El perfil de los pequeños traficantes de drogas se ha sofisticado y según expertos, hoy universitarios y clasemedieros hacen negocio como "freelance".
Mexico,D.F 01/Feb/2015 Si pudiéramos observar en pequeñas fotografías tamaño pasaporte los rostros de todos los detenidos en las terminales del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) por posesión de drogas en los últimos 10 años, nos daríamos cuenta de que el perfil de las llamadas mulas se ha transformado; o de manera más precisa, se ha sofisticado.
En estos tiempos, las postales son otras. Durante una revisión de rutina en el AICM, en 2008, efectivos de la Policía Federal (PF) detectaron medio kilo de cocaína pegada al abdomen de Lo Sasso Carmine, un italiano de 39 años, que junto al estadounidense Robert Warren buscaban llegar a Nápoles, Italia, con previa escala en España. Tres años después, otra mula, de nombre Charonitis Zacharias, pretendía llevar a Grecia medio kilo del polvo blanco escondido en una maleta. El año pasado, dos japoneses fueron aprehendidos por llevar 220 tabletas de metanfetaminas.
Datos de la PF, obtenidos vía transparencia, revelan que de 2006 a 2014 fueron detenidas en el aeropuerto capitalino 259 personas por el delito de posesión de drogas; empero, un boletín de 2011 emitido por la misma dependencia da cuenta de 700 aprehensiones sólo en ese año por el mismo delito.Todos ellos son mulas del narcotráfico y en el grupo ya no sólo hay centroamericanos, colombianos o mexicanos, sino que se han sumado rumanos, españoles, italianos e incluso orientales que viajan como jóvenes turistas de clase media o incluso media-alta. Y además, hoy ya se les llama freelance.
Expertos en la materia coinciden en señalar que la nueva generación de pequeños traficantes está conformada por universitarios, profesionistas e incluso empresarios que transportan drogas en cantidades menores, y que por eso pasan sin mayor problema los filtros de seguridad de los aeropuertos.
‘Freelance’ clasemedieros
Antonio Mazzitelli, representante en México de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés), comenta en entrevista con EL UNIVERSAL que esta transformación en el trasiego de drogas se debe a la democratización que experimentaron los mercados, “en el sentido de que, sobre todo cuando hablamos de tráfico aéreo, hay más freelance; entonces, desde el punto de vista numérico, aumenta la cantidad de operadores, lo atomiza y hace más difíciles las incautaciones”.
“El mercado de las mulas se ha refinado”, sentencia por su parte Norberto Emmerich, especialista en narcotráfico latinoamericano y académico del Instituto de Altos Estudios Nacionales en Quito, Ecuador, en entrevista telefónica. Debido a que los controles antidrogas están centrados en viajeros colombianos o centroamericanos (comunes en operaciones de narcóticos), los freelance pasan inadvertidos en las terminales internacionales del AICM por su aspecto clasemediero que los hace lucir como simples turistas o estudiantes fuera de todo contexto marginal, explica el también doctor en Ciencia Política.
En el caso de los universitarios, éstos trabajan como mulas en dos o tres ocasiones. “El propio pasador crea su mercado entre la comunidad estudiantil. Esa es la idea, incluso el concepto de freelance en el tráfico, de mulas de clase media o alta”, explica Emmerich, también experto en seguridad nacional.
El trasiego de enervantes con los freelance se suele cobrar igualmente con drogas, dice el especialista, aunque en términos legales no son narcotraficantes, pues las operaciones tienen lugar en sus años de vida universitaria, en pequeños y breves circuitos que responden a una “urgencia”, cuando alguna localidad europea —o americana— sufre desabasto, y únicamente para el mercado minorista. “Ni siquiera para pequeños cárteles, sino grupos que están empezando a hacer su actividad y contratan mulas para entregas puntuales”, indica.
Carlos Zamudio Angles, investigador del Colectivo por una Política Integral hacia las Drogas, A.C., afirma que “es la lógica que se sigue en el narcomenudeo”, y pone como ejemplo el Aeropuerto Internacional de Tijuana (AIT), ciudad donde al ser detenidas, las mulas que trafican bajas cantidades no son juzgadas por narcotráfico o delitos contra la salud, aunque sí son canalizadas al Ministerio Público local, pero con sentencias menores.
