Tampico atravesaban una de las peores sacudidas criminales debido a los enfrentamientos entre los Zetas y facciones del cartel del Golfo que desde entonces pelean las rutas que pasan por estos lugares. Choques armados, asesinatos a mansalva, balaceras a todas horas en Matamoros y Reynosa, y la carretera la Ribereña convertida en “carretera de la muerte”, contextualizan su ascenso a general de división.
Adolfo Domínguez Martínez, otro de los generales que ascendió a divisionario actual comandante de la décima zona militar que comprende el estado de Durango, fue agregado militar a la Embajada de México en Washington del 2003 a 2004. De su expediente resalta que entre enero y mayo de 1994, estuvo en Chiapas durante la fase más dura del conflicto armado, pese a que su cargo oficial era coordinador en el Colegio de Defensa Nacional en la ciudad de México. Desde esos años se hizo cercano colaborar del general Tomás Ángeles Dauahare, quien lo nombró subdirector del Colegio Militar en 2001 cuando llegó como director.
Juan Manuel Castillo Segura, quien se desempeña como subjefe administrativo y logístico del Estado Mayor de la Defensa, también fue ascendido a general de división. De su hoja de servicios destaca su paso por la agregaduría militar en la Embajada de México en Washington, y la secretaría particular del secretario de la Defensa Nacional Guillermo Galván. Junto con el general Víctor Manuel Ruesga Ramírez, piloto aviador de la Fuerza Aérea, son los nuevos generales que suman junto al escudo nacional su tercera estrella que los acredita con el rango de división.
El “cazador” del Chapo
El lunes 18 de octubre del 2015 la Unidad de Operaciones Especiales de la marina, cuerpo de élite entrenado por el Comando Norte de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, se había retirado de la zona serrana de Tamazula, Durango, donde días antes habían lanzado una operación con apoyo de la DEA, para la captura de Joaquín “el Chapo” Guzmán. La orden de retirada vino de su comandante, el vicealmirante Marco Antonio Ortega Siu, ya que las quejas de violaciones a los derechos humanos habían generado demasiado “ruido” en la opinión pública lo que afectó el objetivo del despliegue.
Ortega Siu es un militar que ha tenido conflictos en años recientes con mandos de la armada de México por su “protagonismo”, ya que suele ser muy hermético con las instrucciones que recibe de forma directa del secretario de marina el almirante Vidal Francisco Soberón Sanz. Fuentes de la dependencia señalan que en la incursión de la Unidad de Operaciones Especiales en Tamazula y Cosalá, Sinaloa, no encontraron nada que los acercara a su objetivo de capturar al Chapo. Hubo un enfrentamiento en el área, uno de los helicópteros M-1 fue atacado pero no lo derribaron.
El mando de la operación recayó en Ortega Siu, quien como comandante de la Unidad de Operaciones Especiales, ha coordinado con apoyo estadounidense los operativos donde fueron abatidos en diciembre del 2009 Arturo Beltrán Leyva en Cuernavaca, y Antonio Cárdenas Guillen en noviembre del 2010 en Matamoros.
Por su papel de interlocutor “privilegiado” de los estadounidenses, Ortega Siu ha provocado recelos en las áreas de derechos humanos en la secretaría de Gobernación. Fuentes de la armada señalan que de esa dependencia han salido quejas contra el actuar del Unidad de Operaciones Especiales, factor que orilló a su repliegue en la sierra de Durango donde se dio paso a tropas de infantería de marina.
Fuentes de la armada señalaron que Ortega Siu, quien oficialmente aparece como coordinador general del Cuerpo de Infantería de Marina, está ubicado como interlocutor directo con agencias como la DEA, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE por sus siglas en inglés) y el Servicio de Marshals, en la estrategia que busca detener al Chapo Guzmán e Ismael “el Mayo” Zambada.

Ortega Siu fue el único oficial del Cuerpo de Infantería de marina que este 2015 ascendió a almirante. Los otros que lo hicieron pero como almirantes de Cuerpo General de la Armada, fueron Jorge Alberto Burguete Kaller, Fernando Castañón Zamacona, Luis Orozco Inclán y Jorge Luis Cruz Ballado.
fuente.-
Juan Veledíaz
@velediaz424

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