La más reciente masacre en México salpicó a un paraíso turístico del país. Este domingo, a menos de 20 minutos en auto desde la hermosa playa Mamitas, en Playa del Carmen, joya del caribe mexicano, un comando armado ingresó a un bar, disparó a mansalva contra los comensales y dejó seis cadáveres desperdigados en el suelo. Uno más falleció horas más tarde en un hospital en la Riviera Maya.
Las fotografías que este lunes publicaron los diarios de nota roja —cada vez más ocupados ante la violencia que pega en las costas mexicanas— dan cuenta de la ejecución al estilo de los cárteles de la droga: un par de hombres murieron en sus sillas, tan rápido que ni siquiera pudieron levantarse de la mesa; uno más recargado en un cartón de cervezas; dos más bocaarriba, sangrantes sobre el suelo, y uno, muy joven, de no más de 20 años, tumbado en posición fetal, como si hubiera querido esquivar las balas que el grupo que huyó sin ser identificado, hasta ahora, le escupió en el cuerpo.
La matanza de los 7 en el bar Las Virginias, en la popular colonia Villas de Sol, recuerda a la que sucedió en enero, pero de 2017, cuando cientos de personas disfrutaban del cierre de un festival de música electrónica, el BPM, y los balazos se confundieron con los beats de los músicos.
Hombres armados habían llegado hasta las puertas de antro Blue Parrot y dispararon hacia la gente. A unos pasos del mar caribeño, quedaron tendidos los cuerpos de cinco personas, desangrándose entre una estampida de jóvenes aterrorizados.
Las autoridades municipales y estatales dijeron que se trató de una discusión entre particulares que se salió de control. Pero el crimen organizado pronto le enmendó la plana al entonces fiscal de Quintana Roo, Miguel Ángel Pech Cen: el grupo criminal de Los Zetas se adjudicó la matanza con una narcomanta colgada horas más tarde en la Avenida 85 que acusaba que un grupo rival no estaba respetando el pacto acordado con las autoridades estatales de repartir las calles entre vendedores de droga.
Desde entonces, la presencia de los cárteles se volvió un tema imposible de ocultar en Playa del Carmen.
De acuerdo con documentos de la Secretaría de Gobernación y de la Comisión Nacional de Seguridad, a los que el HuffPost México tuvo acceso, durante el mandato de Enrique Peña Nieto, cuatro cárteles de la droga han hecho de Playa del Carmen su territorio de guerra para dominar la venta de drogas, la extorsión y la trata de personas.
Los viejos criminales de los años 90 y principios de siglo, miembros del Cártel de Sinaloa, ahora rivalizan con el cártel más poderoso de los últimos seis años, el Cártel Jalisco Nueva Generación. Y en medio están Los Zetas y el Cártel del Golfo, insistentes en abrirse paso a balazos en la lucha por este imán de inversión nacional y extranjera.
Al mismo tiempo, tres grupos delictivos se venden al mejor postor para asesinar, secuestrar y amedentrar a los playenses: La Barredora, El Basurero y Los Pelones, que en distintas temporadas son los brazos armados de uno u otro cártel.
Según el informe de las agencias de seguridad, detrás de ellos estarían crímenes que recientemente provocaron un tsunami entre los habitantes de Playa del Carmen: el asesinato de "Don Robert", el zar de los giros negros; los asesinatos de joyeros que trabajan en la turística Quinta Avenida; las balaceras afuera de bares como La Rumba Caribe, La Jarra, La Regadera, el Arre; el asesinato del periodista Rubén Pat.
Y, ahora, uno más. La más reciente matanza a solo siete días del inicio de 2019: Las Virginias, Playa del Carmen.
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