Menos drogas, más decomisos
En el lapso 2006-2014 se realizaron 91 aseguramientos de cocaína, de los que 49 no superan los 10 kilos; 14 son de un kilo o menos; 20 se sitúan entre los 10 y los 50 kilos, mientras que apenas ocho rebasaron los 50, conforme a un registro hemerográfico de drogas incautadas en el AICM hecho por EL UNIVERSAL. El mismo conteo fue realizado con otras sustancias como seudoefedrina, efedrina y heroína. Esta última llama la atención, pues al igual que la coca, se trata de cantidades menores. De las 12 incautaciones en el periodo citado, sólo una supera los 10 kilos (junio de 2006), y la más baja es de 247 gramos (noviembre de 2007).
Al menos desde 2006 son numerosas las incautaciones, pero en su mayoría se trata de cantidades menores para el mercado de las drogas.
“Lejos de tener un Leviatán de la droga, tienes a miles de hormigas actuando de forma azarosa para sus propios intereses, lo que dificulta frenar las operaciones aeroportuarias”, comenta el académico de la Universidad La Salle (ULSA) Ricardo Bernal Lugo, especialista en procesos de transformación del trabajo.
Aeropuertos, desdeñados por los grandes
A pesar de que el Benito Juárez funciona como el aeropuerto de mayor importancia en México, y en él se han consumado grandes incautaciones de droga, los grupos del crimen ya no utilizan el transporte aéreo de manera constante, coinciden los expertos consultados por EL UNIVERSAL.
Para Emmerich, hace décadas que el tráfico aéreo por medio de mulas ha quedado sin actualización.
“El tráfico de cocaína, heroína y demás drogas se realiza por empresas de comercio exterior, vía marítima en contenedores (…) para los grandes cárteles de la droga, ya no es importante [el tráfico aéreo]”, señala.
“Es menos relevante desde el punto de vista de los grandes números”, comenta Mazzitelli respecto al desuso que viven los aeropuertos, empero esto no quiere decir —detalla— que no existan freelance que vienen de Europa, y que ya son pequeños distribuidores, con la idea de hacer su negocio, sin importar que ello suponga llegar a un país que no conocen, comprar un producto que puede ser cualquier sustancia y llevarlo a su plaza. “Hay mucha gente que seguramente prefiere tomar el riesgo”, afirma.
—¿El tráfico de drogas vía aérea dejará de ser atractivo en algún momento hasta para los freelance? —se le pregunta a Mazzitelli.
—El freelance es siempre freelance; el medio de transporte más barato y eficiente es el transporte aéreo, entonces seguirá siendo relevante —responde el experto.
El doctor Javier Oliva Posadas, profesor en el Colegio de la Defensa (de la Sedena) y en el Centro de Estudios Superiores Navales (de la Semar), considera que en lo respectivo a las estructuras criminales aéreas, éstas tornaron en el sentido de que operan muchos grupos a la vez, sobre todo los de Centroamérica que arriban al AICM.
“Esa atomización los hace más débiles para la autoridad, pero más difíciles de encontrar, porque se han pulverizado. Eso no quiere decir que se pierda el volumen de las ganancias. La pulverización les resta poder, pero no en el sentido delictivo y económico. Son grupos fragmentarios”, añade.
‘Narcoglobalización’
Cuando tomó las riendas del Cártel de Juárez, en 1993, Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los Cielos, comenzó una revolución en el trasiego de drogas a gran escala, gracias a una flotilla de más de 727 aviones, con los que traficaba diariamente más de mil 500 kilos de cocaína a EU, según Tomás Colsa McGregor, quien fue su joyero.
Tras su muerte, esta lógica se alteró, pues ahora las cifra revelan que las cantidades son ínfimas y dispersas gracias a los freelance, en comparación con lo que movía el capo en sus años de esplendor.
Actualmente, “lo que vemos en realidad es la maleabilidad y la capacidad que está teniendo el narco para adaptarse a la lógica de acumulación de capital en el traslado aéreo”, asevera Bernal Lugo en referencia al peso de la globalización en las operaciones criminales, mismas que se vieron hasta cierto punto beneficiadas, toda vez que el comercio global reduce tiempo y espacio.
A decir de Mazzitelli, “este tráfico [el aéreo] tenía una justificación hace 20 años, ahora se ha vuelto más complejo, los costos son más altos y la posibilidad de detección también. Económicamente es más efectivo enviar un container con una tonelada, que mil mulas. Los freelance pueden hacer varios viajes, pero tarde o temprano se caen o los delatan”.
Y sentencia: “Estos chicos se mueren o los hacen morir”.
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