El ejército nacido del pueblo y para el pueblo, se encuentra en una lucha encarnizada contra los propios mexicanos.
Qué desagradable fue escuchar un discurso del 102 aniversario del Ejército Mexicano, convertido en respuesta a los casos de Tlatlaya y Ayotzinapa, cuando históricamente las tropas de todos los mexicanos combatían contra el extranjero y no en contra de su misma sangre que hoy está derramada por las calles de todo México.
Mexico,D.F 21/Feb/2015 El ejército nacido del pueblo y para el pueblo, se encuentra en una lucha encarnizada contra los propios mexicanos. Defender la democracia y reivindicar las causas sociales; con los ideales, valores y principios que conforman esta institución, ha sido su principal labor desde su formación, esa era su misión y lo sigue siendo, solo que su credibilidad está derrumbada. Hasta antes de la guerra contra el narcotráfico, patrocinada por Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, eran “los verdes” la institución de mayor confianza en los mexicanos.
Pese a que algunos desertores del ejército con el paso de los años, han deshonrado el verde de sus uniformes; la crisis más grande de la Sedena, comenzó durante el sexenio de Calderón, pues los rumores de que los Soldados están entregados al crimen organizado y la Marina, actuaba de forma incorruptible, vinieron en aumento; al sacar sus tropas a las calles, por consiguiente las violaciones a los Derechos Humanos; son y han sido señalados de cometer ataques sexuales y ejecuciones extrajudiciales, sin olvidar que algunos ex militares son y han sido líderes y creadores de bandas delictivas.
El caso de las 22 personas ejecutadas al interior de una bodega en el municipio de Tlatlaya, Estado de México que involucra el 102/o batallón de infantería, es un caso que tiene en entredicho a las autoridades de la Sedena, pues luego de algunos meses de lo acontecido a finales de junio de 2014, tres militares han sido acusados de homicidio y cinco más fueron detenidos; la historia aún no acaba.
La desaparición forzada de los normalistas es el otro conflicto. Casi tres meses después de que se revelara el caso Tlatlaya que parecía significar el argumento perfecto para que las tropas regresaran a los cuarteles; se dio la desaparición forzada de los 42+ 1 normalistas y seis muertos con una veintena de personas heridas. Los hechos se registraron durante la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre del mismo año, este problema ha confrontado a la sociedad con la Sedena, en un ambiente poco favorable para las fuerzas armadas.
A los casos anteriores entre otros, el general Cienfuegos, reclamó: “Existen situaciones sensibles que han despertado el pensar y sentir de la sociedad, las fuerzas armadas no han quedado exentas de dichas reflexiones, en ocasiones se nos ha señalado sin agotar los cauces legales o sin pruebas serias para tratar de desprestigiarnos, y con ello dañar la confianza en nosotros depositada".
Por cierto, en el discurso de poco más de 15 minutos, la Sedena, presumió decomisos de droga, arsenales, unidades motrices y se habló de la reducción de las quejas por parte de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, lo que nunca escuche fue que presumieran al menos una sola detención realizada en los últimos 12 meses y algo que también se les pasó comentar que sus principales agresores son jóvenes menos de 30 y muchos de ellos, sin cumplir siquiera la mayoría de edad.
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