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miércoles, 22 de enero de 2025

EL “PASTOR del CONGRUESO MORENO”: “DIBUJAN de PUERCO COMPLETO a DIPUTADO CAMALEONICO que PROFESABA AMOR al CDV y le AGRADECIO FAVORES a MAKI con la TRAICION pero ahora JUEGA a ser SOLDADO de AMERICO”…de la clase de politicos con cada vez menos clase.


Humberto Prieto Herrera, un nombre que en Tamaulipas suena a “reinvención”, aunque para muchos debería resonar como sinónimo de oportunismo. Prieto, con su sonrisa afable y su don de lenguas políticas, ha transitado por un camino lleno de favores recibidos, puñales clavados y lealtades desechables. Pero claro, en el juego del poder, no todos juegan limpio, y Prieto parece ser el capitán del equipo de los que “olvidan rápido”.

Este diputado, que inició su carrera en el PAN bajo la sombra protectora de Francisco García Cabeza de Vaca, pronto demostró que la gratitud no es su fuerte. Aunque no hay registros públicos claros de hasta dónde llegó el apoyo del exgobernador en su ascenso a la diputación federal en 2012, es innegable que Cabeza de Vaca fue su padrino político. 

Pero el joven Humberto, siempre pragmático, decidió que los principios del PAN no eran suficientes para sus ambiciones y, en 2019, renunció al partido que lo vio nacer políticamente. El argumento: “secuestrado por familias y compadrazgos”. Ironicémoslo: parece que la “relación simbótica” con su nuevo partido, Morena, le cayó como anillo al dedo.

Con Morena llegaron nuevos aliados y, claro, nuevos favores por devolver. La exalcaldesa de Reynosa, Maki Ortiz, y su hijo, Carlos Peña Ortiz, lo apoyaron con todo para que lograra ser diputado local por el Distrito 7 en 2021. 

Dicen las malas lenguas que, hasta su papá, un empresario constructor, encontró nuevas oportunidades gracias a los acuerdos con la familia Ortiz. 

Pero, como ya es costumbre en la “manual del priétismo”, los Ortiz pronto se convirtieron en los exbenefactores de Humberto, porque cuando Américo Villarreal ganó la gubernatura, el camaleón político cambió de piel una vez más. De pronto, juró “amor eterno” a la familia Villarreal, olvidando que hasta hace unos meses le debía todo a los Ortiz.

Ahora, desde la presidencia del Congreso de Tamaulipas, Humberto Prieto juega a ser el fiel soldado de Américo mientras mueve las fichas para cumplir su sueño dorado: ser el próximo alcalde de Reynosa. En su mente, tal vez la mejor estrategia para lograrlo sea desterrar a los Ortiz del mapa político local, una movida que suena tan pragmática como despiadada.

Lo que queda claro es que la lealtad nunca ha sido la bandera de Prieto Herrera. Cada escalón que ha subido en su carrera está construido sobre la confianza de quienes lo han apoyado, y cada paso que da parece acompañado de un borrón en su memoria. Prieto ha demostrado que no hay amistad, gratitud ni principio que valgan más que su ambición política.

¿Logrará su meta de ser alcalde de Reynosa? Tal vez. Pero si algo nos ha enseñado su carrera es que, cuando llegue ese día, no será gracias a lealtades, sino a cómo supo traicionar mejor.

Que significa para gobernados

Humberto Prieto Herrera encarna el arquetipo del político oportunista en Tamaulipas, un personaje cuya trayectoria está marcada por la ambición desmedida y la falta de lealtad. 

Su carrera política es un reflejo de las prácticas más cuestionables en la política mexicana, donde el pragmatismo y el interés personal prevalecen sobre los principios y el servicio público.

El camaleón político

Prieto ha demostrado una habilidad extraordinaria para adaptarse a los cambios en el panorama político, transitando del PAN a Morena sin aparente remordimiento. Esta flexibilidad ideológica sugiere que sus convicciones son maleables y se ajustan a las circunstancia$ que mejor sirvan a sus ambiciones personales.

Impacto en los ciudadanos gobernados:

  • Mas desconfianza en la clase política con cada vez menos clase
  • Percepción de que los políticos solo buscan el beneficio propio y el de sus familias, por encima de la etica o la moral e incluso las leyes 
  • Erosión de la credibilidad en las instituciones democráticas donde acostumbran a guarecerse.

Consecuencias para la gobernanza:

  • Inestabilidad en las políticas públicas
  • Falta de continuidad en proyectos de largo plazo
  • Clientelismo político que afecta la eficiencia gubernamental

La ambición como motor

La meta de Prieto de convertirse en alcalde de Reynosa revela que su ambición personal es el motor principal de sus acciones políticas. Esta motivación, aunque común en la política, cuando se lleva al extremo, puede resultar en decisiones que priorizan el beneficio personal sobre el bienestar colectivo.

Efectos en la democracia local:

  • Debilitamiento de la representación ciudadana
  • Riesgo de que las políticas públicas respondan a intereses particulares
  • Posible uso indebido de recursos públicos para fines electorales

El costo de la falta de lealtad

La facilidad con la que Prieto abandona a sus aliados políticos sugiere una falta de principios éticos en su actuar. Esta característica, aunque puede ser vista como una habilidad política, en realidad socava la confianza necesaria para una gobernanza efectiva y transparente.

Implicaciones para los ciudadanos:

  • Incertidumbre sobre la estabilidad de las alianzas políticas
  • Dificultad para confiar en las promesas de campaña
  • Sensación de que la política es un juego de intereses, no de servicio

No es Tamaulipeco

Humberto Armando Prieto Herrera es originario de Hermosillo, Sonora y nació el 6 de agosto de 1985 en Hermosillo.

Estudió la carrera de Administración de Empresas en el Tecnológico de Monterrey, Campus Monterrey y participó en diversos grupos estudiantiles.

Fue miembro activo del PAN desde 2006 y en 2008 se convirtió en el Coordinador de Acción Juvenil en Reynosa,el 2009, Secretario de Acción Juvenil en Tamaulipas,antes de descubrir cual era la esperanza de Mexico y tirar a la basura sus anteriores postulados.

Conclusión

El caso de Humberto Prieto Herrera es otro botón de ejemplo paradigmático de cómo el oportunismo político puede erosionar la confianza pública y comprometer la integridad del sistema democrático. Para los gobernados, figuras como Prieto representan la frustración con una clase política que parece más interesada en el poder personal que en el bienestar colectivo.

La carrera de Prieto sirve como un recordatorio de la importancia de la vigilancia ciudadana y la necesidad de exigir mayor transparencia y rendición de cuentas a los funcionarios públicos de este difuncional sistema. 

Con informacion: HoyTamaulipas/

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